Paseo por el lugar con Alfie siguiéndome de cerca y puedo visualizar lo que sería. Ya veo los Karts en la pista, la pista de los autos chocadores porque a todos nos gusta y en el centro los simuladores de autos.
El amigo de Alfie me mostró dos clases, los abiertos y los cerrados que parece que estás dentro de un auto de carrera de verdad. Si tengo elegir, me quedo con la segunda opción, pero sale el doble con descuento. Así que en el presupuesto que estoy armando para mi padre, coloqué las opciones. Tal vez podría pedir uno o dos del cerrado y los otros abiertos.
Poder pagarlo, puedo hacerlo, pero tiene que dar ganancia para recuperar el dinero, sino no tiene sentido.
—Podemos arreglar el programa para que los avatares de los simuladores sean corredores de la fórmula uno, incluyéndote, y las personas pueden sentirse como su jugador favorito. —comenta Alfie.
—Me gusta el lugar y todo lo que he visto. Puedo pagarlo. Mi padre debe aprobarlo.
Asiente.
—Tienes mucho en cuenta la opinión de él.
—Si no fuera por él, no habría invertido y ahorrado todos estos años. Habría tirado el dinero sin darme cuenta y ahora estaría casi en quiebra. No puedo pasarle por alto. Y no quiero que esto sea un proyecto pasajero, sino algo duradero, y tiene que ser rentable.
—Te entiendo. No tiene sentido poner tanto esfuerzo y dinero en algo que va a quedar en la nada. Yo tardé bastante en acceder a arriesgarme y solo lo hice porque tu padre me dio buenos consejos y me dijo: hazlo, tendrás éxito.
—Él es bueno para eso. Todavía no olvido cuando quise invertir en aquella empresa de videojuegos que parecía prospera y mi padre me dijo: no va a durar, no pierdas dinero ahí. Le hice caso y unos meses después quebró.
—Tu padre es realmente bueno. Por eso las grandes empresas lo contratan y tiene mucho dinero. ¿Quién se hará cargo del imperio? Tú no pareces interesado y tu hermano menos.
—No tengo idea y no pienso en ello.
El sonido de mi celular interrumpe la charla y lo reviso por tratarse de un correo. Estoy esperando el de Lexy y no puedo admitir en voz alta que no solo es por el presupuesto, sino por tener una excusa para hablar con ella.
El otro día no tuve la oportunidad de conocerla un poco más, pero su comentario sobre el bebé, me dio tranquilidad. Desea ser madre y está dispuesta a todo para ser una buena y presente.
Ya debería dejar de intentar profundizar en esto porque está claro que es una mujer de negocios, que tiene éxito con su trabajo, sé que tiene casa propia y el comentario que hizo me confirma que será una buena madre porque desea serlo y no solo por un simple capricho.
Sin embargo, no me gustó para nada lo que dijo sobre sobre conocer a un hombre en el futuro, uno que la acepte con su hijo. Es mi hijo también y no me gusta pensar en otro hombre a su lado.
—¿Malas noticias?
—¿Qué?
—Tenías cara de emoción y ahora pareces preocupado.
—Sí porque la madre de mi hijo quiere ser madre soltera y espera conocer a un buen hombre en el futuro. Aunque prometí no involucrarme porque no es asunto mío, me cuesta.
Cuando termino de hablar, me doy cuenta de que dije todo en voz alta y mi mejor amigo está con la boca abierta.
—Creo que me perdí. ¿Dejaste a una mujer embarazada?
—No directamente. Mi madre lo hizo.
—Estoy algo desorientado.
Le explico la situación porque me vendrá bien contar con su apoyo para no molestar a mi hermano todo el tiempo que está en otro país y en otra zona horaria. Alfie está aquí y es de confianza.
—Solo quería conocerla para asegurarme que es buena madre y ahora me molesta pensar en otro hombre criando a mi hijo.
—Bueno, desde mi punto de vista, no es tu hijo, sino de ella y del donador desconocido—asiento—. ¿Por qué te importa? No quieres hacerte cargo y no puedes controlar lo que ella haga o con quien salga, al menos que tú salgas con ella y te hagas cargo.
Me río.
—No, no puedo ser padre. Los niños me gustan a la distancia y cuando son de otros.
—Mi vecino pensaba igual hasta que nació su hijo.
—¿Y comenzó a gustarle los niños de otros y de cerca?
—No, de hecho, prefiere a los niños de otros a la distancia, pero ama a su hijo y es un padre excelente.
—Yo no quiero ser padre. Alguna vez lo pensé y lo descarté; sin embargo, tenía que ser algo planeado, buscado y no concebido de una forma tan científica. Por algo he sido extremadamente cuidadoso en mis relaciones pasadas para evitar accidentes.
—Bueno, amigo, tienes dos opciones: una, intentas conocer a la madre de tu hijo con intención de formar parte de su vida y la del bebé o te apartas antes de que termines encariñado e involucrado. Sin olvidar mencionar que, si ella se entera, demandará a la clínica y no querrá saber nada de ti.
—Eso sería terrible.
—También existe la opción que te involucres parcialmente.
—¿Parcialmente?
Editado: 23.05.2025