-Niiicooo...- exclamé, alargando las letras.
-¿Qué pasa, mi reina?- respondió y me senté en su regazo, abrazándolo.
-Adivina que tengo...- dije y le besé el cuello.
-¿Sueño?- dijo y le miré, sonriendo.
-Chi- dije-. ¿Cómo lo supiste?
-Siempre tienes sueño- comentó, riendo.
-Ya está la cena, par de tórtolos- dijo Mauro desde la puesta y me sonrojé.
-¡Papáááá!- dije, alargando nuevamente las letras.
-¿Qué pasa?- dijo él, riendo divertido.
-Tengo sueño- me quejé.
-Cena y ve a dormir- respondió-. Pero no te pases por alto el baño.
-Lo se- dije.
Fuimos a cenar y luego de bañarme con Nico, a dormir.
(...)
-Buen día, mi amor- me dijo Nico, mientras me abrazaba.
Sonreí y le di un beso.
-Buen día- respondí.
Me levanté y estiré todo mi cuerpo, haciendo pequeños crujidos.
-Estoy crocante- dije divertida.
Desayunamos y al poco tiempo, llegó la pareja faltante.
-¿Qué haremos hoy?- preguntó Alejo.
-Pensaba que deberíamos comprar más comida- dijo Mauro, que es quien cocina-. Y galletas... Galletas de chocolate, por lo posible.
A padre le encantan las galletas de chocolate. Puede alimentarse solamente a eso y es feliz.
-Hay un mercado a unos pocos kilómetros de aquí- dijo Julieta.
-Vamos- dijo Bruno-. Y compremos yogurt de vainilla.
(...)
-¡Corran!- gritó Alejo y todos salimos fuera de la cabaña.
Esta se estaba quemando de a poco, todo lo que estaba a tu paso estaba destruido.
Entre todos, intentamos apagar el fuego, pero era imposible.
Me alejé y empecé a buscar una señal de por qué se originó. El novio de Alejo, Luke, estaba a un lado de la casa, con una llama de fuego en su mano, dirigiéndola a lo que antes era un lindo hogar.
Me acerqué a él. Mis brazos empezaron a brillar de nuevo.
-¡¿Cómo te atreves a hacer esto?!- le grité, lanzándolo hacia el cielo, donde empezó a caer brutalmente.
Él sonrió divertido.
-Tengo órdenes que cumplir- dijo y lo estrellé contra el suelo, dejándolo adolorido.
Lo azoté varias veces al ver su sonrisa.
-¡Eres un maldito!- grité con odio y lo alejé lo más posible, mandándolo cerca del río.
Volé hacia allí y lo empecé a ahogar con mis propias manos. Se que no lo matará algo tan simple, pero merece sufrir.
-Debería matarte- dije con repulsión.
-¡AIXA!- gritó Alejo y se acercó a su pareja, para salvarlo-. ¡¿Acaso ya no viste sufrir lo suficiente como para arrebatármelo a él también?!
-¡Él quemó todo!- me defendí.
-¿Qué?- dijo y miró a su pareja-. ¿Qué está diciendo esta loca, mi amor? ¿Puedes creerlo?
-Es verdad- dijo Luke y escupió sangre, luego del golpe que Alejo le dio-. Solo sigo una orden. Aunque violarte ha sido lo mejor de todo, estúpido homosexual.
-¡¿QUÉ?!- gritó el conejo y lo empezó a golpear.
-Hazte a un lado- ordené, fuerte y claro.
-¡Yo no sigo tus ordenes!- gritó y lo azoté contra un árbol lejos del agua.
-¡HE DICHO QUE TE HAGAS A UN LADO!- grité y lo azoté contra unas piedras.
-Supongo que es mi fin- comentó Luke, riendo, como si le hubieran contado el mejor chiste del mundo.