-¿Lista?- dijo padre, estando frente a mi.
-No, pero vamos- dije y sonreí.
-Nico vendrá por ti en la salida- dijo y besó mi frente.
-Hasta pronto- dije y entré al edificio.
El lugar es un edificio como si fuera una empresa con oficinas modernas, pero es un lugar educativo. Las pareces son claras y tienen fotos enmarcadas con diversos recuerdos plasmados en papel. Es como cualquier otra escuela.
-Hola. ¿Tu eres Aixa Raimondo?- me preguntó un chico, tocándome el hombro, por detrás y lo miré.
Él es castaño claro, de ojos marrón con destellos en verde, bastante parecido a Nico. Es una media cabeza más alto que yo.
-Sip- dije.
-Soy Bruno, es estaba esperando- dijo-. Como representante de la clase, te mostraré la escuela, a pedido del director.
-Está bien- dije, con una sonrisa.
(...)
-Y por eso no deben mezclar todas las sustancias a la vez- dijo el profesor de química, estando frente a todo el curso, fuera de la escuela.
Reí avergonzada en voz baja.
-Pueden irse- dijo y cada uno se fue con su grupo de amigos.
-Primer día y ya estás creando problemas- dijo Bruno y empezó a reír.
Salimos de allí con nuestras cosas y salimos a mitad de mañana, por el pequeño gas nocivo que cree sin querer.
-¿Alguien te viene a buscar?- me preguntó mi nuevo amigo.
-En unas horas viene... No pensé que saliéramos tan temprano- comente-. Supongo que esperaré aquí un par de horas.
-Iré a visitar a mi hermano en su nueva casa, si quieres puedes acompañarme- dijo-. Te caerá bien.
-Está bien- dije un poco insegura.
Empezamos a caminar y luego de un rato de estar perdidos, llegamos al mismo barrio que en dónde vivo.
Llegamos a una casa igual a la mía, pero pensé que era una coincidencia.
-¡Hermanito! Vine de visita y no sabes con quién me encontré- dijo Bruno, entrando, como si fuera su casa, mientras yo espero en la puerta.
-¿Que haces aquí? Deberías estar en el cole...- dijo Nico, limpiando sus manos en un trapo, llegando desde la cocina-. ¡¿AIXA?!
-¿Ya se conocen?- dijo Bruno, mirándonos a ambos.