Un amor a través de los tiempos

Parte 2

— Que rara la actitud de esas personas — comentó Katalina, curiosa, a su novio.

— Es que yo... desciendo de uno de los señores del lugar, mi apellido en mi idioma significa Empalador.

— ¿Uno de tus antepasados es Vlad Tepes? Que interesante ¿Por qué no me dijiste antes?

— Hay gente que me teme por eso de los vampiros. No tengo su apellido... porque desciendo de una rama no legítima.

— Entiendo ¿No me chuparas sangre supongo? jajaja

— Para nada querida.

— ¿No me habías contado por miedo a que yo creyera lo que se dice? — preguntó luego de meditar un rato.

— Exacto.

— Que tontito, no soy supersticiosa, y aunque fueras un vampiro, te amo, nunca te tendría miedo.

Entre los viajes de negocio y los arreglos para la boda, ya estaba por llegar la fecha, donde iba siempre era lo mismo, escuchaba rumores que se casaba solo por interés, con tal que yo y Vladimir sepamos que es mentira es lo importante se decía la mujer, y seguía con los negocios, por suerte eran poquísimos quienes asistirían al matrimonio.

La noche antes de la actividad, la mujer sintió música muy suave, se asomó a la venta del cuarto que usaba hasta que se casara, para cumplir la costumbre de no ver al novio hasta luego de la ceremonia. Cerca de donde empezaba el bosque vio una silueta, estaba segura que era la de su futuro marido, le llamó tanto la atención, que se vistió y lo siguió de lejos, hasta que llegaron a un claro en la floresta, había luna llena, vio varias mujeres que brillaban, sus cuerpos eran traslucidos, bailaban entre ellas, en pequeños grupos, había jóvenes, viejas, unas con ropa modera, otras antiguas, una estaba sentada en un tronco, tuvo que ser ayudada por otras para cambiar de lugar.

El hombre miraba a todas, sentado desde un tronco.

— Katalina, sé que estas aquí, ven.

Ella se sentó a su lado.

— Vladimir, ellas parecen fantasmas — dijo fascinada más que asustada, algo en ellas se le hacía muy familiar.

— Debo hablar contigo — le tomó las manos, nervioso.

— ¿Qué te ocurre?

— Debo contarte una historia, por favor no me interrumpas hasta que termine.

"Había una vez un noble que amaba mucho su tierra, era el siglo XV, Valaquia era su vida, no fue más malo que otros, pero en la historia quien es el villano depende de quienes ganan la guerra, y las mentiras colman los relatos. Este aristócrata hizo lo necesario para que su pueblo no fuera tomado por los otomanos, o quienes quisieran quitarles su libertad.

Él se llamaba Vlad, fue en quien, siglos después se inspiró el Sr. Stoker para crear su personaje Drácula.

Debido a la férrea defensa de su pueblo, el sultán Mehmed II decidió tomar venganza de una forma terrible, buscó al mejor hechicero que pudo encontrar y le ordenó maldecir al hombre con la vida eterna, eso a él no le hubiera importado, así podría cuidar a su tierra siempre, pero... — su voz tembló al hablar — pero estaba enamorado de una doncella, ella era muy dulce, de un corazón claro como Vlad nunca había visto.

Al saber del conjuro, él perdió la razón, se volvió más cruel que antes para proteger a su amada, temía que pudieran matarla, y sin ella a su lado no le interesaba seguir viviendo.

Lamentablemente eso hizo que la gente, incitada por traidores, lo matarán de una manera brutal sin saber que pronto él reviviría. Ellos además tomaron la vida de la mujer. Él volvió a la vida, pero ella no, la llevó a un despoblado y la enterró, se quedó por muchos años allí, oculto de los pobladores, con el tiempo se fue a un pequeño castillo donde empezó a vivir tratando de pasar desapercibido, hasta que una noche de luna llena, el noble vio una silueta en este claro, era la de una mujer joven, aunque era distinta físicamente, el vio el alma de su amada en esa imagen, buscó una explicación, así descubrió que el embrujo era más terrible de lo que pensaba, él tenía vida eterna, en cambio ella renacería en un sin fin de reencarnaciones, que él vería en las noches de luna llena, pero no podía dejar la tierra que había protegido para buscarla.

Desde ese momento él sufría lo indecible al verla y no poder ir encontrarse con ella, con los siglos amasó una fortuna con los tesoros que había escondido, creó un gran imperio comercial, así cuando ella renacía, con su imagen podía contratar quienes la buscaran, al llegar la tecnología fue más fácil para él encontrarla... encontrarte".

Ella escuchó asombrada, no podía ser verdad lo que le dijo, era una locura, miró a las figuras femeninas, que la miraban sonriendo, aunque no había dos iguales, todas tenían un lunar cerca de su labio derecho, y otro en su hombro izquierdo.

— Entonces yo... yo...

"También tengo esos lunares en los mismos lugares".

— Te has llamado Erika, María, Lilianne, Mei, Fernanda, Viveke... sé que podríamos habernos casado y no haberte contado nada, pero no quiero ocultarte nada, soy Vlad Tepes, el empalador.

— Esto es una locura, no puede ser cierto.

Corrió al castillo, horrorizada, se encerró en su cuarto, pensando en lo que le dijo, seguramente había perdido la razón pensó.

— Amo a un loco ¿Qué debo hacer? Lo llevare a un buen centro, allí lo ayudaran — lloraba silenciosa, hasta que él tocó a la puerta.

— Katalina, abre por favor.

— Ándate, no quiero verte por ahora.

— Por favor, debemos hablarlo, ábreme.

Cuando la mujer por fin se animó a abrir la puerta, vio a su novio con una pistola en la mano. iba a cerrar pensando que la atacaría, pero se disparó a sí mismo, en la cabeza.

— Amor — se tiró al suelo y abrazó el cuerpo inerte — nooooo, ya había pensado en una solución, no debiste hacer esto... TE AMO.

Al sonido del arma llegó el Sr. Angajat, que quedó de pie, quieto. Ella lloraba desconsolada.

— LLAME A LAS AUTORIDADES.



#20728 en Novela romántica

En el texto hay: pasado, misterios, muerte

Editado: 02.07.2021

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