Un bebé para el Rey [#7 de la Saga Heredero]

Capítulo 19: Condena infernal.

Malena.

Tal y como Kurgan ordeno, fui llevada a las mazmorras del palacio.

Tomé asiento en un rincón y empecé acariciar mi vientre.

—Kimberley, ahora somos tú y yo contra el mundo. No sé qué Dios le sucede a tu padre, pero te prometo que saldremos de está. En cuanto pueda, le haré recordar la promesa que hizo.

—Te dije que iba a ser la reina, y muy pronto lo seré. -la voz de Leonor inundo el lugar. —Ahora yo estoy por encima de ti, y tú serás mi criada.

Evité colocar mis ojos en los de ella y seguí acariciando mi vientre.

—Todo estará bien, bebé.

—Te estoy hablando, plebeya.

Seguí en mi plan de ignorarla, y eso logró desatar la furia de ella.

—Te quitaré a esa mocosa.

Aún con esa amenaza me mantuve paciente. Porque no le daré el gusto de regodearse con mi dolor.

Yo soy Malena Salvatierra, y una Salvatierra es fuerte.

Puede ser que ahora esté pasando por este bochorno, pero cuando llegué el día de contarme cuentas, le clavare el cuchillo hasta lo más profundo.

Pero de que me la cobro, me la cobro.

—Déjala que se consuele así misma.

La voz de Elizabeth logró que un ferviente deseo de arrancarle la piel y los dientes, se extendiera por todo mi cuerpo.

—A esta gata no le queda más que resignarse a ser una sirvienta toda su vida, y la mocosa una maldita criada destinada a servirme.

Antes muerta que dejar que mi hija, le sirva.

—Cuando reine, hare que te inclines ante mí. -espetó Elizabeth.

—¿Cómo que cuándo reines? La reina seré yo, Elizabeth. Yo reinare al lado de mi futuro esposo.

—Sí, sí. Eso mismo.

—Señora, señorita. No pueden estar aquí. -informo águila blanca.

—Tu nos dices que hacer, criado.

—Son órdenes del señor, señora.

La vieja esposa del mismísimo diablo, soltó un sonoro bufido.

—Vamos, Leonor.

Tras decir esas palabras ambas víboras empezaron a caminar.

—Kimberley, no estamos solas. En cuanto pueda llamaré a Mail para que venga por nosotras. Mail nos rescatará, él nos acogeré entre sus brazos y allí seremos felices.

—Señora… no sé qué le sucede al rey, pero si se es que usted tendrá mi lealtad hasta el final.

—Águila blanca, necesito que intentes llevarme al bunker de seguridad. Necesito desaparecer por unos días.

—Lamento darle malas noticias mu señora, pero el pasadizo hacia el búnker se encuentra en la oficina del rey.

Alce mi cabeza y mis ojos se colocaron en los de él.

—No tema mi señora, tenga la consignación de que todo acabará. Este será un mal recuerdo.

—¿Qué le paso? ¿Por qué Kurgan se porta tan distante conmigo, cuando él hace unas horas me prometió que volvería lo antes posible? Él no es el mismo, águila blanca.

—No sé qué esté pasando, pero le ayudaré a investigarlo. No tema porque yo las protegeré.

—Ve si puedes comunicarte con Román.

—Hare lo posible, señora.

Tras esas palabras águila blanca hizo una reverencia antes marcharse.

Cuando me quedé a solas recargué mi cabeza contra la pared, y las lágrimas empezaron a descender de mis ojos.

¿Por qué? ¿Por qué cuándo pienso que voy a ser feliz, el cielo despejado se nubla?

Me llevé una de mis manos hacia el collar que Kurgan me había dado y con rabia me lo arranqué del cuello.

—¿Por qué me prometiste tantas cosas si no la ibas a cumplir? ¿Por qué dejaste que me enamorará de ti, Kurgan? ¿Por qué me haces esto? -pregunte sabiendo que no obtendría respuesta alguna.

(***)

Un largo y cansado día. Ese fue el tiempo que dure recluida en la mazmorra.

Eso sí, tengo que decir que me trataron como a una reina, consintieron todos mis caprichosos y no me falto nada. Nótese el sarcasmo.

No, mentira. Me trataron como a la peor criminal, me dieron solo un pedazo de pan duro y un queso que estaba rancio, y para tomar una dizque limonada, pero eso era más agua que limón.

Estuve más aburrida que una ostra. Pero cuando volví a ver la luz del día deseé estar en la mazmorra que aguantar a las víboras.

A Kurgan no lo había vuelto a ver, pero gracias a águila blanca me enteré de que le estaba siendo problema divorciarse de mí.

Por lo menos el papel que Mail lo hizo firmar no lo dejará en paz por un largo tiempo.

Puntos extras para mi hermano.

Me encontraba tratando de descansar en la habitación que me habían dado. Cuando la puerta se abrió de par en par dejándome visualizar a un Kurgan iracundo.

—¿Qué diablos es este documento?




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