Malena.
Un mes después.
Un mes.
Cuatro semanas.
Treinta días.
Setecientos veinte horas.
Varías lunas llenas.
Ese es el tiempo que ha pasado desde que Kurgan de marchó de aquí.
Al principio pensé que soportaría el hecho de que él se marchará, pero no fue así porque si miraba a mi hija lo recordaba a él. Su sonrisa, sus ojos. Las pecas de su rostro, sus hermosos hoyuelos, su boca. La forma en que frunce el ceño… ah, en fin. Si sigo mencionado las cualidades de Kurgan no podré dejar de llorar.
El día de hoy estoy más que sensible porque me hice cinco pruebas de embarazo y todas me salieron negativas. Estoy que me lanzó del puente… pero ¿Qué se le puede hacer?
—Hija.
Hice una mueca de disgusto al tener que levantar mi cabeza de la almohada.
—Malena.
—Mamá, quiero estar sola.
—No señora, no te dejaré sola para que te eches a morir.
—Entonces, ¿Qué hago? ?Me pongo a brincar en una pata, corro desnuda por la calle, le ruego a Kurgan que me haga un bebé?
—Eso de rogarle a Kurgan que te haga un bebé está de más porque estoy segura de que si por el fuera te tuviera en el palacio de encargó y con un moño que diga no molestar.
Hice una mueca antes de reprenderla.
—Mamá, ¿De qué lado estás?
—Del mío.
Volví a rodar mis ojos.
—Debí suponerlo.
—Kimberley me dijo que su padre le regalo un caballo y que cabalgaron juntos por horas. -escuchar esas palabras me dio duro en el corazón. —Pudiste haber estado allí, pero se te cruzaron los cables y rechazaste la idea de volver con Kurgan. Otra ha de estar disfrutando de lo que tu rechazarte por pendeja.
Volví a rodar mis ojos.
—Madre, no me siento bien como para saltes con el sermón de lo que pude o no haber tenido.
—Bueno tú te lo pierdes… porque según la foto que Mail tiene en su teléfono Kurgan se lo está pasando de lo lindo con una tal Violet Zampogna.
Forme mis manos puños y por un minuto desee tener a Kurgan al frente de mi para arrancarle el cabello.
—Madre…
—Te dejo cariño porque iré a ver cómo están las consentidas de la casa.
Tras esas palabras mamá empezó a caminar con bastante rapidez hacia la salida de la habitación.
¡Genial…! Mamá se marcha como si nada después de sembrar la duda en mí.
Muy bien por Gabriela Salvatierra. Muy bien.
Coloque mi cabeza en la almohada para intentar dormir, pero la cizaña que mi madre me planto no me dejo conciliar el sueño.
¿Y sí es verdad? ¿Y sí Kurgan me cambio por ella?
No. No. No.
Es mejor no pensar en ello.
Sí, claro. ¡Qué ilusa soy…! Porque una vez que se me mete algo en la cabeza es muy difícil que deje de pensar en ellos. Para dejar de hacerlo tengo que estar cinco metros bajo tierra.
Me conozco a la perfección, soy toxica, mal pensada, con serios problemas y lo más grande, celosa.
Ah… estoy que cojo un avión y arrastro por todo el lugar a esa mujer, porque él es mío, solo mío.
Me levanté de la cama y me fue inevitable golpear el suelo con fuerza.
—¡Kurgan…! -grite en medio de mi ataque de furia.
—Ya sabía que estabas loca, Malena
Mis ojos se posaron en Mail, y para mi mala suerte lo encontré sonriendo.
—¿Te he hecho un chiste, Mail?
—No, pero deberías despejar la variable porque por lo visto no puedes vivir sin Kurgan.
—¡Cállate…!
Tomé una de las almohadas de mi cama y sin pensarlo se la lancé.
—Puedes destruir todo lo que tengas a tu paso, pero bien sabes que es porque digo la verdad.
—¿Eres mi amigo o mi enemigo, Mail?
—Viéndolo de la forma en que lo veo, se puede decir que tenga una mezcla extraña entre amigo y enemigo.
Rodé mis ojos y tomé otra almohada para lanzarsela, pero en mi intento por lanzarla sentí mi cabeza dar vuelvas.
Cerré los ojos para esperar que todo pasara, pero en vez de pasar, se hizo más fuerte e incluso perdí las fuerzas.
¿Qué me pasa?
Antes de que pudiera caer al piso, sentí los brazos de Mail rodear mi cintura.
—Malena…
Aún con la poca fuerza que me quedaba logré abrazar a Mail.
—Malena…
—Dame un minuto. -susurré.
—Te llevaré al doctor.
Ante esas palabras no emití juicio alguno porque no me quedaban fuerzas para hacerlo.
Cuando trascurrió el minuto empecé a recobrar las fuerzas y mi cabeza dejo de dar vueltas. Poco a poco me fui recuperando.
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Editado: 14.06.2025