Durante la iglesia Conrad trataba de no moverse, incluso parecía que aguantaba la respiración.
Yo me mordía el labio para evitar reír. Él tenía las piernas juntas y las manos entrelazadas sobre su regazo. Al principio parecía nervioso pero eventualmente se relajó y casi al final cuando voltee a verlo, él estaba concentrado en lo que decía el Pastor.
Los minutos pasaron y es hora de marcharse.
Salimos y volteo: — ¿Qué te pareció? —Pregunto recogiendo mi cabello con una coleta negra que llevaba en la muñeca. En la otra llevo la pulsera que Conrad me regaló ayer.
Él asiente y mira hacia la iglesia. —Supongo que no fue tan malo como pensaba.
—Me sorprende que no te quemaras. La próxima te llevaré a una iglesia católica para un exorcismo. —Bromeo.
En ese momento un hombre de unos cuarenta años con una camiseta color mostaza y un pantalón café se acerca a nosotros. Lleva varios panfletos y nos saluda con una sonrisa. —Hola chicos, mi nombre es Justin Van Stonher y quería invitarlos a las reuniones que tenemos los sábados por las tardes y por las mañanas, es un servicio dedicado para jóvenes —nos extiende a cada uno un panfleto azul—. También tenemos consejería y más actividades. Espero puedan venir.
Yo le muestro una sonrisa por cortesía pero doblo el panfleto sin siquiera verlo. Honestamente, no me gustaría hacer nada de eso.
Justin se aleja y se acerca con otras personas que parecen de nuestra edad. Siempre con una sonrisa extiende el panfleto y estrecha manos como un candidato presidencial.
Conrad le echa una mirada rápida y lo guarda en su bolsillo trasero.
—Debí preguntarle si hacían exorcismos —hago un puchero.
Él rueda los ojos. —Me alegra que te diviertas —peina con sus dedos el cabello que el aire ha desordenado—. Entonces, ahora vamos a comer.
Asiento. —Vamos a la plaza, quiero comprar unos libros.
Él me hace una seña y caminamos hacia su auto.
Adentro, él enciende el aire acondicionado y conecta su teléfono con su radio para poner música. Me da curiosidad que tipo de música escucha, casi siempre maneja sin música o con una estación de radio, pregunto: — ¿No eres de esos que escuchan rap, verdad?
Agradezco que él tenga auto y ahora básicamente es mi chofer personal. Sé que debería tomar clases para aprender a conducir pero no he tenido ganas y estoy aprovechando a Conrad tanto como sea posible. Me ahorra dinero de taxis y “Ubers”
Sonríe de lado mientras sigue buscando en su teléfono. —La verdad, si me gustan unas canciones de rap —él comienza a reproducir una canción pero la cambia—. Escucho de todo —deja que se reproduzca de pop con una voz femenina—. Como esto.
La verdad, la canción me gusta. La voz de la cantante es bonita, la melodía me da la sensación de una de esas películas de acción y romance. — ¿Quién es? —pregunto refiriéndome a la cantante.
Él me da su teléfono y leo “ALMA” y la canción se llama “Stay All Night” la apunto mentalmente para agregarla después a mi propia lista de reproducción. Él enciende el auto y comienza a conducir.
Mientras tanto, canta la canción en bajo. No puedo escucharlo muy bien pero no canta nada mal. —Pensaba que pondrías un trap o algo así.
Él sonríe sin quitar la mirada de la calle. —No te confundas, me gusta también el trap y el rap y todo eso pero escucho de todo. Esta canción ha estado en bucle desde que la escuché. Es adictiva —cuando el semáforo se pone en rojo, él gira para verme y decir: —Más por la letra.
Lo veo y asiento. —Pondré atención a la letra.
Él se inclina un poco y abre la guantera. —Te traje de las manías que te gustan —saca una lata azul. Son unas manías que tienen limón y picante, me gustan mucho y siempre las llevo en mi bolsa. Las he comido durante descansos en el orfanato y Conrad lo ha notado.
—Gracias —las destapo sin poder esperar.
Él sigue cantando y yo escucho con atención la canción.
“Tu podrías quedarte toda la noche, esto podría ser real así que no digas adiós, no dejes esto ir, porque no lo sabremos. Así que, ¿Por qué te irías?”
Es básicamente una canción sobre alguien que tiene curiosidad por una persona y dice cosas como “esto podría salir mal pero también podría ser genial” me gustó bastante y la letra es interesante.
Después de esa canción suena otra del mismo estilo. Sonrío para mí misma. —Estoy comenzando a pensar que te gustan las canciones románticas.
Me da una mirada rápida. —Nah, me gusta el ritmo.
—Aja —no le creo. Esta canción dice cosas como “Haría lo que sea por ti” con un ritmo animado y muy bubblegum pop.
Rueda los ojos y cambia la canción. Otra de amor pero esta es más lenta. Parece que puede leer mis pensamientos porque la cambia sin que le diga nada. Ay no, ¿Acaso este chico ha buscado las listas de música romántica y ha agregado todas las canciones a su lista de reproducción?
Levanto la mano. —Esa está bien, déjala. —Me aguanto la risa pero no las ganas de molestarlo—. Vaya, estas enamoradísimo.
Voltea a verme como si acabara de encontrar su secreto más profundo. — ¿Qué?
Levanto mis cejas. —Conrad, ¿Estás enamorado?
No es una idea imposible, supongo que él conoce muchas chicas y deben ser chicas muy bonitas y amigables, divertidas también. Es solo que, últimamente ha pasado casi todo el tiempo conmigo, no tengo idea quien es la chica misteriosa que aparentemente le ha robado el corazón.
Bueno, podría ser su vecina o simplemente alguien de la escuela y se muere de ganas que comience la escuela para verla de nuevo. Es posible.
Interesante que la idea de él con alguien más no me agrada del todo.
Niega varias veces con la cabeza. —No… yo no… me gusta esta canción.
Me cubro la boca con las manos. —Chisme nuevo, dime, ¿Quién te gusta?
Él cambia la canción y suena una genérica, de esas que ponen en las tiendas de ropa y que tienen un buen ritmo para dejar de fondo. No es precisamente de amor, es más como una fiesta en el verano o algo así dice la canción.