Un bebé para el Rey [#7 de la Saga Heredero]

Capítulo 4: Sacerdote.

Kurgan.

El calor de su cuerpo me trasmitía una especie de paz.

—Kurgan.

Abrí mis ojos y eso me hizo volver a la realidad abruptamente.

¿Qué rayos estoy haciendo?

Deje de abrazar a la mujer, y me alejé de ella como si quemara.

—Sor Caridad…

La madre superiora alterno sus ojos entre los dos.

Aparte mis ojos de los de ella y agaché mi cabeza.

No debí tener ese momento de debilidad. No debí permitirlo.

—Señorita Salvatierra, gracias por su contribución.

—Es un honor para mí ayudar, madre.

—Espero seguir viéndola, por aquí señorita Salvatierra.

—Tenga por seguro que me verá.

Alce mi cabeza y coloque mis ojos en la joven.

Debo alejarme.

—Madre, si me permite deseo retirarme.

—Sí, claro.

Llego la hora de alejarme.

Mis iris se colocaron en la joven mujer. —Que pase feliz resto del día, señorita Salvatierra.

—Igualmente…

Hice un asentimiento de cabeza y me dispuse alejarme. Pero antes de que pudiera alejarme de ambas, escuché la voz de Sor Caridad.

—Señorita Salvatierra, escuché que se postuló como ayudante en el orfanato.

—Tengo llamado ayudar a los niños.

—Así que la veremos más a menudo por aquí.

—Sí.

Sacudí mi cabeza y empecé a caminar más rápido.

Tengo que alejarme de ella.

Caminé con paso rápido hasta mi habitación y una vez estando dentro, me coloqué de rodillas.

No quiero caer.

Después de ese día hice todo lo que estaba entre mis manos para evitar a la señorita, sé que está mal, pero no puedo permitirme estar cerca de ella.

—Kurgan.

Ante el llamado de la Sor Caridad, me acerqué a ella.

—¿Sí, madre?

—Quiero que valla en representación nuestra al orfanato.

—Madre…

—Kurgan, si pudiese ir, ten por seguro que no te pediría que fueras en mi lugar.

—Iré en representación de usted.

Sor Caridad, sonrió.

—¿De qué trata la actividad?

—Son juegos interactivos.

—¿Juegos interactivos?

—Juegos para que los niños del orfanato se recreen.

Ya me imagino de quién fue la idea.

—Madre.

—Kurgan, reiterare las gracias a la señorita Salvatierra, por la invitación.

—Sus gracias serán dadas, Sor Caridad.

Sor Caridad sonrió.

—Además de eso la señorita Salvatierra se ofreció ayudar a reconstruir el convento.

Oh, genial.

—Esa es una gran noticia.

—Sí, y estoy segura de que te gustará mucho más cuando te diga que tú serás el responsable de tratar todos los temas sobre la reconstrucción del convento con la señorita Salvatierra.

¡Gracias Dios, por todo…!

—Es un honor para mí. Pero tengo que declinar, Sor Caridad.

—¿Por qué estas huyendo de la señorita Salvatierra? ¿Qué sucede Kurgan?

Aparte mis ojos de los de ella.

—Ella… -antes de confesarle mi sentir a la madre, la reina de roma interrumpió.

—Sor Caridad…

Evite mirarla, pero me fue imposible porque ella se acercó a Sor Caridad y la envolvió entre sus brazos.

—Estoy tan emocionada, Sor Caridad. Quiero que todo salga a la perfección.

—En el nombre de Dios todo saldrá bien.

—¿Esta lista para ser participe del mejor día de la vida de los niños?

La joven se separó de Sor Caridad.

—Lastimosamente no podré acompañarte, pero Kurgan irá en representación mía.

Los ojos de ella se desviaron hacia mí, y no dudo en repararme de arriba hacia abajo. Los ojos de ella brillaron con gran intensidad, eso desató que en ese instante sintiera como un viento fresco golpeaba mi cuerpo.

¿Qué me pasa?

—Es placer para mí que el sacerdote me acompañe.

Soy yo. ¿O esas palabras están cargadas de doble sentido?

La joven sonrió mostrando sus dientes, y en ese momento sentí que iba directo al matadero.

—Siendo así, yo me retiro.

Le di un asentamiento de tarea A Sor Caridad, y ella sonrió.

Señor Jesús, en qué clase de gancho he caído.




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