Un Albergue para un Emperador

VII

La fiesta para recaudación de fondos se celebraría esa misma noche, todos estaban a la expectativa. Los chicos querían estar a la altura de Manuela Albert, era una dama imponente. Kendra se puso guapísima, Aisha deslumbraba a todos, Betsy era discreta, Milos era un galán, Jano conversaba con los invitados que llegaron primeramente. Laia y Acfred se mantenían alejados de todos, se colocaban al margen, era su forma de participar, no participando. El Reverendo Jones no estaba convencido del todo, no era un ser muy sociable pero si sabía que necesitaba fondos para El Emperador. Era un zorro en toda la extensión de la palabra. Había abierto el albergue para ayudar a personas que hubiesen pasado por lo mismo que él antes de encontrar en Dios un puente de salvación. Algunos tenían trastornos mentales, otros conductas de riesgo, otros unos bribones en recuperación.

Manuela Albert era una excelente anfitriona, conversaba con cada invitado con una candidez inusitada, era la alegría de la fiesta. Aunque por dentro esta mujer tenía un cúmulo de emociones en contraste pero comportábase como Atenea. Elián ayudaba al Reverendo a platicar de lo que se hacía en El Emperador, a los futuros donantes.

Se hizo un baile, en el cual Laia y Acfred, bailaron como dos ninfas. El Reverendo se mantuvo al margen, Manuela Albert bailó con Milos, Kendra lo hacía con el invitado más rico y apuesto del lugar, Elián tomó a Aisha y Milos con Betsy. Después se hizo un brindis, en el cual la encargada del discurso corrió a manos de Laia:

El día de hoy doy gracias a Dios que me permite dirigir estas palabras a todos ustedes quienes que al igual que yo elegimos ser parte de El Emperador, con orgullo, responsabilidad y compromiso, en el servicio que me presta y prestamos a la institución, como pilar fundamental el Reverendo Jones, teniendo siempre como estandarte los valores de LEALTAD, DISCIPLINA Y HONOR.

.Manifestarles el significado de esas palabras sería muy reiterativo, en esta oportunidad hablare de cómo me siento y como los veo como compañeros, invitados y maestros de vida. Desde la fundación de nuestra noble institución hemos demostrado con trabajo excelentes resultados a pesar de todas las falencias extrínsecas e intrínsecas que ya conocemos. Nosotros somos la manifestación de la ayuda mutua, del amor, pero además somos la representación en carne viva de la esperanza creciente de un albergue que nos necesita a todos en esta lucha incansable contra la desigualdad, es la lucha que todos debemos librar y que juntos debemos ganar, día a día con nuestro trabajo brindando la ayuda a quien la necesite. Amigos soy Laia, les invito a poner un granito de arena en este camino de compromiso, es un camino lleno de sacrificios lo sé, de desvelos, de días largos, de desazones y alegrías. ¿Quién como nosotros que hacemos de todo para mantener este lugar con vida? después de ayudarnos entre nosotros y al día siguiente estar mejor, ¿díganme quién?, déjenme responder, nosotros que damos alma vida y corazón por esta institución. Ser albergado y asistente no solo es una vocación, sino un orgullo, porque somos héroes con sueldo, por eso al mirarse al espejo no solo vean un rostro, vean a un héroe.

 

Todos ustedes son héroes, al auxiliar a una víctima al hospital de manera eficiente, pronta y oportuna, al recuperar vidas vulnerables, cuando hacen una excelente investigación llegando a la verdad histórica de los hechos culminando en el juicio de la o las personas responsables y sin errores, al apagar el Reverendo y nuestra invitada Manuela Albert salvando el patrimonio de las personas damnificadas, héroes al apagar un incendio forestal porque cuidamos la fauna y la flora, seres inocentes que vemos destruidos nuestros hogares por diferentes razones, pero que ven al filántropo, al caritativo, al que dedica su vida a la labor de los demás como su salvador, cuando rescatamos animales en cautiverio, cuando frustramos un atraco, mencionar más ejemplos de lo que hacemos en nuestros servicios cotidianos no podría terminar. De algo tienen que estar seguros todos ustedes son héroes, héroes anónimos,que en el lecho de nuestra muerte nos marcharemos con la frente en alto, llenos de orgullo de haber ayudado a la gente que más nos necesitó, hago mención con mucho orgullo de un par de versos del himno al leopardo que dice:

Los ángeles dirán aquel es el mejor de los que van con Dios a combatir el mal.

En esta mañana, puedo decir que me siento orgullosa Laia de ser servidora como ustedes, me siento orgullosa de contar con hombres y mujeres de honor, les agradezco haberme escuchado, como el Reverendo Jones: versículo 28 "Dios ha ordenado tu fuerza". Gracias.

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