Un amor sorpresa

Capítulo 27: Fox

Un niño. Vamos a tener un niño. La noticia me sacude con una montaña de emociones que recorren mi cuerpo y mente.

Lexy le pregunta a la doctora si está segura de que es un niño, y ella lo confirma con una sonrisa, diciendo que se ve claramente y no hay dudas al respecto.

Cuando salimos de la consulta, levanto a Lexy en el aire y me apodero de sus labios. Aunque me da igual si es niño o niña, la idea de tener un hijo me emociona. Imagino compartir mi pasión por las carreras, guiarlo y acompañarlo en su camino.

—Cálmate, Fox. Estamos haciendo una escena. —exclama riendo.

Las personas en la sala de espera nos miran con curiosidad. Sonrío sin poder evitarlo.

—Lo siento. Vamos a tener un niño.

La risa de Lexy se mezcla con algunas carcajadas ajenas. Tomo su mano y salimos de la clínica.

Pensar que estuve a punto de no buscarla, de dejar que nuestro hijo creciera sin mí, me revuelve el estómago. Imaginar que habría una versión mía caminando por este mundo y yo seguiría en la ignorancia, me provoca una angustia difícil de explicar.

Alejo esos pensamientos. El destino, y mi madre, no permitieron que eso ocurriera. Hoy estoy con Lexy. Juntos.

El otro día decidí no decirle la verdad, pero hoy cambié de opinión. Después de ver a nuestro hijo moverse y escuchar su corazón, una maraña de emociones me desborda hasta las lágrimas. Esa experiencia me transforma. Me deja claro que no puedo seguir ocultando algo tan importante.

Me da miedo que Lexy se enoje y me aparte, pero es un riesgo que debo correr. No quiero que, el día de mañana, nuestro hijo dude si soy su padre o solo alguien que eligió ese rol por amor a su madre. Quiero construir desde la verdad, no desde el miedo.

Después de todo, la culpa principal es de mi madre.

De camino al auto, suena mi teléfono. Es ella.

—¿Y cómo fue? ¿Tendré un nieto o una nieta?

—Mamá...

Desbloqueo el auto y subimos.

—Mamá, nada. Me pediste que no fuera a la clínica y lo respeté, pero necesito saber para organizar el baby shower.

Coloco el altavoz ante la mirada curiosa de Lexy.

—Eso tendrás que arreglarlo con las amigas de Lexy.

—Lo haré. Dame el número y lo organizo... No puedo creer que sea niño. Tenía la esperanza de que fuera niña, pero un niño es bien recibido. Ya Lexy es como una hija.

La aludida suelta una carcajada suave que llega a oídos de mi padre.

—Gracias, Portia —dice Lexy. Y digo "mi novia" porque anoche le pregunté si quería ser mi novia oficial y respondió que sí.

—Estás en altavoz. —aclaro para evitar malentendidos.

—Hola, Lexy. Felicidades por el niño. Va a ser tan guapo como su papá y seguro heredará su gusto por los autos y las carreras...

Se queda callada, dándose cuenta de que metió la pata.

Lexy solo ríe.

—Aunque no se parezca físicamente a Fox, en personalidad es posible, ya que él planea criarlo conmigo.

Trago saliva. Lexy no se dio cuenta de nada. Quiero ser yo quien se lo diga. Hoy. Sin falta.

—Claro, sí. Dogan es adoptado y es igual a mi esposo en personalidad, hasta las mismas mañas tienen —confiesa mamá. Sonrío porque es cierto—. Estoy muy feliz. En poco tiempo conseguí la hija que siempre quise y el nieto tan esperado.

—Gracias, Portia. Eres muy amable.

Lexy termina de colocarse el cinturón y sostiene mi teléfono.

—Tienes otra hija, la novia de Dogan. —le recuerdo mientras me coloco el cinturón.

—A esa ni la conozco. Cuando quise hablar con ella, fue muy cortante. Tu padre dijo que es una maleducada y para que él diga algo así, debe serlo. Ya sabes cómo es él.

Asiento aunque no me ve.

—Lo sé. Bueno, mamá, voy a colgar. Tengo que conducir.

—Muy bien. Los veré el fin de semana. Lexy, pásame el número de tus amigas para que organice con ellas. No quiero pasar por encima de ellas ni enemistarme cuando sé que son como hermanas para ti.

Lexy sonríe, encantada con la consideración de mi madre. Y me alegra que así sea. Skyler y Viper son como sus hermanas. Las tres vienen en combo.

Nos despedimos y pongo el auto en marcha. Lexy me pregunta sobre Dogan.

—Se fue a hacer una maestría a Londres en cuanto terminó la escuela de leyes. Un profesor quedó tan fascinado con él que le ofreció trabajo y se quedó allá. Es un abogado brillante, pero no lo hacen socio de la firma porque defiende a los más desamparados. Tienen miedo de que eso afecte la imagen del bufete. No lo despiden porque es muy bueno y algunos clientes importantes solo quieren trabajar con él. Eso le da cierto poder para actuar con libertad.

Lexy asiente.

—He oído tanto sobre él que siento que ya lo conozco.

Me río, le tomo la mano y entrelazo nuestros dedos.

—Haremos una videollamada para que se conozcan.



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En el texto hay: comedia, drama, embarazo

Editado: 06.08.2025

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