Un amor sorpresa

Capítulo 10: Lexy

Entro en la imprenta y de inmediato Cassie me avisa que lo que le pedí imprimir está listo.

—Voy a buscarlo a la parte trasera.

—Gracias.

Viper sugirió que comprara máquinas e hiciera mis propias impresiones. Sería una buena idea si me gustara lidiar con los detalles de la impresión, pues a veces las impresoras atascan el papel, los colores no quedan como esperaba o las máquinas se descomponen sin razón aparente.

A mí me gusta diseñar, puedo pasar horas haciéndolo. Es más fácil enviar los archivos y recogerlos, aunque el costo pueda ser mayor. Si bien no hay mucha diferencia.

Otra ventaja es que Cassie me envía clientes y yo, a cambio, hago todas las impresiones en su local, por lo que ambas ganamos como las mujeres emprendedoras que somos.

Apoyo el brazo en el mostrador al momento en que aparece Charlie y se acerca a mí con una sonrisa.

Es un hombre un año mayor que yo. Con apariencia de estrella de rock. Hoy viste un vaquero gastado, remera con el logo estampado de su banda favorita. Completa el atuendo con una chaqueta de cuero y una cadena colgada en su pantalón.

En lo personal, me parece un atuendo que asociaría principalmente con adolescentes o universitarios. Reconozco que a veces existe la percepción de que los hombres maduran a un ritmo distinto al de las mujeres, aunque esta es una generalización que no necesariamente se aplica a todos los casos. Cuando veo este tipo de vestimenta en un hombre de casi treinta años, me lleva a cuestionar si realmente rechaza aceptar su edad o simplemente disfruta de un estilo particular y no le importan las expectativas sociales. Estas percepciones sin duda influyen en mi forma de interpretar el atuendo y reflejan los juicios que la sociedad suele hacer sobre la madurez y la apariencia.

—Mi día no estaba siendo tan bueno y mis ojos te acaban de ver.

Evito decirle que claro que sus ojos me vieron, pues dudo que pudiera verme con sus labios.

—¿Cómo estás, Charlie?

—Bien. Tirando. ¿Ya vas a aceptar salir conmigo? Creo que encajaríamos juntos. Dos artistas incomprendidos.

Charlie es un pintor con un talento escaso que trabaja imprimiendo y sacando fotocopias.

No terminó la universidad, ya que consideró que no era para él. Consiguió este trabajo gracias a su tío, quien es amigo del dueño. Actualmente, aún vive con su madre; ella continúa lavándole la ropa y preparándole la comida. Todo esto lo sé por Cassie, quien me advirtió que tenía un flechazo por mí y dejó claro que no valía la pena.

No lo juzgo por su decisión en la vida, solo que yo me he esforzado mucho para ser una mujer independiente y he trabajado duro para hacerme un nombre y crecer profesionalmente. No quiero estar con un hombre que no ha madurado o no le interesa hacerlo. Menos en este momento estando embarazada.

Aquí se viene a mi mente mi cliente, el guapo corredor de autos de sonrisa encantadora y mirada inquietante.

No sé por qué siento algo extraño cuando está cerca, como si estuviéramos conectados de alguna manera.

Me reprendo en silencio cuando siento el corazón acelerarse solo de pensar en él. No es mi norma involucrarme con clientes, y mucho menos con un hombre como él, que derrochan dinero y sonríen a supermodelos. No dejaré que mi impulso traicione mis propias reglas.

Sacudo la cabeza y me concentro en responderle a Charlie.

—No, la respuesta sigue siendo no. Menos en este momento en que estoy embarazada.

Su sonrisa se borra y leves arrugas se dibujan en su frente al fruncir el ceño. La vista baja a mi vientre oculto con una camisa holgada.

—¿Lo estás?

Asiento.

—No se nota, pero sí.

—¿Y quién es el padre?

Esa pregunta que tanto odio. ¿Qué le importa a la gente si el padre del bebé es un desconocido o mi pareja o no lo sé?

Charlie no es el primero en hacer esa pregunta. Al parecer, muchos saben de mi fracasada vida amorosa.

—No lo conoces.

Y yo tampoco, pienso.

—Ya, Charlie, déjala en paz. Creo que para salir con una mujer como ella deberías dejar de vivir con tu madre. ¿Por qué una mujer hermosa, independiente y trabajadora saldría con un treintañero que no sabe lavar la ropa ni cocinar?

Charlie la fulmina con la mirada.

—Ya triunfaré con el arte y seré un artista millonario. Te arrepentirás de tus palabras.

—Mientras tanto, ve a terminar de fotocopiar el libro.

Él se va sin agregar nada y Cassie me sonríe entregándome las cosas. Ella es la hija del dueño y puede hablarle a Charlie de esa manera sin temer que su trabajo corra peligro.

Ella es buena en lo que hace y sabe llevar bien las riendas de la empresa en lugar de su padre que decidió dejarla a cargo.

Reviso que las impresiones sean correctas, tanto en color como en medidas. Satisfecha, pago por estas y me despido de Cassie.

Al salir, una leve llovizna comienza a caer. Es entonces cuando me arrepiento de no haberle creído al hombre del pronóstico.



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En el texto hay: comedia, drama, embarazo

Editado: 23.05.2025

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