Kurgan.
La palabra desmadre se queda corta, para descubrir lo que está pasando a mi alrededor después de que Leonor se autoproclamó mi futura reina.
Por un lado, estaba Mail y Aurora. Y por el otro estaban las demás señoritas y los invitados.
No sé porque razón la música había cesado, pero eso permitió que todos en la estancia escucharán lo que Leonor habla dicho.
En un intento desesperado, traté de apartar el agarre de Leonor de mi brazo, pero ella imposibilitó ese intentó al ejercer más fuerza en el agarre.
—Uh… pues muchas felicidades, Kurgan. -espetó Aurora sin poder creerlo.
—¿Usted es…?
—Oh, perdón por mi falta de educación. Soy Reina Aurora Reith Da Sousa. -Aurora extendió una de sus manos hacia Leonor.
—La princesa Reith, es un verdadero placer conocerla.
—El placer es todo mío, princesa Leonor.
Ambas mujeres sonrieron. Y una tos claramente falsa logró que ella dejará de tener contacto visual para colocarlo en Mail. Quién he de mencionar que se encontraba tenso.
—Mail Salvatierra, esposó de Aurora.
Leonor asintió, para después sonreír, pero en esta ocasión Mail no le devolvió la sonrisa.
—Rey De Asturias, ¿Podemos hablar?
—Claro, Mail.
—Me disculpan princesas, pero tengo que tratar un asunto.
—Con que no sea un asunto de pelo largo y con curvas esta todo bien, cariño. -agrego Leonor para después entrecerrar sus ojos.
¿Qué rayos le está pasando por la cabeza?
Si cabía alguna duda ahora la acabo de aclarar.
Leonor Cavalli va a ser un gran dolor de cabeza.
Pasé de ella y su comentario mal intencionado para caminar hacia el lugar más apartado del salón.
—Mail.
—Te juro por lo más sagrado que tengo que si no honras a mi hermana, me convertiré en un verdadero grano en el trasero, Kurgan. Que te quede bien claro que cuando me lo propongo puedo ser muy peligroso. Así que manda por un tubo a esa princesa, cásate con mi hermana y honra la pureza de Malena.
—¿Pureza? -inquirí.
—Kurgan, mi hermana era pura hasta esa noche. Después de que te marchaste ingresé a la habitación y para mi sorpresa me encontré una macha de color rojo en la sabana. Malena se entregó a ti, por eso debes de honrar su pureza casándote con ella.
—Me casaré con ella, Mail. Pierde cuidado. Antes de traerla ante mí, debo de arreglar varios asuntos.
—Eso esperó porque no dejaré que mi hermana se quede sola, amargada y resentida porque el macho que el gusta se largó sin dejarla degustar del exquisito postre que le dio.
—Mail, deja de incomodarme.
—Por tu culpa Malena casi me priva de la vida al lanzarme una bola de metal. No es por nada, pero deberías cuidarte de ella, porque está más loca que una cabra. Y también debes de asegurarte de que la princesa Leonor no esté en el palacio para cuando Malena llegue porque se armará el verdadero desmadre. Porque una mujer celosa, posesiva y loca, como lo es Malena, hay que tenerle mucho miedo. No dudaría que se lanzará a por la princesa y la dejará calva.
—Todos me pintan una Malena que desconozco.
—Uy… es mejor que te quedes con la versión bonita de ella, porque la fea, es como invocar al mismísimo diablo. Y eso que solo lleva la palabra mal, en el inicio de su nombre. Imagínate si mamá le hubiese colocado Lucía Fernando, creo que ella seria la prefecta representación del maligno aquí en la tierra. Pobre de ti, si encuentra a Leonor por estos dominios, y celándote como lo hace.
—Esas palabras no me dan mucho aliento, Mail.
El pecador sonrió mostrando sus dientes.
—Ruégale a Dios que Malena Salvatierra no te encuentre primero, Kurgan. Porque estoy seguro de que no le va a gustar ni un poco verte rodeado de mujeres.
—No he hecho nada con ellas y tampoco lo haré.
—Eso no le pasará por la mente, Kurgan. Lo que si le rondará la mente es que estas comiendo callado y diferentes carnes. Así que arregla tu situación antes de que la cazadora venga por ti, porque no podrás contar lo que te pasará.
—En tres meses iré por ella, Mail.
—Más te vale que cumplas con tu palabra, porque nadie soporta a la cabra loca de Malena. -Mail coloco una de sus manos en mi hombro. Y dejo un pequeño golpee. —Ve por ella, sácala de la agonía en que la dejaste y empiecen a poblar el reino, porque ni creas que mi hermana solo tendrá un solo hijo.
Sin duda alguna los Salvatierra están más que locos.
Qué Dios me perdone, pero lo tenía que decir.
—Pierde cuidado Mail, porque no dejaré a mi mujer deshonrada, traeré a Malena al palacio y la convertiré en mi reina. Mi única y verdadera reina.
—Entonces, no me queda más que decirte, bienvenido a la familia, Kurgan De Asturias Azair. Bienvenido al campo de batalla, donde tienes que ceder para no convertirte en el objetivo, porque cuando te unes a una mujer en sangrado matrimonio tienes que ceder el control y redimirte a ella si no quieres terminar en el cementerio con los huesos blancos.
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Editado: 14.06.2025