-Señorita Raimondo- dijo alguien y miré.
-Ve con él- me dijo papá, con una sonrisa-. Aquí te esperamos.
-¿Puedo ir con Nico?- pregunté, abrazándolo a él.
-Aixa, debes venir sola- dijo el hombre vestido de blanco.
-Voy con Nico o no voy- dije, muy decidida.
-Señorita...- dijo, pero lo interrumpí.
-Él o nada- repetí.
El hombre me miró a los ojos y suspiró.
-Está bien- dijo al ver que no me movería y sonreí.
Fuimos a la habitación, la cual era de color negro y hay en el centro una silla, frente a una larga mesa donde hay tres personas sentadas, vestidas con capas blancas las cuales no dejaban ver sus rostros.
-Aixa Raimondo- dijeron las tres voces, las cuales identifiqué como una de una mujer joven, otra de un adulto mayor y un pequeño niño-. Siéntate.
-No tengas miedo- me dijo Nico, sentándose en la silla, poniéndome a mi sobre su regazo, abrazándome por la cintura.
-¿Cómo estás?- preguntó la mujer-. Pensé que estabas en contra del cambio de cuerpo.
-¿Qué?- exclamé confundida.
-Señorita Presente, ella no es la mujer que usted conoce- dijo Nico-. Bruno ya llamó informado la situación, ¿verdad?
-Entonces, la reencarnación de la guerrera está despertando sus poderes- dijo la voz del hombre.
-Aún no inició, pero los primeros indicios aparecieron- informó mi amigo.
-Tenemos que revelar sus viejos recuerdos- dijo el niño-. Es por su seguridad.
-¿Qué recuerdos?- pregunté confundida.
-Señor Raimondo, lleve a su pareja a la sala número seis. Los profesionales le inyectarán R57 y cuando despierte pueden retirarse- dijo la mujer.
-Gracias por todo- dijo Nico y me miró, sonriendo, acto que me tranquilizó por completo-. Vamos.
Sonreí y nos fuimos a la habitación indicada, donde luego de avisarle a papá, me acostaron en una cama un poco incómoda.
-Pequeña, te dolerá solo el pinchazo, pero luego estarás mejor- dijo Nico, agarrando mi mano.
-Está bien- dije.
-Estoy contigo, no te preocupes- me dio un beso en la frente.
-Cierra tus ojos y cuenta hasta tres- dijo el hombre de bata blanca que estaba a mi lado.
Obedecí y al llegar al último número, me dormí.