Seis años después
El rugido de los motores ya no me recorre el cuerpo como antes, pero sigue haciéndome vibrar por dentro. Estoy en la pista del otro lado de la barrera. Esta vez no llevo casco, ni traje de piloto, ni tengo un ingeniero hablándome por el oído. Llevo a mi hija en brazos y a mi hijo pegado a la valla, gritando emocionado cada vez que un auto pasa zumbando frente a nosotros.
Archer tiene seis años, una sonrisa que no cabe en su cara y una obsesión peligrosa con todo lo que tenga ruedas. Se pasa el día armando circuitos con sus juguetes, preguntándome por qué los autos no vuelan aún, y hablando de cuando él sea un corredor como yo.
Aurora, tiene solo ocho meses y ya se emociona cada vez que escucha un motor rugir. Está agarrando una banderita de cuadros con sus deditos gorditos, dando pequeños grititos de entusiasmo desde mis brazos. Si esto sigue así, me parece que vamos a tener que hacer fila para inscribirlos a los dos en karts antes de lo previsto.
Lexy está a mi lado, con una gorra mía que le queda mil veces mejor que a mí, y una sonrisa que podría detener cualquier carrera. La miro y me invade un recuerdo. Nuestra boda, hace cinco años, en aquella playa tranquila donde no hubo alfombra roja ni protocolo, solo brisa, amigos, y ella caminando hacia mí descalza, con los pies hundidos en la arena y el corazón lleno de promesas.
—Estás con cara de “me acabo de enamorar otra vez” —me dice Lexy, sin mirarme directamente.
—Porque me acabo de enamorar otra vez.
Ella se ríe y me da un empujoncito con el hombro, sin soltarme la mano.
—Estaba pensando en la boda —le digo—. En ese vestido que todos decían que era demasiado simple y que, aun así, te hacía ver como sacada de una película.
—Y tú con esa camisa que se arrugó antes de empezar la ceremonia.
—No me arrepiento de nada.
Aurora balbucea algo y agita la banderita justo cuando un auto pasa a toda velocidad. Archer pega un grito.
—¡Ese hizo la curva igual que tú en aquella carrera vieja que vimos ayer!
—“Aquella carrera vieja” —repito, con una mueca—. Eso duele.
Lexy se ríe.
—Te retiraste con gloria. No puedes enojarte porque tu hijo piense que fuiste corredor en la prehistoria.
Miro a Archer, a Aurora, y luego a ella. Es cierto. Me retiré en el mejor momento. Y no hay trofeo que valga lo que tengo ahora. Mi familia, la calma en el pecho y esta vida después de la velocidad.
—¿Sabes qué me gusta más que las pistas? —le digo en voz baja, mientras Aurora se acomoda en mi pecho.
—¿Qué?
—Verlos a ustedes desde acá. Vivir esto con calma. Sin casco, sin riesgo, sin cronómetro. Solo nosotros.
Lexy me besa la mejilla y se apoya en mi hombro.
—Y pensar que todo empezó con una inseminación. Yo deseando ser madre soltera y tú sin querer ser padre.
—Jamás me arrepentiré de eso y no me cansaré de agradecerle a mi madre lo que hizo.
Archer se vuelve hacia nosotros con una sonrisa que me rompe y me reconstruye al mismo tiempo.
—¡Papá, mamá! ¡¿Vieron ese derrape?! ¡Quiero uno igual!
Lexy suelta una carcajada y Aurora suelta la bandera para aplaudir sin entender por qué, pero disfrutando el caos.
—Definitivamente, estamos criando a una pareja de adictos a la velocidad. —dice ella.
—Y nosotros somos su pit crew[i] de por vida. —respondo y asiente con una sonrisa.
—Por supuesto que seremos su apoyo incondicional.
El sol empieza a caer. Archer aplaude emocionado al final de la carrera, Aurora se ríe, y yo estoy exactamente donde quiero estar. No al frente de la carrera, ni en el podio; aquí con ellos tres.
Y eso, para mí, siempre será la verdadera victoria.
____________________________________
[i] El pit crew es el equipo técnico de boxes que se encarga de asistir al piloto durante las paradas en carrera. Son quienes: Cambian neumáticos, repostan combustible (en algunas categorías), hacen ajustes mecánicos y ayudan a que el auto esté listo lo más rápido posible. Aquí se refiere a que ellos serán el apoyo incondicional de sus hijos.
Editado: 06.08.2025