Un bebé para el príncipe. [#7 de la Saga Heredero]

Prólogo.

El cura observó a la feliz pareja bailar en el centro de la pista una canción romántica. Y por primera vez en su vida pensó en que hubiera pasado con él si no hubiera seguido el camino del sacerdocio.

Pero inmediatamente descartó la idea al imaginarse encerrado en el castillo con una mujer elegida por otros y gobernando sin descansar ni un solo segundo.

Sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos de su cabeza. Y en un intento por dejar de pensar en como sería su vida el hombre se colocó sobre sus pies y se dirigió a la mesa de dulces de la fiesta.

Donde observó los deliciosos postres con determinación hasta que sus ojos divisaron dos pedazos de brownie. La boca del hombre se hizo agua al ver ese manjar de chocolate que sin dudar tomó un pequeño plato y lo tomo.

Se veía apetecible y lleno de chocolate.

Sin dudar se llevó un pedazo a la boca y no dudo en saborearlo con mucho gusto.

Cerro los ojos mientras masticaba y el placer por el chocolate logró que el cura se olvidará por un minuto de sus hábitos al decir una palabrota.

-Joder que delicia.

Él se llevó otra porción del brownie a la boca y en esta ocasión mastico con más gusto que la primera porción.

En cuanto término el postre fue a buscar otro pedazo, pero al colocar los ojos en el lugar donde estaba la última porción de brownie no la encontró.

El cura dejó el plato a un costado de la mesa y giro sobre sus pies para marcharse de la mesa.

Pero la voz de un hombre llamo su atención.

-¿Dónde están los brownies?

-Yo tomé uno, y pues el otro desapareció como por arte de magia.

El hombre abrió sus ojos como platos y se llevó una de sus manos a la cabeza.

-¿Sucede algo?

-Padre, tiene que marcharse antes de que...

Antes de que él terminara de hablar sentí una especie de éxtasis recorrer mi cuerpo.

La música entró por mis oídos y me le fue casi imposible no moverse al ritmo de la música.

-¿Qué rayos está pasando conmigo? -se preguntó el cura. -Por qué de un momento a otro me siento pleno.

-Tiene que marcharse padre. ¡Márchese...!

El cura hizo caso omiso a las palabras del hombre porque las luces parpadeantes de la pista de baile llamaron por completo su atención.

Y luego de sentir una descarga de energía se atrevió a acercarse a la pista.

El cura se sentía al tope. Era como si se hubiera comido algo para que le diera toda la energía que le faltaba.

En cuanto estuvo en el centro de la pista empezó a mover su cuerpo al ritmo de la música y sin importarle nada empezó aperrear.

Muchos de los presentes observaron al cura con los ojos muy abiertos.

El hombre desabrochó su camisa negra y en el momento clímax de la canción la lanzó al suelo, dejando parte de su cuerpo visible ante todas las personas de la fiesta.

Todos los presentes se preguntaban que rayos le sucedía al cura, pero solo uno de ellos tenía la respuesta.

El cura se drogó con el brownie.

El hombre responsable de que el cura esté en esa condición maldijo al ver a Malena Salvatierra montar otro espectáculo.

-Ahora sí que él me va a matar.

El hombre como gran cobarde que es decidió huir antes de enfrentar la furia de su mejor amigo por colocarle droga a los brownies.

Esa noche el cura y Malena Salvatierra fueron el alma de la fiesta. Esa noche el destino se encargó de hacer lo suyo uniendo el camino de ellos dos. Para siempre.

(***)

Cuando fue el momento de despertar el cura abrió los ojos y cuando se acostumbró a la luz se escandalizó al verse desnudo y junto a una mujer.

-¡¿Qué hice…?!

-¡Déjame dormir…! -la chica al lado de él dijo estás palabras y él se escandalizó.

-¿Qué paso?

La chica abrió los ojos de mala gana, y cuando me observo se escandalizó.

-Maldición, ¡¿que hice?!

-¡No maldigas…! -la reprendió el cura y la mujer rodó los ojos.

-Tengo que marcharme antes de que… -la mujer tras estas palabras se levantó de la cama sin cubrirse y el cura se obligó a girar su cabeza. -Si él me encuentra aquí pagaré muy caro la diversión de noche.

En cuanto término de hablar la puerta de la habitación se abrió dejándonos ver a Mail Salvatierra bastante cabreado.

La chica con rapidez se cubrió con la sábana de la cama, dejando al cura desnudo antes los ojos del hombre.

Con gran vergüenza se cubrió con la almohada.

-¿Me pueden explicar que rayos sucedió anoche?

-Hermano, deja el drama.

-Mail yo…

El hombre interrumpió al cura.

-Por lo que pude ver en la cámara de seguridad perreaste como nunca y hasta el agua de los floreros te tomaste. En pocas palabras fuiste el alma de la fiesta.

Oh, Dios mío…

¿Qué hice? ¿Qué hice?

-Yo.

-Lo mejor que puedes hacer es marcharte porque en este lugar ya no tendrás credibilidad Kurgan. Anoche pecaste y fornicaste.

Pecar.

Fornicar.

Dos palabras a las que el cura le teme.

El pobre y asustado hombre agacho la cabeza.

-Lo siento. -dijo en voz baja.

-No sienta nada pobrecito porque si mal no recuerdo me dio el mejor orgasmo de mi vida. Me llevo al cielo y al mismísimo infierno al mismo tiempo.

El cura negó con la cabeza tras las palabras de la chica.

-Malena cállate antes que pase sobre la autoridad de nuestra madre y te envié al internado más seguro que existe en este puto mundo.

La chica rodó los ojos y anudó la toalla.

En cuanto término coloco sus ojos en el padre y sonrió.

“Ella es el mismo diablo." Pensó el hombre mientras le rogaba a Dios perdón.

-Me marcharé y nunca más volveré a colocar un pie en este lugar.

-No se marche padrecito, porque faltan muchos orgasmos por darme y también falta que le chupe el pene.

Jesús santísimo, ¿con que clase de pecadora fornique?

-¡Malena, por todos los santos…!

-Deja el drama hermano porque este hombre me hizo sentir lo que ningún hombre, así que tengo derecho a chuparle su rico y gordo pene. -Mail la miro horrorizado. -¿Padrecito puedo visitar su convento para fornicar un rato?




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