Un Cielo Para Mi (libro 2)

Capítulo 24

Avril 

Santiago está en la cocina de su nueva casa acá en la cuidad, yo mientras observo detalladamente toda la sala la cual es increíblemente elegante, es inmensa podría decir que esta casa es tan grande como la que tiene en la capital, el sentarme en los muebles que se encuentran en medio de la sala veo que en una se las mesitas, se encuentran un par de fotografías de nosotros, cuando estábamos juntos, sonrió al recordar esos momentos era realmente feliz. 

- Amor, toma.. te hice un te?

- Gracias!

- De nada – se sienta a mi lado..

- Quisiera darme un ducha.. 

- Claro amor, vamos a mi habitación.

Lo acompaño hacia un pasillo que da con unas puertas dobles, es la habitación principal, es muy cómoda, la cama es inmensa me guio hasta unas puertas de vidrio que daban con el baño me senté en una silla que tenía ubicada en una esquina, mientras Santiago preparaba el baño con agua caliente y sales de relajación.

- Puedo meterme contigo?

- Claro! – le respondí algo insegura, vería cada uno de los hematomas pero sé que tarde o temprano eso pasaría.

- Te ayudo?

- Por favor… - me levanto de la silla y que frente al espejo del baño.

Veo como esos maravillosos ojos azules me deslumbran, me maravillan, es tan hermoso que parece irreal, baja muy despacio la cremallera del vestido que se encuentra por mis caderas, y poco a poco va bajando las mangas de mi vestido lo ayudo a bajarlo hasta mis pies y me ayuda a salir de el con cuidado, quedo frente a él con tan solo un par de bragas y  su mirada empieza a recorrer todo mi cuerpo sitúa su mirada en cada uno de mis hematomas  y veo como sus ojos azules cambian a un color tan oscuro que podría decir que son negros.

Me guio hasta la gran bañera que dominaba el baño y con mucho cuidado quite mis bragas y me metí, el agua poco a poco fue abrazando a mi cuerpo, fue haciendo lo suyo, fue relajándome, cerré mis ojos por un par de minutos, hasta que sentí como unas piernas rosaban mi espalda Santiago estaba entrando conmigo y se colocó detrás de mí, cuando logro acomodarse mi espalda quedo pegada a su torso y mi cabeza se dejó caer en su hombro, sentí como el aire que estaba conteniendo fue exhalado y por fin estaba en total relajación.

Siento como sus manos empiezan a acariciar cada rincón de mi cuerpo, cada lugar oculto y no visto, todo en mí se enciende con un solo toque de él.

- Te amo…

El escuchar esa frase tan simple en la voz de él, pero tan llena de sentimientos me hacía sentir viva y protegida.

Me volteo para verlo a la cara y lo beso con tan delicadeza que nuestros labias parecen solo rozarse, el me acaricia la espalda y sus manos suben hasta mi cuello me subo en sus piernas y siento como su erección crece.

- Te deseo – le digo al oído, lo escucho gemir

Y en un movimiento violente que arroja agua al suelo me penetra sin contemplación, me hace gritar de satisfacción, nuestros movimientos eran lentos pero satisfactorios, cada gemido que salía de su boca me excitaba mas mucho más, la pasión no domino y los movimientos empezaron a ser más frenéticos, los besos más apasionados, sus manos estaban por todo mi cuerpos, sus caricias encendían mi cuerpo.

- Amor… - me dice con voz entrecortada…

- Lo sé yo también…. – estaba cerca del orgasmo y sé que el también.

Nos dejamos llevar por la pasión hasta que nuestros cuerpos sucumbieron de placer, grito mi nombre y yo el de el…   

Caigo rendida en su torso y hundo mi rostro en su cuello con cada movimiento que hacemos el agua es derramada, siento como a poco su respiración de ralentiza y luego de un par de minutos.

- Es hora de dormir… mañana será un largo día – se porque lo dice.

- Si, hemos dejado la bañera sin agua.

- Ha sido el mejor baño que me he dado en años…

- Mas te vale!

Me ayuda a salir y me pasa una toalla para que pueda secarme, mientras observa detenidamente mi cuerpo.

- No te duelen? – me pregunta al preocupado.

- No, ya no – nuestras miradas se encuentran en el espejo.

Veo como baja la mirada con pesar, volteo para verlo a los ojos, le levanto su rostro y me consigo con su mirada triste.

- Ya paso amor, aquí estoy

- Nadie te toca a partir de ahora, nadie Avril y que se esconda muy bien… MUY BIEN!

Lo veo salir del cuarto de baño hacia otra puerta y lo sigo, entramos a un vestier..

- No harás nada, no le harás nada… - voltea a verme con una furia enorme.

- Te importa que algo le pase?

- No!!! no quiero que tú te veas involucrado, que esta… situación te afecte.

- Y crees realmente que ya no lo hizo?? Avril tu eres mi vida y él te toco.. las pagara y no creas que seré el único que piense así... y ya no quiero hablar del tema.

- Santiago… - sale del vestier y lo sigo hasta la habitación.

- Ya no quiero hablar Avril, ven a recostarte debes de estar cansada.

Me quedo parada en el borde de la cama con los brazos Cruzados mientras veo como él se recuesta y me mira fijamente

- Promete que no harás nada – lo veo voltear los ojos, realmente le estoy colmando la paciencia.




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