Sus palabras derriban mi defensa. Quiero creerle. Quiero que todo vuelva a ser como antes. Quiero que volvamos a ser pareja, y esta vez sin falsedad ni espectáculo para el público, sino de verdad.
Pero me da un miedo terrible.
— ¿Qué garantía tengo de que tus palabras son sinceras?
Mia se encoge de hombros. O intenta hacerlo, considerando la posición en la que está atrapada.
— No hay garantías. Del mismo modo que tampoco las hay de que tus sentimientos hacia mí sean sinceros.
— Yo no te di motivos para dudar.
— Claro que los diste. Me odiaste desde el primer día. Y luego, de repente… ¡pum!, te gusto. ¿Y si solo finges para que siga siendo tu novia, pero ahora gratis? Es perfecto para ti: la prensa contenta, los fans me adoran, tu imagen cambió a positiva… y encima no tienes que pagarme.
Alzo la vista al techo.
— ¿Pensaste mucho antes de decir eso?
— No — suspira Mia. — Estoy improvisando.
— Ya se nota — cruzo los brazos, intentando parecer más seguro. — Yo tampoco estoy feliz de haberme enamorado de ti. Pero es un hecho. ¿Crees que estaría así, destrozado por un corazón roto, si no te quisiera? ¡Si hasta te escribí una canción! Y, por cierto, nunca antes había dedicado una canción a nadie.
— ¿De verdad? ¿A mí? — Sus ojos brillan.
— Sí…
— ¿Y al menos no tiene insultos?
— Por supuesto que no. Habla de cómo le diste sentido a mi existencia… Algo así.
— Oh…
— ¿Quieres escucharla?
— Quiero, pero… ¿puedes sacarme primero de esta trampa de ventana? Apenas puedo respirar.
Miro la ventana. Luego miro a Mia.
— Habrá que romper el marco…
— ¿Lo harás?
— No queda otra. Contigo, Mia, todo son gastos. Primero el coche, ahora la ventana. ¿Qué sigue?
— Te pondré una nueva si me perdonas. ¡Lo prometo!
— O sea que, si no hacemos las paces, ¿no piensas compensarme los daños? Suena a chantaje.
— Solo intento darte motivación para tomar la decisión correcta — vuelve a intentar moverse. Chupi ayuda como puede, lamiéndola por todas partes para que resbale.
— Bien — digo. — Quédate ahí.
— Como si tuviera opción…
Enciendo las luces del jardín y voy al garaje. No resisto la tentación de verla desde fuera. No todos los días una chica queda atascada en tu ventana. Y menos una tan atractiva.
— Desde este ángulo te ves igual de provocativa — me doy cuenta de que estoy riéndome. — Haré una foto de recuerdo.
— ¡Ni se te ocurra! — grita desde dentro. — ¡Timur, te lo prohíbo!
— Ya está hecha — la guardo en la carpeta “Importante”.
Tomo el hacha, que jamás había usado, y vuelvo a la casa.
— Tengo miedo… — susurra Mia. — Sujeta bien el hacha, ¿sí? Sé que te debo mucho, pero no quiero pagarlo con mi cabeza.
— Solo no te muevas. Y no me estorbes.
— Está bien.
Ella cierra los ojos, lista para un golpe que no llega. Yo no rompo nada; solo la miro.
— ¿De verdad quieres esto? — pregunto, arrodillándome para quedar a su altura.
— ¡Claro que sí! Tengo los intestinos hechos un nudo. No puedo ni respirar ni tirarme un pedo.
— No hablo de eso. ¿Quieres de verdad ser mi novia?
Sus ojos se encuentran con los míos.
— Sí. Mucho… Quiero despertarme y verte. Quiero prepararte el desayuno. Quiero apoyarte en los conciertos. Quiero criar a Chupi contigo. Quiero ver películas, ir de picnic, nadar contigo, discutir y reconciliarnos. Me da igual qué hagamos, con tal de que sea contigo.
— Yo también quiero eso — me acerco y tomo su rostro caliente entre mis manos. — Sin ti estoy perdido. Te quiero, Mia.
— Y yo a ti, Timur.
Epílogo
Revista “Vida Estelar”
Edición nº12
LAS FANS HAN PERDIDO DEFINITIVAMENTE A SKYLER.
¿Qué le ocurrió al cantante más popular del país? ¡Sensación exclusiva!
Ayer se celebró el concierto benéfico de Skyler. Gracias a él se recaudó más de un millón de grivnas destinados a la creación y funcionamiento de una organización contra el acoso escolar. Pero los periodistas presentes no imaginaban que habían conseguido el billete de oro: después de la última canción, Skyler pidió la mano de su novia Mia. Ahora están oficialmente comprometidos.
¿Qué sabemos sobre su elegida?
Mia es filóloga. Trabaja en un centro de apoyo socio-psicológico para adolescentes en situación difícil. Tiene un blog de cocina con casi cuatro millones de seguidores.
La pareja lleva un año viviendo junta. Crían a tres perros rescatados de la calle. Viajan mucho y participan activamente en proyectos benéficos.
El Skyler al que estábamos acostumbrados ya no existe. La imagen del rebelde y sex symbol quedó atrás, pero… parece que él no se arrepiente de nada.