Un Corazón para Él Doctor

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Recuerdo perfectamente bien cuando era más pequeña, mi madre me llevo aquel circo donde aquella mujer danzaba con aquellas cuchillas, mi madre grito asustada y yo no pude evitar dejar de ver semejante espectáculo, fue una de tantos de aquellos recuerdos que atesoro tanto, mi madre había decidió no más ante los golpes de mi padre.

 

Pero quien soy yo en jugarla cuando camine por la misma línea de violencia, mi felicidad duro solo tres días, mi padre se presentó arrepentido lleno de lágrimas y con un arreglo de flores.  Me pregunte a mí misma cuanto volvería a vivir el mismo infierno y solo paso los mismos tres días cuando su puño toco el rostro de mi madre dejándola inconsciente durante unos minutos que para mí fueron los más largos de mi pequeña vida, grite desesperada que llame a la policía.

 

Ella solo se levantó aturdida y mi padre jurando que no lo volvería hacer, pero la culpaba a ella, por provocarlo, la policía llego y mi madre lloro impidiendo que lo llevaran y yo sufrir ese día, no por mi padre si no por mi madre, rompió mi niñez ese día, desde ahí mi padre me odio siempre y mi madre no hizo nada al respecto. Cuando el cinto marco mi espalda. Me hice de nuevo esa pregunta que había mal en mí, porque debería pagar los golpes y esos resentimientos de mis padres en mi cuerpo, el odio de mis padres cuando yo solo los amaba, pero el amor no es suficiente. Ni porque estuve aquella vez en el hospital mi padre me rompió dos costillas, mi madre se disculpó, mas no me pidió perdón, esa es la diferencia entre disculparse y pedir perdón al daño que haces a tus hijos.

 

Acaso una madre no hace lo que sea por sus hijos, pero hay seres que son primero mujer que madres y es por el hecho que son peor que el mismo verdugo y la codependencia de no vivir solas, no quieren enfrentar mas allá, y eso te convierte en una cobrarse. Y odie a mi madre, mi adolescencia  mi padre me partió el labio y mi madre, No debiste contestarle es tu padre respétalo. Vaya familia que tuve, y jure que si llegara a tener una familia defendería a mis hijos sobre todas las cosas sin importar que yo muera, pero si yo muero quien los protegerá, era una balanza de cincuenta y cincuenta.

 

Pero tenía razón el amor te vuelve estúpida y no te hace ver los defectos de tu verdugo, yo soy de esas mujeres que no tuvo la suerte y envide aquellas que lograron salir, aquellas que tuvieron la suerte de un hombre amoroso.

 

—Saldré primero —dijo ella aun nerviosa no más que yo.

—Ellos regresaran en cinco minutos, son suficiente para salir, sé que te estoy poniendo en una crucificada, pero harás esto, regresaras después de diez minutos y has un escándalo que escape. Eso te dará tiempo a ti que no sospechen

—Yo, la verdad… solo espero que tengas razón, hoy será mi último día seré trasferida a Los Angeles, debo hacer lo correcto por alguien, saber que te ayude me ayudara hacer mejor persona, y si estuviera en tu lugar me gustara alguien que me ayudara.  Pero ahora debemos salir.

—Zoila tengo mucho dinero, tanto que puedes durarte bastante tiempo, es mi forma de agradecerte, pero necesito algo más que tu ayuda.

 

La enfermera la observo detallando como sus labios se movían, tanto que empezaba a turdia su mente,  y el corazón palpitaba con desenfreno su vida también estaba en peligro, podría morir este dia. 

 

–Bajaremos a los vestidores del personal, no puedes salir asi, tengo un uniforme extra,  se vestirá y saldrá por la salida de emergencia donde todos salimos  al estacionamiento.

Telma asintió confiada era momento de salir de su prisión por priemra vez, ella no terminaría humillada. Como su madre lo fue durante años ella deseaba otra vida distinta.

La joven salio indicando que no había nadie en el pasillo, fue muy meticuloso Adalberto en que nadie estuviera en aquel piso, dando mejor privacidad, ambas salieron y fue conducida a las escaleras de emergencia, solo contaban con dos minutos pero suficientes para llevar a los vestidores,  con cuidado Telma avanzo aun dolia su vientre, el degradó fue doloroso, había raspado su interior, y agradecia que todo salió bien.  Podría volver a ser madre, pero no quería darle otro hijo a ese hombre cuando el mato a sus dos bebes creciendo en su interior.

 

La enfermera indicó detenerse metiendose aun de los  cuarto, venían dos personas del personal del hospital espero y ahora solo quedaba menos de un  minuto para llegar a vestidores, y cinco  para salir a toda prisa en  subir indicando que  no estaba.

 

Continuó por el corredor,  logrando llegar agradecia que no hubiera nadie, casi la mayoría en este momento estaban en chequeos o en  alguna cirugía, pero había un punto fijo de cierta hroa que se entrelazan algunos médicos o de enfermería  entrar a los vestidores.

 

—Tome esto —le entrego su otro uniforme de repuesto, fue hasta aquel mini escritorio donde había papelería.

 

Telma lo tomo con rapidez poniéndose aquel uniforme, con dificultad, se hizo una coleta y le ofrecio unos zapatos de una colega que dejo ahí,  no eran de su talla un poco grandes pero no importaba solo salir y escapar.  Ahora el problema más grande era salir por el estacionamiento, nadie entra y sale sin una identificación en el computador, aquella amquina de escáner. Buscó algo en su bolsa que la misma Telma no dejaba de observar.




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