Kurgan.
Tras nuestro hermoso reencuentro, Malena, Kimberley y yo nos dirigimos hacia el jardín. Donde nuestra pequeña empezó a corretear de un lado hacia otro.
—Sigo sin poder creer que te hice dos bebés.
—Si no quieres creerlo no lo creas, pero de que cometiste el acto, lo cometiste. -malena inquirió esas palabras para después llevarse dos uvas a la boca. —Ordenare que planten fresas, manzanas y uvas en el palacio, porque amo comerlas.
Ante esas palabras sonreí.
—Dale gracias a Dios que eres el favorito de la escritora porque si no te llenaba el palacio de niños… palabras de Mail no mías.
—¿De qué hablas, Malena?
—Según ni hermano Mail, hay una chica que está escribiendo nuestra historia y que además planeo todas nuestras desgracias para que nuestra historia fuera excelente. Me gustaría tenerla frente a mi para darle unos cuantos puntazos.
—Malena deja de ver tantas series.
—¿Me estás diciendo loca?
Me trague mi Sí. Porque no es conveniente enfadar a Malena y menos estando embarazada de mis dos hijos.
Dios mío, tendré dos bebés.
—¿Qué más sabes de ella?
—Mail investigo a esa loca, envío a dos matones a seguirla y pronto tendremos su cabeza para adornar nuestra sala de estar.
—Malena…
—Mentira… el tonto de Mail la investigo no para matarla sino para que la escritora no lo hiciera sufrir más porque la muy malvada se río a carcajadas cuando nacieron las cuatros ternuras del pecado. -los hermanos Salvatierra están todos locos. —Según Mail, la escritora esta tan loca que es capaz de matarnos a todos y darle un giro inesperado a la historia.
—¿No me digas que la escritora tiene pensado reunir a todos los Salvatierra para que un enemigo misterioso de la familia los mate a todos?
Malena abrió sus ojos como platos para después sonreír.
—¿Qué comes que adivinas? Ese es el maquiavélico plan de esa mujer… la suerte es que la atrapamos en el acto, confiscamos su portátil, teléfono y demás aparatos electrónicos… para ver si así se encuentra en complacer a su esposo escocés de casi dos metros, porque ese pobre hombre merece que ella le preste más atención porque con ese monumento de hombre yo no le apartaría la vista. Pobres la que tienen carne y no la disfrutan.
—Malena, ¿Se te olvida que estoy presente?
—No cariño, pero la verdad hay que decirla, ese tal Jack Reith es un monumento digno de admirar y le suma puntos que sea doctor internista, ganas me dan de ir a por él… -después de decir esas palabras Malena sonrió con coquetería. —Si me lo propongo puedo tomar el control y arruinarle la vida a esa chica.
—Deja a esa pobre chica en paz… con algo tiene que divertirse, además de su esposo. Si ella quiere causar desmadres déjala.
—¿Te gusta?
—Malena…
—Por eso dormirás en la casa del perro, Kurgan. Acabas de serme infiel de pensamientos.
¡Y el premio para el drama del año es para…!
—Ahora resulta que seré la mujer del proceso, mientras que tú te irás con esa mujer a disfrutar tus millones mientras yo me quedo en el campo ordenando vacas, pastoreando ovejas, criando cerdos, alimentando gallinas y cultivando lo que me voy a comer. Muy bien, Kurgan.
Malena se colocó sobre sus pies, me brindo una mirada fulminante, giro sobre sus pies y empezó a caminar con rapidez.
Malena Salvatierra es un verdadero caso perdido.
—Estoy jodido. -inquirí cuándo la vi alejarse cabreada. —Todo por seguirle el juego.
Sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón. Saqué el teléfono y tras leer el mensaje de texto de Mail, empecé a impacientarme.
Vamos en camino.
Oh, no.
Ahora no es buen momento para reunir a todos los Salvatierra, con sus hijos incluidos y pedirle matrimonio como manda la ley a Malena.
Tengo que arreglarlo.
Empecé a teclear con rapidez en el teléfono, pero ante de que pudiera enviar el mensaje escuché la voz de Malena gritar con fuerza mi nombre.
Oh, no.
Espéreme que allá voy san pedro.
Me levanté con rapidez de la silla reposera y para mi mala suerte mi teléfono se resbalo de mi mano y fue a parar a la fuente del jardín.
—¡Genial…! -golpee la fuente con mi pie y para mi mala suerte el dolor se extendió por mi pierna. —¡Dios!
—¡KURGAN…!
Malena no tiene ni dos horas aquí y ya está por matarme.
Empecé a caminar cojeando hacia el lugar de donde provenían los gritos.
Cuando llegué me encontré con Malena cruzada de brazos mientras miraba mal a mi invitada.
—¿Me puedes explicar porque ella está aquí, paseándose como si fuera la reina, Kurgan?
—Malena.
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Editado: 14.06.2025