Mery
"Alba me matará, no debe enterarse." Era todo lo que pensaba en aquel momento, aún seguía algo confundida, pero sabía que lo que estaba sintiendo no podía ser otra cosa. Nico, el hermano MENOR de mi amiga, me gustaba y tal vez muchísimo más de lo que creía.
—Nico... ¿por qué Nico?... — dije para mí misma, mientras me encontraba sola en mi habitación, preparándome para ir a un curso vacacional.
"¿Por qué? ¿Por qué de todos los chicos en el mundo me tenía que gustar él?" Pensaba en eso cuando mi hermano entró a la habitación.
— ¡Mery apresúrate! Mamá dice que te dejaremos aquí, si no estás lista en al menos dos minutos. — exclamó mi pequeño hermano mientras saltaba impacientemente, en esa época el debe haber tenido unos nueve años.
— Tranquilo Malin, ya estoy lista. — mi hermano asintió y salió de la habitación, él era una versión niño de mí, aunque un poco más delgado y moreno, pero nadie podía ignorar que nos parecíamos muchísimo, incluso cumplíamos años el mismo día.
Unos minutos más tarde ya estaba en el auto, cuando este arrancó, de repente recordé que aquel día iría a la casa de Alba, era viernes y al fin había conseguido que le dieran permiso, me quedaría hasta las seis de la tarde. Me alegré por esto, sin embargo luego pensé "¿Y si me encontraba con Nico finalmente?" Recuerdo que todo el día no pude concentrarme ni un poco durante el curso de ballet, estaba algo nerviosa "¿Al fin conocería a ese presumido brócoli?"
Cada vez que lo pensaba sentía que mis mejillas comenzaban a arder, pero por mi carácter no era muy extraño que eso me ocurriera, supongo que por esto nadie lo notó. Cuando las clases terminaron, me encontré con Alba que acaba de salir de su curso de oratoria y tomamos el autobús hacia su casa. Podía sentir como los nervios me consumían, pero intenté disimular para que mi amiga no sospechara y me preguntara si pasaba algo.
Aunque yo era una buena actriz, excelente mintiendo de vez en cuando, me parecía que esa vez estaba tan nerviosa que no podría disimular, ni siquiera un poco. Al cabo de unos minutos bajamos del autobús y llegamos a una zona residencial, caminamos un poco y finalmente estábamos frente a su casa.
—¡Bien llegamos! — dijo Alba al abrir la puerta y hacer un ademán para permitirme el paso, como si me tratara de algún tipo de princesa entrando al baile real o algo así, yo reí un poco y luego entré.
— Vaya, es muy linda... — dije mirando la sala, la verdad es que mi casa era mucho más pequeña y desorganizada que la de Alba, se notaba la diferencia económica entre nuestras familias. — ¿Tu hermano está aquí? — pregunté intentando no sonar nerviosa.
— De hecho no, si te preocupa que nos moleste no deberías hacerlo, él está en su práctica de baloncesto — dijo Alba con una sonrisa Realmente hubiera deseado que él estuviera ahí, quería verlo, aunque probablemente era lo mejor, quizás me hubiera puesto tan nerviosa que, tanto Alba como Nico se hubiesen dado cuenta de que había algo raro en mí.
— Bien si es así entonces puedes enseñarme esa coreografía, de la que me hablaste hace unos días, podremos practicar sin que nadie no moleste. — dije sonriendo, me sentía un poco mejor y al mismo tiempo decepcionada de no poder ver a Nico aún, sin embargo estaba feliz de pasar tiempo con mi mejor amiga.
— Oh... Está bien ¡Vamos a mi habitación! — respondió ella de forma animada y subimos corriendo hacia el segundo piso.
Pasamos una tarde entretenida, bailamos, hicimos una especie de pastel cuya receta yo misma inventé, adelantamos la tarea de matemática y jugamos un par de videojuegos en la Xbox de Nico, aprovechando que no se encontraba presente. Al cabo de un rato nos dimos cuenta que ya era tarde, para ser precisos eran las seis de la tarde, hora de volver a casa.
—Si quieres puedo acompañarte hasta la parada. — dijo Alba algo desanimada, no creíamos que nuestra tarde de chica acabara tan rápido.
— No, tranquila estaré bien nos vemos — respondí, sonreí y la abracé para despedirme.
Luego de caminar un rato me encontré con un chico, parecía de unos trece o doce años, sin embargo era algo alto como para tener esa edad, estaba sentado en una banca del parque cerca a la parada de autobús, yo me senté junto a él hasta que mi autobús llegara. Pasaron unos diez minutos y mi autobús aún no había llegado, miré al chico y me percaté de algo, que todavía no comprendo cómo fue que no lo noté antes, su brazo estaba sangrando.
— Oh dios... — dije en voz alta sin percatarme y él volteó a mirarme "¿Será que se metió en una pelea o algo?" pensaba en eso mientras él me continuaba mirando. — ¿Qué te pasó ahí? — pregunté con una notoria preocupación en mi voz.