Un Amor Singular

Capítulo 4º Palabras Peores Que Golpes

Sus manos temblaban mientras apretaba aquella carta entre ellas, no sabía cómo reaccionar, estaba conmocionado.

— ¿Ocurre algo? — Adrián se acercó.

—T-tú… ¡Lo sabes perfectamente! — Su reacción desconcertó al pecoso.

— ¿Eh?

—Esto — Mostró la carta — Tú la hiciste… ¿En que estabas pensando?

— ¿Qué? Eso…

— ¿Eso qué? — Su tono era de ofendido.

En ese momento, alguien inoportuno le arrebató la carta sin que pudiera evitarlo.

— ¡Vaya, Lucas! ¿Qué es esto? — Augusto fingió sorpresa.

— ¡Dámela! Lucas trató de recuperar la carta sin lograrlo.

— ¡Wo! ¡Miren chicos! Nuestros compañeritos Lucas y Adrián tienen un pequeño romance Comenzó a anunciar el chico.

Lucas, alterado, intentó escabullirse y Adrián, por su parte, no tenía idea de qué ocurría. El primero no logró irse pues todos sus compañeros comenzaron a acercarse como hormigas en el pan.

— ¿De qué hablas Augus? Preguntó una chica.

— Querido Lucas…— Comenzó a leer con tono fuerte.

—¡Ey, eso no te incumbe! —Era difícil para el rubio quitarle la carta a Augusto con sus compañeros bloqueándole el paso.

—… tal vez esto es muy repentino y atrevido de mi parte, sin embargo, he decidido arriesgarme — Augusto aprovechó que Lucas no podía quitarle el papel, y siguió leyendo — Lo que siento por ti, es mucho más que una simple amistad, estoy completamente seguro de que he caído bajo tus encantos, estoy completa y rotundamente enamorado de ti. Las palabras no pueden salir de mis labios cuando estoy contigo, así que decidí escribirte esta carta para mostrarte mis más sinceros sentimientos. Espero tu respuesta, atentamente… Adrián Palacios Vera…

Sin importarle más, Lucas se abrió paso a empujones y arrebató la carta a Augusto, mientras todos lo veían sorprendidos, después rodaron los ojos hacia Adrián, quien se encontraba atónito.

—¡Novios!, ¡Ah, eso explica muchas cosas! — Los compañeros de ambos comenzaron a burlarse de ellos —Ahora veo por qué iban juntos al baño, por eso siempre andaban juntitos —Las risas parecían no cesar.

Lucas se sentía acorralado, quería salir corriendo de ahí, quería gritar, quería que la tierra se lo tragara, quería borrar lo que había sucedido y temía por lo que ocurriría después.

Los temas de conversación que aquel trío de chicas tenía, eran escasos y no solían ser cultos: maquillaje, chicos, redes sociales y chismes, sobre todo chismes.

—¿Se acuerdan del niño pelirrojo? El de primer semestre. Pues ya ven que se decía que era puto, y que supuestamente se metía con hombres por dinero, me contaron que ahora no sólo eso, también le ofrece dinero a otros alumnos para que se hagan sus mayates — Divulgó Paola, como si fuera algo comprobado.

—¡No manches! ¿Neta? — Perla no lo podía creer.

—¿Entonces sí era cierto todo eso? ¿Sí se lo andaban costaleando hasta los profes? — Añadió Liliana.

—Pues ya ves el profe Aurelio, se la pasa hablando de él, que según es bien chingón en química, a mí se me hace que se lo anda dando — Infirió Paola.

—Sí, si ese maestro es bien culero y reprueba a casi todos a quien les da clase, cómo a él no —Opinó Perla.

—Como a nosotras que no nos quiso ayudar, sólo nos faltaban unos cuantos puntos — Concluyó Liliana.

—Pues si siguen perdiendo su tiempo en chismes, no creo que lleguen a pasar su materia — Sebastián se entrometió en la conversación.

—Es el primo de la idiota — dijo Perla.

— ¿Qué quieres? ¿Por qué te metes dónde no te llaman? — cuestionó Paola.

Sebastián las barrió con la mirada, mostrando desdén. Los ojos ámbar podían llegar a ser muy intimidantes, razón por la cual, Paola retrocedió inconscientemente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.