Un amor un poco inusual

Pequeña División de Caminos

Mery

Sabía que en aquellos momentos debía tratar de disfrutar mis vacaciones, sin embargo aunque mis problemas eran pequeños a diferencia de los problemas de Alba y Nico, la sensación de vacío seguía en mí; Cristal era una ciudad muy hermosa, pero aún no me sentía del todo a gusto, extrañaba escribir con Nico, ya que me resultaba un pequeño escape del mundo aburrido; aún así mi príncipe no era lo único que extrañaba… pensaba que las cosas podrían ser diferentes con mi abuela cerca, pero ella llevaba confinada a una silla de ruedas desde hace unos años, en aquellos momentos me hacía demasiada falta mi compañera de aventuras, recordaba cuando era una niña pequeña y paseábamos por la ciudad.

Era muy extraño, mi mente no estaba en paz y me sentía demasiado invadida por la nostalgia, a pesar de que aquel 28 de junio, hace más de dos semanas, había sentido una ligera sensación de libertad, ahora ni las cosas que amaba me sacaban de mis pensamientos, nada alejaba mi extraño sentimiento.

La única sensación que lograba confortarme, al menos un poco, era sentir el viento fresco y puro sobre mi rostro, salía a manejar mi bicicleta solo por esa razón, daba vueltas por el nuevo barrio en el que vivía, todo era muy rústico, si no fuera por la calle principal con locales comerciales a un lado, aquella ciudad sería más bien considerada como un pueblo pequeño.

Intentaba pensar en positivo, pero me era casi imposible, sabía que tendría la oportunidad de un nuevo comienzo o de al menos tomar un nuevo camino, la oportunidad de abandonar mi papel de "la chica tímida", pero en ese estado no me imaginaba cómo podría hacerlo, era frustrante y al no saber como aprovechar mis vacaciones sentía que estaba desperdiciando mi vida.

Solo pedaleaba trataba de evitar mis pensamientos, trataba de usar mi imaginación, quería obligarme a pensar cosas diferentes, imaginaba ir sobre un hermoso corcel blanco y recorrer hermosas praderas, hasta que en cierto instante divisé una pequeña colina.

— Es lindo...— dije al observar las flores que crecían ahí, vi un pequeño árbol en la cima y decidí subir a ese lugar, se veía tranquilo, pacífico.

Subí sin pensarlo dos veces y al llegar a la cima me recosté sobre la hierba, cerré mis ojos y me concentré en el sonido del viento.

Todo se había acumulado desde hace dos años, primero despidieron a mi madre injustamente, luego mi amada abuela materna tuvo aquel horrible accidente, luego me enteré de que debía dejar mi amada ciudad y declararme a Nico, esto último fue mi decisión, pero cuando lo hice mi corazón sentía que era lo que debía hacer.

Ahora estaba en ese estado de impotencia, quería sentir algo, debía sentir algo, lo sentimientos se acumularon de tal forma en aquel momento de manera que al fin fui capaz de llorar, las lágrimas cayeron por mi rostro y yo simplemente permanecí inmóvil en aquel lugar, mi nuevo lugar favorito.

Es extraño, estaba triste y por varios segundos mis lágrimas continuaron brotando, sin embargo me sentía un poco mejor o al menos prefería sentirse así a continuar con aquel sentimiento de vacío en mí.”Continuar”, aquella palabra apareció en mi mente aquel día, fue algo repentino, pero era lo que debía hacer ¿no?

Nico

Hace más de dos semanas que no sabía nada de Merydeth Violet, me sentía impotente, no es como si pudiera llegar a Cristal por mis propios medios, o al menos no me atrevía, era riesgoso, la cosas no estaban bien en mi casa, necesitaba con urgencia a mi rayo de luz, escuchaba las peleas, escuchaba algunos gritos que disfrazaban de “pequeños desacuerdos”, a pesar de que en mi presencia quisieran disimular. 

Había una razón para esa actitud, pero aún así me parecía estúpido, hace unos años, cuando Mery y mi hermana apenas se habían convertido en amigas, tuve un accidente, es una experiencia que precisamente no me agrada recordar, sin embargo es imposible negar que pasó, era un niño…. estaba solo en casa y quería alcanzar algún dulce de la alacena, las cosas no salieron bien, todo está en negro, pero recuerdo como me sentía asfixiado y el horrible y punzante dolor en mi cabeza, cuando desperté habían transcurrido alrededor de cuatro meses.

Tengo extraños recuerdos del tiempo que permanecí inconsciente, escuchaba una bella voz que cantaba y una mano femenina que acariciaba mi cabeza, no era mi madre y estaba seguro que tampoco era mi hermana, fue extraño, pero una semana luego de aquel hecho desperté y todos estaban extremadamente agradecidos, decían que era un milagro. 

Tuvieron que colocar una placa de metal para reemplazar parte de mi cráneo. Los médicos recomendaban que tuviera cuidado con recibir un mal golpe en aquel área, además de que las emociones fuertes podrían ser un peligro, por eso mis padres y Alba trataban de que todo pareciera estar bien, pero yo sabía que no era así.

Sentía que mi cabeza podría estallar en cualquier momento, me sentía solo, abandonado, anhelaba ver un mensaje de mi rayo de luz o tal vez su sonrisa, me sentía estúpido por pensar en aquellas cosas cuando yo lo había arruinado todo alejando nuestros caminos, habían cosas malas en mi vida y sabía que esa dulce chica no podía arreglarlo, pero su sonrisa, sus acciones infantiles, sus consejos maduros… era mi pequeño escape de la realidad, una mentira, una hermosa ilusión; sentía como si me hundiera en un mar profundo y no pudiera respirar.



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En el texto hay: amor-odio, primer amor, amor adolescente

Editado: 16.08.2020

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