Un Albergue para un Emperador

XXI

-Decido dejarlos Acfred y a usted mismo Reverendo Jones, su camino no es mi camino. Maldigame desde ahora como Dios hizo con Lilith, solo por pensar a mi manera. Alega furiosa Laia

 

Ya sin Laia, Acfred y el Reverendo estaban arruinados. Axel, Elián, Laia y las glamorosas desaparecieron de nueva cuenta. Quedaron a merced de Milos y Aisha la distracción. El Reverendo usando el poder del Espíritu Santo mandó maldecir a los dos.

 

-Orillándote a que el cansancio, el aburrimiento y la falta de atención te condenen al infierno por haber tenido tantos errores en contra del Señor tu Dios. A realizar actos inmorales, llegan a tu vida para involucrarte en cualquier situación en la que te sientas tentado a pecar en contra de tus principios, faltándote al respeto Milos y Aisha permitiendo que otros lo hagan y desvirtuando todo lo que te han enseñado, lo que la sociedad ha impuesto para llevar una vida moral. La venganza no se apartara de ustedes si lo que sienten es una insaciable sed de devolver el mal que otros les han causado. Como yo a ti Aisha, perdón. Pisando tu sombra, pues estos ángeles desterrados intentarán condenarse a una vida de rencor para que actúen en contra de quienes creen que les han hecho daño y así recuperar lo que sienten que les he quitado. Dispara Milos, no temo a la muerte. Temer no es un pecado, pero dentro de este mundo oscuro también existe una criatura que hace que los seres humanos suframos por todo lo que nos aterroriza, es Kellen V. exacerba nuestras inseguridades, nos crea miedos infundados y nos priva de todo aquello que no nos atrevemos a vivir. Ustedes Milos y Aisha son la envidia y la avaricia. El «el rey de los demonios», ansioso de sangre y capaz de alimentarse de los corazones de las personas, ha influido en sus pensamientos y sentimientos para llenarlos de envidia, volverlos avaros, deseosos de poder y entonces absorber el odio que crece en ustedes para volverse unas criatura más poderosas. Son unos muertos en vida.

 

Milos disparo hacia el Reverendo, cayendo muerto, al instante. Solo queda Acfred. 

 

-Ahora presentó la figura de una mujer coronada con una diadema centelleante de piedras preciosas, tengo el poder para liderar doscientas legiones de rebeldes y de mis fuerzas para crear caos a través de las manos de quienes se dejan llevar por el deseo de mi cuerpo, del engaño y la mentira. Vomita para sí la narcisista de Aisha

-Mientras yo Milos soy descrito como un ser de tres cabezas cuyo cuerpo está cubierto por voluptuosas formas. Incita a algunas mentes a transformar la realidad, a ocultar la verdad y tergiversar los hechos para lastimar a los demás y para mi bien; poder con el que puedo destruir cualquier lazo importante entre otra persona y tú Acfred. 

-La impureza los acompañará a los dos hasta la muerte como bien lo dijo el extinto Reverendo, cuando caemos ante la pecaminosa tentación que el placer supone para todos los seres humanos, estamos cediendo ante el demonio, el puede poseer las almas de hombres y mujeres que se dejan llevar por lo que decidirá por sus cuerpos. Dice alerta Acfred

 

Los dos pillos Milos y Aisha los más hermosos de la región, dejaron ir a Acfred, solo están preocupados de sí mismos y su satisfacción. 

 

-¿Quién dijo que éramos los últimos? Pero si lo más hermosos... Repiten satisfechos para sí los dos coronados 

 

Ahora Acfred podía huír o buscar a Laia solo, pero ella se ha había ido finalmente por libre albedrío. Después de todo Acfred no era perfecto como todos los hombres, como podían Milos y Aisha salir premiados en virtud maligna y él no. Toda su vida había sido iun perezoso, lo que lo había hecho terminar en El Emperador, a pesar de ser un hombre de familia, un junior. Se le apareció un espíritu maligno de aspecto indolente al que muchos hechiceros perezosos solían invocar para que les diera la habilidad de inventar dispositivos que les permitieran trabajar menos. De vaciar las mentes, no porque las deje sin conocimientos, sino porque las deja sin la ambición de aprender, de crear o descubrir. Pero la pureza de Acfred no permitió caer ante el espectro y siendo rechazado en nombre de Jesús. Pero ahora odiaba todo el mal que se había provocado pero sabía que no debía permitirselo, no podía convertirse en un demonio del odio, de la peor especie, no podía convertirse en un ser oscuro que no sabe cómo amar ni ser amado, por lo que prefiere odiar antes que no sentir nada. Si regresaba a casa al lado de sus padres necesitaría dinero, el dinero no da la felicidad, pero si es un móvil fuerte. La riqueza, ¿de dónde la obtendría? Podría ser «el príncipe de los dominios», pero tendría que romper su voto de pobreza y así obtendría la riqueza deseada, pero a borbotones, a millares. ¿Y si lo material fuera lo más importante? Todo es posible. No había sabido amar a Laia por eso se había ido, sus padres no se lo enseñaron. Poderoso diablo se convertiría para ir detrás de Laia y convertir este sentimiento en una obsesión, en que la mente confunda entre compartir y poseer, entre amar y necesitar. Dios siempre le había pedido paciencia, ¿pero para qué? La impaciencia, a pesar de ser un demonio de orden menor, es considerado como el diablo de la salud, pues es un príncipe oscuro con el poder suficiente para ir detrás de lo quería sin esperar tanto.

 

 

 

 




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