Un Albergue para un Emperador

XVI

La niebla se esparció por todo Turbon. 

 

-Viene para acá Acfred, amada mía Laia. Acompañado del Reverendo y los otros intrusos, más el alguacil. Pero no estés tan segura de tu salvación. Se expresa con todo su amor y odio Elián

-Puede ser que cumplas tu cometido Elián, pero eso no te durara para siempre, hay un Dios por encima de ti. ¿Ya no recuerdas las enseñanzas del Reverendo? Dice Laia

-Prefiero vivir un día de pie que mil arrodillado, Laia, conozco los preceptos de Jesús, fui el mejor alumno, el más brillante de todos ustedes.

-Y el más arrogante también...

-Es demasiado tarde para cambiar mis preceptos, tomaré malas decisiones si es necesario. Eres muy cuadrada Laia.

-Tómalas pero sin mí Elián.

 

La ignora.

 

-Los perros tomarán por sorpresa a los invitados, más esos monstruos voladores que andan por el cielo.

-Me espantas Elián, como puedes tener tanto poder maligno. Eres un hijo del maligno.

-Seguramente querida mía, siempre he creído en Dios pero no soy cercano a sus enseñanzas, ser yo un esclavo, ja, ja ,ja siempre he defendido la libertad. No obedecí a mi padre terrenal, tú crees que obedeceré totalmente a tu Padre Eterno... Hacerle loas en el Cielo por toda la Eternidad, me parece una blasfemia. No querida se lo que soy, soy un hombre seguro de sí mismo. Solo tomaré lo que me sirva de tu Dios. Lo demás lo quemaré en mis pensamientos. Me duele sí, tomar mi propio camino, pero prefiero mil veces ser mi propio verdugo a que alguien más me venga a decir como vivir. Virgenes intrusas, sumisas y calladas no quiero eso para una mujer. Los santos son los más apreciables, porque sufrieron en vida tormentos parecidos a los míos, pero como yo soy un hombre fuerte, los he resistido todos. Regresaré golpe por golpe, de eso puedes estar segura Laia, se que en el fondo me entiendes, que eres muy parecida a mí, un alma afín.

 

Un largo silencio se hizo entre Laia y Elián.

 

-Tienes razón Elián, yo siento como tú, antes de entrar al Emperador viví eventos sexuales que me llevaron a la irreflexión, a la frustración sexual. Estuve reprimida toda mi vida. Soy una mujer lujuriosa, que disfrutaba dominando a los hombres y explotando sus debilidades como la lujuria y los celos. Porque no soy genuinamente buena. Miento todo el tiempo. Para ver si la maldita vida me regala algo de lo que me pertenece. No amo la vida, de hecho vivo una vida que no quiero vivir. Es sumamente desagradable codearme con personas arbitrarias y pueriles. A veces sigo teniendo deseos de acabar con alguien, por el odio que le tengo a mi padre o acabar conmigo misma. Pero algo me detiene querido Elián y ese es Jesús, su promesa hacia mí de una nueva vida. De dejar atrás a mi padre y mis circunstancias. Soy también una mujer fuerte y hermosa. Lo sé, no tengo falsa modestia. Estoy enferma Elián, ni tú mismo lo sabías. Soy una luchadora y una moribunda. Esperaré un poco más, mi promesa. Jesús me sigue salvando la vida. Así que decide Elián, mátame o déjame ser libre para morir pidosamente.

 

Laia "la que habla bien" dejó estremecido al propio Elián "hombre brillante". Pero Elián era esquizofrénico y escuchaba la voz de Kellen V.

 

-No puedes perdonarla Elián, tienes que matarla. Es el mandato. No muestres piedad, nunca la mostraron contigo.

-Déjame Kellen, por favor. Es la mujer que amo y está enferma, acabas de escucharla, que más da que viva o muera. 




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