Llegamos al río. El agua es cristalina y se ven pequeños cangrejos pasar de un lado a otro, escondiéndose de los "invasores". Sin querer pisé uno de estos, me gustó la sensación, pero no quiero volver a descontrolarme.
Nos acomodamos bajo unos árboles, donde hay sombra. Los chicos rápidamente se quitaron sus remeras y corrieron al agua, jugando como niños pequeños.
-¿Me ayudas a colocarme bloqueador, por favor?- le pedí a Julieta, quien está a mi lado, ambas sentadas en un lado.
-Claro- dijo y me quité la remera para que me ayude.
Escuchamos un silbido y ambas miramos hacia el agua. Los chicos nos miraban raro.
Al terminar de colocarme el protector solar, me quité el short y empecé a jugar en la arena.
Vi como la sombra de alguien estaba frente a mi y al segundo, estaba en brazos de Nico.
-¿Qué haces?- pregunté, abrazándolo con fuerza.
-Vamos al agua- exclamó y nos lanzó a ambos.
Por suerte esa parte es mucho más profunda, por lo que no nos lastimamos, pero el agua estaba más fría.
Saqué la cabeza fuera del agua.
-¡Hey!- me quejé e intenté irme-. ¡Está helada!
-Exagerada- dijo Julieta desde la arena, con un libro en manos.
Con un poco de magia, la elevé en el aire, dejando que su libro cayera bruscamente y atraje a mi amiga a mi lado, metiéndola junto a mi.
-¡Está muy fría!- se quejó ella.
Abracé a mi novio, ya que me da su calor corporal.
No pasó ni diez segundos cuando un chorro de agua fue directo a mi cara. Miré a Bruno, quien tiene una bolsa con pistolas de agua.
-¡Que empiece la guerra!- gritó y lanzó las diferentes armas.
Cada uno agarró la suya y combatimos todos contra todos.
Justo cuando iba a vengarme de Bruno, él desapareció y apareció en otro lado.
-¡Se vale utilizar magia original!- gritó.
Sonreí divertida.
Cree una burbuja de aire, que me eleva y evita que me toquen, mientras disparo al resto, que cada cual con su poder esquiva al resto.
Justo en ese momento, la película volvió a mi cabeza, como con un déjà vu. La situación era la misma, lo diferente era que no utilizábamos armas y solo se permitían poderes originales.
Caí al agua rápidamente y todos se detuvieron, para acercarse a mi, rápidamente. Vi sus expresiones de terror y reí.
-Hace mucho que no hacíamos esto- dije y sonrieron aliviados.
-Que bueno que vas empezando a recordar todo- dijo Mauro.
-¿Quien quiere helado?- preguntó Ángela, desde la arena, con una caja en manos-. Los compré mientras jugaban.
-¡Helado!- exclamé y corrí hacia allí, junto al resto, para disfrutar del delicioso y frío aperitivo.