Un amor talla Xl

8.1

Y así, en mi biografía aparecieron nuevas páginas. Empezaré por lo más interesante: mi encuentro con el futuro amorcito. La historia es simple, banal, pero con un ligero toque de cuento de hadas que encantará a las chicas que aún creen en milagros. En pocas palabras, yo trabajaba de limpiadora en la oficina central, así que me cruzaba a menudo con Skyler. Claro que estaba enamorada de él desde la primera vez que lo vi por la tele, pero me daba vergüenza confesar mis sentimientos. Un día fregué el suelo frente al estudio de grabación y olvidé poner el cartel de “piso mojado”. Skyler pasó, resbaló y cayó. Uno de los directores quiso buscar al culpable, descubrió que había sido yo y amenazó con despedirme. Entonces, el noble Skyler no pudo permitirlo. Me defendió y, al ver lágrimas en mis ojos, me invitó a cenar para animarme (¡qué sensible!). Al final de la noche intercambiamos teléfonos… y así empezó todo.

Estamos locamente enamorados. Salimos varios meses, pero mantuvimos la relación en secreto. ¿Por qué? Porque la felicidad ama el silencio. Y la nuestra era tan frágil que hicimos todo lo posible por protegerla de miradas ajenas.

—Siempre estuvo rodeado de supermodelos, cantantes, bellas actrices. Yo entendía que, en comparación, iba a verme gorda y torpe. Pero Skyler me ayudó a amarme a mí misma. Ahora, cuando me miro al espejo, veo a una chica feliz, completamente satisfecha con su apariencia —digo a la cámara, borrando una lágrima falsa—. El amor hace milagros.

Nunca había mentido con tanta desfachatez. En realidad, hay que estar totalmente desconectado de la realidad para comparar a mí, una diosa de la seducción, con alguna sardina seca de fotomodelo. Y más aún después de que me pulieran con maquillaje y un peinado de lujo. Me siento de un millón, y tengo que fingir ser una tontita acomplejada.

—Pues sí… Me costó mucho convencer a Mía de que es la chica más maravillosa de mi vida —añade Skyler—. Mírenla. ¿Acaso no es deslumbrante?

—Gracias, cariño —le lanzo un beso al aire, porque uno real me daría náuseas.

—No diré que todo fue siempre fácil. Recuerdo un momento en que Mía quiso dejarme, porque nuestra relación no avanzaba. Siempre escondiéndonos, viéndonos demasiado poco. Era una tortura constante.

Mientras habla, nos tomamos de la mano. Su postura, su voz, su expresión: todo resulta convincente. Solo el pulgar, que no para de girar el anillo, delata la verdad. Por eso le cubro la mano con la mía.

—Vivimos juntos. Soñamos con casarnos —me cuesta no reírme en esta parte—. La verdad, los últimos acontecimientos nos entristecieron mucho. Me duele que acusen a mi amado de body shaming sin fundamento. Es un disparate…

—Mía sufre con la avalancha de emociones y comentarios que inundan mis redes —suspira Skyler—. Es muy sensible ante la injusticia.

—¡Porque es realmente injusto! Skyler jamás insultaría a una chica con sobrepeso. Precisamente porque son su gran debilidad. Sí, ha sido brusco, ¿y quién no lo es después de un concierto agotador? Pero no hay que inventar lo que no pasó.

—Al final, esto fue una lección y saqué conclusiones. Y para que los esfuerzos de mis haters no sean en vano, con mi amada decidimos aprovechar esta situación con un buen fin. Hoy lanzamos un reto en apoyo al body positive. Publiquen sus fotos “no perfectas” con el hashtag #MeAmo. Y junto con Mía aprendan a aceptarse tal y como los hizo Dios. ¿Celulitis? ¿Grasa? ¿Cicatrices? ¿Estrías? ¡Es normal! No se creen un ideal imposible. ¡Ya son hermosos!

—Y además, síganme en mi blog. El enlace estará debajo del video. Voy a dejar de esconderme, intentaré salir de mi zona de confort y aprender a no avergonzarme del público. Podrán escribirme, compartir su historia, contar su experiencia… Creo que esto nos servirá a todos.

—Hagamos juntos que este mundo sea un poquito mejor.

Skyler y yo levantamos la vista hacia Karina. Rezamos para que no nos haga repetir otra toma, porque esta ya es la quinta.

—Está bien —asiente ella—. Sirve. Ahora cámbiense de ropa. Haremos unas fotos.

—Nooo… —ruge Skyler—. ¡Exijo un descanso! Me lo prometieron.

—Yo tampoco diría que no a un respiro. Con tanta información nueva, me da vueltas la cabeza. No me acostumbro a mi fingida mediocridad.

—¡Media hora al menos! —repite Skyler, ya presionando.

Karina mira el reloj.

—De acuerdo, descansen. Mientras tanto, el equipo montará el video y lo subirá a todas partes. Mía —se vuelve hacia mí—, has estado estupenda.

Y para estar aún más estupenda, me encerraré en el baño y le mandaré a Natali un mensaje rápido contándole lo que pasa aquí. Que nuestro medio no repita como un loro lo que ya saturará las redes sobre la novia de Skyler y su maratón de tolerancia. Seremos los únicos en escribir que no creemos ni una palabra. Y al final, seremos los primeros en destapar esta mentira.




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