Un Amor Incondicional

Capitulo II - Regreso al pueblo

Cuando llegó al pueblo eran las once de la mañana y lo primero que hizo fue ir a casa de Esperanza, llamó a la puerta, pero no había nadie, él insistió, de repente por debajo de la puerta sobresalió una nota, el muchacho se agachó y la recogió, esta decía.

Amor mío, no puedo abrirte, después te cuento detalladamente, te espero en nuestro sitio especial a las ocho de la tarde, con todo mi amor, Esperanza.

A continuación, Manuel se dirigió a casa de sus padres, cuando entró por la puerta su madre estaba en la cocina preparando la comida, él en silencio se acercó a ella y tapándole los ojos le preguntó ¿quién soy?. Su madre emocionada al escucharlo no le salían las palabras, las manos del muchacho empezaron a humedecerse por las lágrimas que a su madre le caían por su rostro, fue en ese momento cuando Manuel le retiró las manos de los ojos y le dio la vuelta a su madre, fundiéndose en un abrazo que duraría varios minutos. Su madre, entre lágrimas, preguntó ¿hijo mío, dónde has estado?, él con un tono de voz muy suave le diría, tranquila madre ya estoy aquí.

Cuando su madre se tranquilizó, invitó a su adorado hijo a sentarse, su madre insistió, ¿dónde has estado?. Madre, he estado en Madrid, ella alegre por tenerlo en casa, pero disgustada por qué habían pasado tres años sin saber de él, le preguntó, ¿por qué no has escrito?, él le respondería. Madre te pido perdón, pero he tenido muchos problemas y cuando quise escribir ya estaba de regreso, estuve trabajando con un hombre que tenía un Restaurante, me dio alojamiento y comida, apenas tenía tiempo para salir a pasear. La madre muy enfadada le dijo, ¿te haces una idea del calvario que he vivido estos tres años?, él insistió llorando como un niño, madre lo siento mucho no quería hacerte sufrir. Él muchacho preguntó ¿y padre?, la madre antes de responder, tomaría aire profundamente, después de unos segundos le diría, padre murió hace un año hijo mío. La cara del muchacho se quedó blanca y entre balbuceos, preguntaría, ¿qué le pasó madre?, ella le expuso lo siguiente. Trabajando en el campo tuvo una caída del tractor, con la mala suerte de que una pierna se le quedó atrapada debajo una rueda, una vez en el hospital se la amputaron para evitar la gangrena, después de esto pasaba los días en cama. Perdió el apetito y enfermo de neumonía por el invierno tan frío que tuvimos aquí, trataron de salvarle la vida, pero tardaron demasiado en llegar al pueblo los médicos, aunque intentaron reanimarlo ya era tarde. Manuel empezó a reprocharse el no haber estado en la casa en ese momento, su madre le decía, tranquilo hijo él siempre entendió que te marcharas a escondidas, sus últimas palabras fueron que te dijera que te quería. La madre le preguntó a su hijo, ¿has visto a Esperanza?, el muchacho respondió que había quedado con ella esa misma tarde, aunque la madre sabía que le esperaba una mala noticia a su hijo. Esta no le dijo nada por qué pensó que lo mejor sería que se enterara por su amada, después de comer la madre le dijo a su hijo que su habitación estaba tal y como la había dejado, que se fuera a descansar un rato. Manuel entró en su habitación donde durante varios minutos observando a su alrededor, se derrumbó recordando todo lo vivido en su pueblo, pues tuvo una buena infancia, buenos amigos, algo que había echado de menos durante su estancia en Madrid.

Esa tarde cuando salía de su casa, coincidió con un amigo de la infancia. Patricio había sido el amigo que todos tenemos siempre a nuestro lado, cuando se vieron se abrazaron, Patricio le ofreció a su amigo Manuel que le acompañara a la Taberna a tomar algo, él aceptó pues le quedaba un tiempo disponible antes de reunirse con su gran amor. Manuel le preguntó a su amigo que había sido de su vida, este le respondería que pocos meses después de haberse ido él del pueblo, recibió una carta de Barcelona de un tío suyo, dónde le ofrecía trabajo y casa, pues solo tenía que sacarse la licencia de conducir profesional.

El tío de Patricio se dedicaba al transporte nacional y a los pocos meses de estar Patricio en Barcelona conoció a la que actualmente era su mujer, que cuando tenía ruta con el camión Barcelona-Madrid, aprovechaba para hacer el descanso en el pueblo y aprovechaba para ver a sus padres. Al terminar Patricio le preguntaría, ¿y tu Manuel que es de tu vida?. Manuel le contaría la vida que tuvo en Madrid, lo duro que lo pasó los primeros nueve meses, pero que tuvo la suerte de conocer a un hombre que le ayudó a salir adelante, que este hombre había enfermado de cáncer y había decidido vender todas sus propiedades, quedando Manuel sin trabajo y decidiendo regresar al pueblo en busca de Esperanza.

Siento mucho amigo lo que tuviste que vivir, le diría Patricio a Manuel, este mirándolo muy serio le respondería, no te preocupes amigo, de esa época aprendí mucho y pasó por qué tenía que ser así. Si me disculpas Patricio me tengo que marchar, tengo algo que hacer que no puede esperar, su amigo le diría ves tranquilo, nos vemos pronto.

Manuel se dirigió hacia las afueras del pueblo para encontrarse con Esperanza, llegaría al algarrobo donde se dieron su primer beso minutos antes de la hora concertada. Unos minutos más tarde de la hora prevista aparecía Esperanza. Manuel al verla a la distancia se dio cuenta de que estaba más enamorado de ella que cuando se marchó, la muchacha tenía unos ojos azules como el cielo, un pelo largo hasta la cintura rizado, unas pestañas largas y una sonrisa única.

Manuel al verla salió corriendo a su encuentro, ella al darse cuenta de que él salió en su busca, hizo lo mismo que él y se fundieron en un abrazo, rodeados de pasto verde, montañas, el canto de los pájaros y el ruido del agua que corría por el río como sonido de fondo. Después de varios minutos abrazados. Esperanza le dijo al oído a Manuel, mi amor tenemos que hablar, el sorprendido la invitó a sentarse bajo su árbol, ella le diría a continuación, mi padre me ha comprometido con el cacique del pueblo, me caso en dos semanas, pero te amo a ti.




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