Un Chico Llamado Amor

CUARENTA Y SEIS

—Mamá, tienes que leer esto —bajé con Kyle inmediatamente.

Mamá mira a Kyle y sonríe. —Hola Kyle —saluda.

Kyle levanta la mano. —Hola, buenas tardes.

Yo camino hacia ella. —Mamá, lee esto por favor —levanta una ceja y toma la hoja—, es de Candy, yo le presté un libro y no me había dado cuenta que ella colocó algo adentro, hasta ahora que se lo presté a Kyle y él la encontró, no sabía que estaba ahí y mira lo que escribió, es sobre Max y…

—Lily —mamá coloca su mano sobre mi brazo—. Tranquila, ¿estás bien? ¿Max te hizo algo?

Mi corazón está latiendo tan rápido que se siente como si fuera a salirse. Después de leer la carta de Candy me sentí como si estuviera en una película de terror. Sabía que Max no se comportaba normal pero no comprendía la gravedad del caso. En realidad, considero que Max es un peligro y necesito hacer algo para evitar que dañe a alguien más.

Kyle da un paso al frente y se coloca a mi lado. —Lily solo quiere decir que Candy escribió eso, ahí habla sobre cosas que Max ha hecho, creo que debería leerla.

Mamá asiente y mira la hoja. Mientras sus ojos se deslizan de un lado al otro, su expresión cambia. Sus ojos se entornan, sus cejas se juntan y sus labios se separan levemente. —Dios mío —susurra.

Lo sé.

No sé casi nada de psicología y no pretendo diagnosticar a Max pero sin duda algo está mal en su cerebro y no lo digo como insulto. Realmente su mente no está bien y eso ha hecho que él haga muchas cosas malas.

Ni siquiera quiero pensar en todo lo que Candy no sabe. Max pudo haber dañado a más chicas, a más personas, y nadie se ha enterado. ¿Qué pasó realmente esa vez que entró a la casa de su vecina? ¿Qué le hizo a la chica en la escuela? No me lo quiero ni imaginar.

Sé lo que me hizo a mí.

—Mamá —trago saliva—, tenemos que hacer algo. Max… él puede hacerlo de nuevo, puede incluso… quizás, a Candy.

No quiero que lastime a Candy, según lo que ella escribió, él no la ha dañado físicamente pero todo eso que le hacía tampoco es normal. Lo del conejo, encerrarla, amenazarla y manipularla. Esto está tan mal.

Ella suspira y me mira con los ojos preocupados. —Tú no harás nada, no quiero que nadie tome represalias contra ti —dobla la hoja—. Esperemos a que tu papá venga, ¿bien? Tendremos que hablar con el padre de Max y tenemos que hacer que Max reciba la ayuda que necesita porque sin duda está muy mal.

Max es menor de edad y todo lo que hizo sucedió antes de los dieciocho años así que, es probable que esas chicas no obtengan nada parecido a justicia. Yo no lo recibí, el castigo mayor que le dieron a Max fue suspenderlo por una sola semana. No puede seguir ocurriendo.

—No quiero que lastime a Candy, ¿crees que lo haga si descubre que ella me contó todo? —pregunto nerviosa.

Mamá rasca su cabeza y niega. —No lo sé hija, tendremos que hablar de esto más tarde —vuelve a abrir la hoja—. No te preocupes por ahora, ¿bien?

¿Cómo puede pedirme que no me preocupe?

No puedo imaginarme todo lo que ha sentido Candy durante estos años, pasarse la vida ocultando algo tan malo. Fingir que su hermano es normal. Guardar un sucio secreto familiar que debería ser expuesto a la luz, no ocultarlo. ¿Por qué sus padres pensaron que sería buena pretender que Max no es diferente? ¿Acaso no temían por Candy? ¿Les daba igual si un día él lastimaba a una chica?

Al parecer sí.

El timbre se escucha y yo veo a Kyle, él me muestra una sonrisa tranquilizadora. —Deben ser nuestros amigos.

Es cierto, quedamos de vernos en la tarde. —Ah, sí… el cumpleaños de Daniel.

Mamá toca mi hombro. —Hija, no te estreses ahora por esto, lo solucionaremos. Por ahora ve con tus amigos y disfruta tus vacaciones, prometo hacer todo lo posible para que nadie más salga herido.

Miro el rostro de mi madre. Su cabello muestra algunos cabellos grises, debajo de sus ojos hay un par de manchas oscuras, su piel ya no es como antes. Mamá y papá han envejecido sin embargo, aun los veo como personas fuertes que pueden defenderme de absolutamente todo.

Aunque no lo son. Son seres humanos y quizás ya no pueden realizar todas las cosas que hacían cuando tenían mi edad. Sin embargo, hacen y harán todo lo posible para cuidarme a mí y a Oliver.

Y en este momento siento mi corazón deshacerse del rencor.

He perdonado a mi mamá.

Me acerco a ella y la abrazo, por primera vez, después de todo lo que sucedió con Max. —Gracias mamá.

Ella me rodea con sus brazos y besa mi mejilla. —Tranquila Lily, daría mi vida por ustedes.

Eso me hace querer llorar así que me separo y sonrío cuando el timbre se vuelve a escuchar. —Voy con ellos.

—Ve —mira a Kyle—. Cuida a Lily, Kyle.

Él toma mi mano. —Siempre lo haré.

Ambos vamos hasta la puerta de la entrada y cuando abrimos nos encontramos con Travis, Jared y Penny esperando recostados a un lado de la puerta.

— ¿Listos para la fiesta? —pregunta Penny.

Yo sonrío. —No habrá fiesta, Daniel quiere subirse a los juegos.

Travis niega. —Cambió de planes, vamos a ir a una fiesta —se inclina un poco—. En la playa.

Yo junto mis cejas, la playa está como a dos horas y media de aquí. — ¿De verdad? —preguntamos Kyle y yo al mismo tiempo.

Penny baja sus ojos a nuestras manos. —Entonces, ¿Ya finalmente admitieron que se gustan o todavía se están haciendo los tontos?

Yo le doy una mirada y ella ríe, Jared me sonríe. —Hablamos en serio, vamos a ir a la playa pero tenemos que irnos ahora.

— ¿No necesitamos trajes de baño y esas cosas? —pregunto.

Penny levanta su mano en el aire. —Nah, nadar con ropa es lo mejor —toma mi otra mano y tira de mi—. Vámonos ahora o el tráfico nos arruinará todo.

Nunca he hecho esto, simplemente irme a la playa con amigos. Bueno, antes solamente tenía una amiga y raramente hacíamos algo espontaneo. Quizás está bien que comience a hacer cosas que antes no me atrevía.




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