Un Chico Llamado Amor

VEINTIDOS

La persona de las notas verdes me dio una idea, le escribí una carta a Jenny.

Jenny.

Sé que no quieres hablar conmigo, sé que has escuchado lo que dicen sobre Max y yo, que nos besamos y esas cosas. Te lo prometo, Jenny que no hice eso. Te quiero mucho, eres mi mejor amiga y mi vida sin ti no es lo mismo. Por favor, por favor, no dejemos que nadie nos separe.

Perdóname, por favor. Te prometo que no hay nada entre Max y yo, no me gusta y no sé qué te ha dicho pero no estoy interesada en lo más mínimo. Es a ti a quien quiero en mi vida, no a él. No me interesa Max.

Por favor Jenny, vuelve a hablar conmigo, te extraño mucho. Te quiero.

Espero que me perdones.

Lily.

 

Han pasado varias semanas desde el baile, Jenny no me habla y mis padres realmente creyeron lo que les dijo Max. Las únicas personas que no le creen a Max son Penny y Jared.

 Mis padres también creen que paso tiempo con chicos besándolos y con chicas que venden drogas, es eso lo que Max les dijo, así que no puedo pasar mucho tiempo fuera de casa y ellos ya no llegan cuando mis padres están en casa.

Por suerte hoy papá volvió a salir con sus amigos y mamá se fue con Oliver a la casa de una amiga que tiene un hijo de la edad de mi hermano. Mamá me pidió que me quedara en casa y que no saliera a verme con “esas personas”. Yo le respondí que tenía mucha tarea y que no podía ir a ninguna parte.

Media hora después que todos se fueron, llegaron Penny y Jared.

Fuimos a mi habitación y no hicimos nada más que hablar mientras veíamos el techo de mi habitación recostados sobre el colchón. Jenny no ha contestado mi carta, se la dejé en su casillero esta mañana y no he recibido ni un solo mensaje de ella.

— ¿Max aun viene aquí? —pregunta Penny.

Cierro los ojos. —Ayer vino a comer —respiro profundo—, no sé cómo mantenerlo lejos, esto es horrible.

Jared toma mi mano y acaricia los nudillos con su otra mano. —Quisiera poder hacer algo.

—No hay nada que hacer —vuelvo a sentir las lágrimas dentro de mí, ya es común que llore por sentirme enojada y frustrada estos días—. Todos le creen, incluso Candy me mira como si realmente fuera tan mala como Max dice.

—No lo eres —Penny afirma—. No eres mala, Lily. Eres una chica increíble y eres mi primer amiga en toda mi vida, eres dulce y nunca te burlaste de mí.

—Sí —Jared afirma—. Tú eres dulce, eres la chica más linda.

—Oye —Penny ríe—. Creo que a veces se te olvida que yo también soy una chica.

Jared también ríe. —Lo siento Penny, tengo ojos solo para Lily.

Muevo mi rostro y recuesto mi cabeza en el hombro de Jared, Penny se acurruca conmigo también. —Nunca pensé que mi último año fuera así —pensé que pasaría las tardes con Jenny, como siempre y que tal vez, saldría de nuevo a alguna cita pero nada muy serio. Ahora estoy aquí, con un chico que piensa que soy la más linda y una chica que me cuida como nadie lo ha hecho antes.

Con una familia que no me cree y una mejor amiga que ya no sé si es aún me considera su mejor amiga.

— ¿Recuerdas cuando me preguntaste porque tenía un acento? —Penny habla, su voz es lenta—. Bien, resulta que soy como adoptada, o algo así —admite—. Mi abuela y mi abuelo son quienes me cuidan pero… mis padres, ellos se fueron hace mucho tiempo —baja la voz—, también vivo con mi tía y ella ha tenido muchos novios, extranjeros y sus hijos, ósea mis primos, tienen acentos.

La escuchamos sin decir nada, Penny suelta un suspiro.

Prosigue: —Um, no tengo hermanos, tengo primos —admite—. Ellos… son como mis hermanos. El mayor no, su padre es de aquí pero el siguiente es mitad polaco, el otro es mitad holandés y la chica es mitad rusa —explica—. Sus padres han sido buenos hombres pero mi tía es problemática y después de unos cinco o seis años, se van. Los hijos aprenden un poco de los idiomas o algo así, ninguno de ellos puede hablar otro idioma pero tienen acentos y supongo que al final, yo recibí algo de eso, todos tenemos un acento raro pero no es de un solo idioma, creo que es por como hablamos.

— ¿Te llevas bien con ellos? —pregunto.

Deja pasar unos segundos. —No es como si me llevo mal pero, a veces siento como si fueran personas que viven ahí y nada más, no como si fueran mi familia y he tenido que aprender a cuidarme sola —suspira—. El último novio de mi tía era un profesor de la universidad y él descubrió en mi supuesta habilidad, me hicieron exámenes y todo eso, recibí una beca pero no pude seguir ahí.

— ¿Por qué? —pregunta Jared.

Penny deja escapar una risa corta. —Porque aunque podía pensar tan bien como los demás, yo seguía siendo yo —señala—. Los que iban ahí eran de familias con dinero, familias bonitas y perfectas, yo era la chica que usaba la ropa de sus hermanos y huérfana.

Ambos giramos nuestros rostros en su dirección, Penny tiene los ojos cerrados.

—Digamos que… me molestaban mucho y logré hacer que me sacaran metiéndome en muchos problemas, mi tía me veía como su futura fuente de ingresos así que me obligó a soportar los malos tratos pero dejé de aguantar y comencé a pelear, golpeé a algunos chicos e insulte a muchas personas, cosas que tienes que hacer para que te respeten.

Muerdo mi labio. —Lo siento Penny, lamento que hayas pasado por eso.

Abre sus ojos. —Está bien, da igual ahora —levanta una mano y la estira, como si intentara tomar algo del cielo—. Aprendí a defenderme y a no dejarme, eso me gusta.

— ¿Cuándo fue eso? —Pregunta Jared—. ¿Tu escuela anterior?

—No —baja la mano—. Eso fue cuando tenía doce a catorce años, después estuve en otra escuela pero nos mudamos aquí, y ahora estoy al lado de los chicos más interesantes de la escuela —se levanta y recuesta su brazo para vernos, su cabello está despeinado—. ¿No es genial? Somos el grupo de amigos más genial de todos.




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