Un bebé para el Rey [#7 de la Saga Heredero]

Capítulo 13: Locura.

Kurgan.

A pesar del grito de negación de parte de Leonor. Me acerqué a Malena, y sin dudar la tomé entre mis brazos.

Necesito abrazarla, y más sabiendo que está en espera de mi bebé.

—Bienvenida a casa, mi reina.

—Pensé que las cosas serían diferentes, Kurgan.

Negué para después atraerla hacia mi pecho.

—Desde hace un mes atrás estaba preparando mentalmente para que comparecieras ante mí, reclamando lo que es tuyo supuestamente.

—No te equivoques, Kurgan. Porque tú no eres supuestamente mío, tú eres mío y punto. Así que ve metiéndote en la cabeza que no comparto lo que es mío.

—No sabía que los Salvatierra eran tan posesivos.

—No tientes tu suerte porque te puede ir como en feria, Kurgan.

—Soy un rey, cuidado por Dios. No puedes hacerme nada.

—Yo soy tu reina y también estoy cuidada por Dios, así que no juegues a colocar el asado, porque se te puede quemar.

Malena Salvatierra es lo que nunca busque en una mujer, pero Dios me sorprendió con ella.

—Sígueme la corriente, mi reina. -susurré en su oído.

—¿Para engañar a las víboras? Me anoto.

Tras esas palabras Malena se separó de mí. Y dirigió su iris hacia donde se encontraba Elizabeth y Leonor.

—Lamento haber ingresado, como perro por su casa.

—¿Quién esta mujer… si así se le puede llamar, Kurgan?

—¿Qué parte de que soy la mujer del rey no entendiste bonita? ¿Es que necesitas que te haga una demostración con manzanas?

—Kurgan… -espeto Elizabeth. —¿Qué clase de bajeza cometiste? Y con… está.

Elizabeth le brindó una mirada fulminante a Malena. Para después hacer una mueca de asco.

—Mis asuntos no le incumben, Elizabeth. Así que no esperé una explicación de mi parte.

—Si no le quieres dar una explicación a tu madre de lo que está pasando, tendrás que dármelas a mí que soy tu prometida, tu futura reina.

Malena enarcó una de sus cejas, y sonrió con burla.

—¿Su reina? ¿Te autoproclamaste su reina? No me hagas reír chula…

—Kurgan, ¿Quién es esta recién aparecida? ¿Y por qué dice que el bastardo que lleva en el vientre es tu hijo?

Oh, no. Eso sí que no.

—Óyeme bien, flaca desabrida… vuelves a referirte a mi hijo de esa forma, y te juro por lo más sagrado que tengo que te saco los dientes y te lo entro por el culo. Evita conocer mi lado salvaje porque tendrás que salir corriendo a recluirte en un sanatorio mental, princesa de mierda.

Leonor abrió la boca y sus ojos con desmesurada.

—Kurgan…

—En estos momentos no eres una persona grata a la que deseo ver Leonor.

—Kurgan, no puedes creer en ella, porque el bebé que lleva en el vientre puede ser de cualquier hombre. Date cuenta de que ella lo está utilizando para llegar al trono. ¡Abre los ojos Kurgan…!

—Oh, querida princesa, acaba de descubrir mi plan. El bebé que llevo en mi vientre no es de Kurgan, posiblemente es de uno de los cuatro hombres con los que me acostaba cuando estaba drogada. Vine aquí aprovechar la oportunidad de que Kurgan es un rey para colgarle él encargó que otro disfruto hacerme. Mi plan era hacer pasar al bebé por el hijo del rey, casarme con él para que el bebé fuese legítimo y esperar con paciencia que mi hijo crezca para seguir la otra parte de mi plan la cuál consistía en tener el control de todo el reino a través de mi manipulable hijo. -Malena termino de contar su relato como si no fuese nada. —Me descubriste princesa de mierda. Ahora tendré que irme con las manos vacías. Deberían decirte bruja, porque viste con claridad lo que buscaba.

—Ves lo que te dije, Kurgan. Ella es una aprovechada que quiere meterte por los ojos al bastardo que procreó con quién sabe que rata.

—No debemos juzgar porque ese tipo de situaciones se ven hasta en la propia realeza, princesa Cavalli, así le recomiendo que guarde su postura y cierre la boca, para que no salga más perjudicada de lo que ya está.

—Kurgan…

—Hablamos después, princesa Cavalli.

Leonor intento acercarse a mí, pero yo negué.

—Kurgan, la boda.

—Que la boda, sigua en marcha. -dictamine, y ante eso, los iris de Leonor brillaron con gran intensidad.

—Pensé que desistirías.

—Quiero lo mejor para el reino Leonor, y lo mejor eres tú.

Ella y Elizabeth nos brindaron una gran sonrisa.

—Vamos a seguir buscando tu vestido de novia, Leonor.

La princesa Cavalli, sonrió con malicia.

—Ves lo que te dije, mujercita. Estoy a días de convertirme en la reina de Kurgan. Espero que cuando eso suceda no estés por estos dominios porque te juro que te haré la vida imposible.

—Veremos a como nos toca, princesa de mierda.

Leonor hizo una mueca y sin darle importancia giro sobre sus pies y empezó alejarse en compañía de Elizabeth.

Cuando ellas se habían alejados, Malena compareció ante mí, bastante enojada.

—¿Qué haces?

—Decirles lo que ellas deseaban escuchar.

—¿Qué con lo que yo deseo escuchar? ¿Qué harás con nuestro hijo Kurgan?

Antes de que pudiera responder, el ángel de la muerte, entro en nuestro campo de visión.

—Buena pregunta, Malena.

—Responde Kurgan, porque me estoy hartando.

—Serás mi reina. Malena Salvatierra. Te convertiré en una reina ante todos los ojos, y nuestro hijo será nuestro mayor tesoro, te prometo que lo amaré con todo el corazón y lo protegeré de todo mal, así como Dios nos ama y nos protege.

—¿Qué con ellas?

—Se quedarán listas y alborotadas. Ninguna de las dos podrá impedir que te conviertas mi esposa.

—¿Me das luz verde para que traigan el vestido que encargué hace dos meses?

—Por lo visto tenías la certeza de que te casarías conmigo.

—Una Salvatierra no tiene la certeza, Kurgan. Una Salvatierra va por lo que le pertenece, sin importarle quién se encuentre en el centro. Así que por lo menos hazme una propuesta decente.

—No.

—¿No?

—No lo haré así porque mi reina, merece tener lo mejor y lo mejor le será dado.




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