-¡Bájame!- grité desesperada-. ¡ME RINDO!
Natasha me dejó en el suelo, riendo.
-Era broma- dije y la elevé en el aire, inmovilizándola-. Yo también puedo volar, no me da miedo.
Ella sorió.
-Te has vuelto fuerte, enana- dijo y sonreí.
-Lo que sea por él- afirmé.
-¡Chicas!- dijo Nico y liberé a Natasha, quien con sus alas aún en forma humana, voló hasta el suelo, para no caer bruscamente-. Vamos a cenar, que luego llegamos tarde y aún se deben preparar.
-Okey- dijimos.
Hoy sería por fin legal en el mundo mágico. Mañana sería mi cumpleaños número 100, por lo que en la noche, haré el papeleo y así poder ciudadana legalmente mágica.
(...)
-¿Esto es necesario?- pregunté, un poco nerviosa.
-Completamente- dijo una señora vestida de blanco.
-Está bien- dije.
Me coloqué la falda corta con el cros-top blanco y zapatos de taco blancos, que solo tapa lo esencial.
-Aixa Coronel Raimondo- dijo Adrian y me miró-. Ese atuendo te sienta genial.
-Gracias- dije, si mirarlo.
-Ser ciudadana mágica implica muchas cosas- dijo él, como si fuera un robot programado para repetir esto-. No tienes que avergonzarte de lo que eres. No te arrepentirás de lo que hagas y te harás cargo de tus propios errores. Todo lo que digas en la Corte se puede usar en tu contra. Se respetuosa y nunca niegues ayuda. No olvides tus principios y moral La familia eral lo es todo. Protege a los tuyos y te protegerán a ti. ¿Aceptas ser ciudadana mágica? Al acceder, no puedes volver atrás y si te niegas, en caso de que suceda algo, se te eliminará.
-Acepto la base de condiciones- dije, con gracia.
Él se acercó a mí, para colocar su mano sobre mi espalda, donde sentí un gran calor, que me quema, aunque no lloré ni nada.
-Bienvenida a este mundo- dijo y una chica me trajo una bata-. Puedes irte.
Salí de allí y me coloqué mi ropa normal, para volver donde me esperan mis amigos.
-¿Cómo te fue?- me preguntó Nico.
-Ya soy legal- dije, con una sonrisa.
-¡Esa es mi chica!- dijo y me abrazó, para luego hacerme girar en el aire.
-¡Felicidades!- dijo Julieta y me abrazaron todos.
-¿Vamos a celebrar?- propuse, como una adolescente emocionada por hablar de su pareja.
-¡Vamos!- exclamaron Natasha y Julieta, muy felices.