Un Albergue para un Emperador

VI

El Reverendo Jones hacía una caminata diaria para estirar las piernas, era su ejercicio más básico. No era aficionado a hacer mucho de esto. Pero esto lo mantenía fuerte. Conciso, puntual.

Era de altura superior al promedio, vigoroso y musculoso. El cansancio no formaba parte de su vida, había ido en búsqueda de enfermos hospitalarios y haciendo caridad. Era su misión en esta vida. Lo acompañaban en estos servicios el entregado y displicente de Acfred, Betsy y Elián. Los demás no eran muy devotos a ciencia cierta, solo buscaban un lugar donde vivir. Era un cristiano magnífico. Su actitud de siempre era serena pero aguerrida a la par. Su tez morena, poseía una ingenuidad sutil acompañada de una vasta experiencia en la vida. A pesar de su años tenía una jovialidad exuberante y rubicunda.

Conoces la importancias de hacer estos servicios Acfred, pienso que si sigues así podrías ser mi sucesor algún día. Hablaba el Reverendo

Betsy se encargaba de repartir la ayuda alimentaria, Elián repetía versículos de la Biblia de memoria y Acfred era el brazo derecho de el Reverendo.

Los muchachos restantes acompañaban a Manuela, parecía tan fresca, lozana, potente y de mundo, Kendra, Aisha que rebosaba de juventud y Axel deseaban brillar en sociedad. Milos se vuelve el amante en turno de la señora Albert y Jano es el único que se muestra renuente a pesar de que su nombre signifique lo contrario.




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