Kurgan.
—¡No me voy a someter a tu maldito plan Beta once, Kurgan…!
—Malena, si no quieres que todo sea por las buenas tendré que tomar medidas dramáticas contigo.
Mi flamante esposa intento colocarse sobre sus pies, pero está acción fue impedida por las mujeres de seguridad que reclutamos.
—Malena, no seas necia.
—¡Les ordenó que me suelten…!
Ambas mujeres colocaron sus iris en mí, buscando aprobación, pero lo que hice fue negar.
—Ellas no te soltarán hasta que te calmes, Malena.
Mi reina me brindo una mirada fulminante, y por suerte antes de que pudiera mandarme al mismísimo infierno mi teléfono sonó.
Lo saqué de mi bolsillo, y visualicé el nombre de Román en la pantalla.
Me apetece de las chicas para tener mayor privacidad.
—Román.
—Kurgan, sufrimos un atentado.
—¿Como están todos? Como está mi hermana.
Escuché el sollozó de parte de Román, y eso logró que pensará la peor.
—¡Román…!
—E-Eliza puede perder a nuestros hijos.
No.
—Voy para allá…
—No, Kurgan. Se que Eliza estará bien, ella es fuerte y nuestros hijos también. Te dolerá lo que te voy a decir, pero es mejor que te quedes en el castillo a guardar las apariencias, a que lo dejes solo y desprotegido, Kurgan. Porque esa salida que hagas puede darles paso a los contrarios de tomar el control del palacio. -escuche un suspiro. —Supe lo que le sucedió a Malena, estoy seguro de que lo que paso es obra de tu madre, Kurgan. Pero más le vale a esa vieja que no me la crucé porque la mando directamente en un vuelo hacia el mismísimo infierno.
—Aquí hay rumores de guerra.
—Lo sé. Y algo me dice que tu flamante madre tiene algo que ver en todo. Busca la forma de exiliar a tu madre lo más lejos posible, porque esa víbora está esperando el momento indicado para atacar.
Forme mis manos puños, ante la importancia que siento en este momento.
—Cuida a Eliza.
—Lo haré, Kurgan.
—Cuida a Malena.
—Lo estoy haciendo, Román.
Tras esas palabras Román colgó la llamada.
—Kurgan, ¿Qué pasa?
Solté un suspiro antes de colocar mis ojos en Malena.
—Ahora más que nunca estarás vigilada, Malena.
—¿Qué paso?
—Atentaron contra mi hermana, y ahora se encuentra delicada. Beta once, sigue para ti, Malena. Y no hay pero que valga.
—Kurgan, yo soy la reina. Tengo que estar a tu lado.
—Mientras este el rumor de guerra, te mantendrás oculta en está habitación
Porque no me arriesgaré a que le suceda algo a nuestro bebé y a ti.
—Una reina debe de estar al lado del rey en todo momento.
—Pues esa reina no eres tú, porque no dejaré que nada malo te suceda. A mi pueden hacerme lo que sea, pero a ti no, Malena. -Malena negó. —Si tengo que morir, lo haré, pero me iré feliz al saber que pude evitar que tocarán mi posesión más preciada. Ustedes.
—Kurgan.
—Descansa Malena. -ella apartó sus ojos de los míos y cruzó sus brazos. —Iré a resolver el problema de la guerra y en cuanto me desocupe traigo a la doctora para que veamos a nuestra hija.
—Si te vas no vuelvas, Kurgan.
—Te traeré fresas bañadas en chocante, uvas verdes, un bote pequeño de crema de maní y arándanos.
—Si volverás con todo eso, te puedes ir, Kurgan. Pero eso no cambiará el hecho de que este enojada contigo por alejarme de la realidad.
—Un rey siempre debe cuidar la joya más importante de la corona.
—Encerrándome representas que soy la joya, más frágil de la corona. Tu debilidad.
—No eres la joya más frágil de la corona, Malena. Pero si mi debilidad.
—Te detesto, pero cuando vuelvas traerme todo lo que mencionaste, o si no correrá sangre y no va a ser la mía.
Sonreí levemente.
—Traeré todo lo mencionado anteriormente y puede ser que me quede a dormir con mi esposa.
—Ahora te detesto un poco menos, Kurgan.
—Sí, lo sé.
Tras esas palabras le brinde una última mirada a Malena, y poco después gire sobre mis pies.
Le di muchas vueltas, busque pros y contras, pero todos ellos se fueron al carajo porque por nada del mundo permitiría que lastimaran a la reina. Así que la mejor opción es recluirla en el castillo y hacerle pensar a todo el mundo que la reina no se encuentra en estos dominios.
Beta once.
—Señor.
—Encárgate de que la información se quede entre estas cuatro paredes. Absolutamente nadie puede enterarse que Malena está en el castillo.
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Editado: 14.06.2025