Un amor sorpresa

Capítulo 12: Lexy

Viper piensa que estoy loca por haber rechazado salir con el guapo corredor y, para mi sorpresa, Skyler la apoya. Ambas creen que no debería juzgar a Fox solo por su historial romántico de pasarela.

—O sea, él sabe que estás embarazada de otro hombre y aun así se interesó en ti —comenta Sky—. Hay tipos que no se hacen cargo ni de sus propios hijos. Imagínate encontrar uno que ni pregunta si el hijo es suyo o de otro. Es casi una especie en extinción.

Viper asiente mientras se lleva el último bocado de postre a la boca como si acabara de resolver una ecuación matemática.

—No importa que haya salido con modelos. Por algo son ex, y ninguna sigue en su vida. Fin de la historia.

—Que sepamos... La llamada que recibió…

—No es importante —me corta Viper con un gesto—. ¿Tienes idea de la cantidad de veces que un tipo medio perdido me llamó para "vernos"—enfatiza con comillas— y yo ni lo recordaba? Algunos vuelven como los stickers viejos: uno cree que ya se fueron, pero ahí están de nuevo, pegados al tupper.

Me río por su comparación.

—Yo me pondría un poco incómoda…

—¡No lo arruines, Sky! Se supone que estamos del mismo lado.

Sky levanta las manos en señal de rendición. La morena la señala con el dedo como diciendo “así me gusta”, y la castaña asiente obediente, como si estuvieran firmando un tratado de paz intergaláctico.

—¿Y si es el hombre de tu vida? Mira si te pasa como a Jennifer Lopez en la película Plan B.

—Espero que no. En esa tiene mellizos o gemelos —le recuerdo.

—No tengo idea de qué película es esa.

—Es de romance, Vi—le recuerda Sky—. Y tú odias las películas de romance.

Viper asiente con convicción.

—El punto es que no sabes lo que puede pasar si no arriesgas. Tú, de las tres, eres la más dispuesta a tirarte de cabeza por amor.

Río.

—Cuando no estaba embarazada.

—Detalle menor —dice, restándole importancia con un gesto de la mano—. Por lo menos acepta una cita. Solo una. Si no funciona, al menos lo habrás intentado. Ese es mi lema.

—¿Y si todo va bien y de repente él sale corriendo? Mis hormonas están jugando a las escondidas con mi estabilidad emocional. No es momento para que me rompan el corazón.

—Si eso pasa, lo superarás. Tendrás a tu bebé y a sus tías geniales como apoyo —musita Sky, tomándome la mano.

—En el momento del parto se te olvidará el corazón roto —agrega Viper con total naturalidad—. Además, nadie se muere de amor. Y si alguien lo hace, que se joda por olvidarse del amor propio.

Sky niega con la cabeza. El romanticismo de Viper es insuperable. Hablo con sarcasmo, claro. Porque ella no tiene una gota de romance en las venas.

Para Skyler, lo romántico es recibir flores o tener una cena a la luz de las velas. Para Viper, lo romántico es que no la molesten con mensajes a toda hora y que le manden el almuerzo cuando está tapada de trabajo.

—Tal vez no haya un corazón roto, sino un corazón feliz, y te alegres de haber salido con él —anima Sky—. No tienes que ponerte de novia ni elegir el menú del casamiento hoy. Solo sal con él, conócelo, deja que te conozca. Y vas viendo con cautela.

—Pruébalo bien antes de descartarlo. O antes de dejar que te lleve al altar —me guiña un ojo.

Suelto una carcajada.

—Existe la posibilidad de que él sea quien se enamore, no tú, y termines rompiéndole el corazón.

—Buen punto, Vi.

—Es una locura.

—Puede ser la locura de tu vida —exclama Sky con una sonrisa.

Viper revisa su teléfono y suspira con dramatismo.

—Un rato más y tengo que dejarlas. Me toca ir de compras con mi abuela. Deberes de nieta única.

—Adoro a tu abuela —le digo. Sky asiente.

—Todos la adoran.

La abuela de Viper tiene ochenta años, pero alma de veinteañera. Ama jugar al bingo, fumar en pipa y mover las caderas al ritmo de música latina. Su esposo, dos años menor, es su versión masculina con menos caderas y más paciencia.

Sky y yo solemos visitarlos en la residencia donde viven, y siempre salimos con anécdotas nuevas y alguna receta extraña.

—Entonces… ¿vas a salir con él? —pregunta Sky.

—No —ruedo los ojos—. Ya le dije que no. No puedo llamarlo ahora y decirle que cambié de opinión.

—Es verdad —concuerda Viper—. Pero si él está realmente interesado en ti, va a volver a intentarlo. Y ahí puedes decirle que sí.

—No creo que lo haga. Fui muy firme con mi respuesta.

—Confía en mí. Cuando un hombre se interesa de verdad por una mujer, no se da por vencido tan fácil.

—Y si insiste, sabrás que va en serio —añade Sky.

—O soy un reto que no quiere perder porque no está acostumbrado a que le digan que no.

Mis amigas intercambian una mirada significativa.



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En el texto hay: comedia, drama, embarazo

Editado: 23.05.2025

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