Un Corazón para Él Doctor

7

 

 

Otro día, y con ella una semana que paso tan rápido, debo dejar todo listo, serán tres dais en los cuales debemos llegar a Vancouver, las miradas de envida no se hacen esperar, y resoplo con el cansancio que me queda.

 

—¿Creo que es todo?, solo hoy se atenderá a dos pacientes, como me había ordenado

—¿Ordenado?, me haces sentir como esos jefes ogros Zoila suelta una risa que no puede evitar.

—Oh, yo no quise decirlo de esa manera, lo juro. Yo...

—Descuida, esta bien, además, solo tendré dos cirugías programas en esta semana, de ahí debes empacar solo lleva algo para el clima frio, las noches son heladas, tal vez quieras conocer la ciudad.

—De eso quería hablarle, lo que pasa es que mi pasaporte… lo perdí y … a estas alturas será imposible reponerlo por otro.

 

Eso es otro problema tuve que teñirme y peinarme como veía en la foto hasta el maquillaje, pero será imposible volver a engañar de nuevo.

—Hay pases para asuntos médicos, solicitare un de emergencia no puedo ir sin mi asistente yo me encargo, solo entrega tu gafete para que tengan los datos.

—Pero...

—Descuida Zoila, de que vendrás conmigo vendrás entendido. Bueno ahora vamos a comer que muero de hambre.

 

Tomo mi bandeja y las carcajadas porque practicante los son, de la doctora Monserrat se escuchan haciendo eco en todo el comedor, el doctor Joshua la recrimina como si fuera un padre, realmente cuantos años tiene el, me preguntó se ve joven.

Camino hasta ellos, tomando mi lugar, del cual tomo una cucharada a mi sopa de lentejas.

 

—Puedes creer que este hombre me reprenda por ser feliz, no todo es seriedad Joshua, enserio necesitas una novia para quitar todo eso.

—Montse!! No es correcto.

—Nada es correcto contigo, es por eso que tiene alma de viejo.

 

Sonrió ambos parecen niños pequeños, la doctora Montse no se calla en lo que piensa, ni dice es muy trasparente, en cambio mi jefe le doy en cierta razón a ella, se le notan ciertas arrugas en la frente cuando sonríe, me agrada trabajar con ellos.

 

—Le estaba comentando a Zoila que solicitare un pase para ir a Vancouver.

—Oh, me parece bien ¿Extraviaste tu pasaporte? –pregunta mirándome.

—Es solo que, después de que llegue aquí, no me acuerdo donde lo puse, además siempre que llegó duermo y vuelvo al hospital no he tenido tiempo de desempacar.

—Bueno tendrás que hacer espacio, Joshua deberías darle un día completo.

—Oh, no si tengo, pero lo uso para dormir —contesto apenada.

—Bueno el día que tenga libre yo misma me comprometo ayudarte, también tengo un caos en mi departamento, no me encuentro es muy grande, porque mejor no te vienes conmigo no me gusta dormir sola.

—Creo que...

—Vamos Zoila, además está a dos cuadras de aquí.

 

Eso era una ventaja, los lugares cercanos al hospital la renta era muy elevada, en cambio donde vico la renta no pasa de los ochocientos dólares.

 

—Creo que es una buena idea, cielos he dicho eso a tus locuras. —dice Joshua.

—Lo pensare.

—Hablaste con el insensato de Manuel, le mande un mensaje solo aplico el visto.

—Sí, confirmo estará en el tal Prime enfrente del mismo que nosotros, no quiso hospedarse en el Delux, por una mala experiencia, en fin, parece que escucharemos las quejas, te caerá bien Zoila es un buena migo y buen doctor.

—Está un poco desquiciado, pero te va agradar ya lo veras. Bueno es hora de irme tengo que atender a una paciente mayor no quiere que le pongamos el catete y en cualquier descuido se lo quita lastimándose.

 

 Dos horas después, mi turno termina, pero necesito ir a la sala de descansos, algunos se quedan a dormir, comen, y se duchan cuando tiene el horario muy ajustado, pero sé que un baño me caerá bien antes de irme y solo llegar a dormir, la doctora Montse quiere que tome enserio su propuesta, vivo a cuarenta minutos tengo que tomar le bus, y de ahí otro.

 

Tal vez no estaría nada mal son dos cuadras que podría irme hasta caminando, pero no que ir ser aprovechada menos si llegara a descubrirme Adalberto ella pueda estar en peligro.

 

Observo casi en la entrada de salida como llega una ambulancia, del cual sale en camilla aquel pequeño, de tras de mi corre el doctor Joshua, auxiliando, todo indica a lo que escucho traumatismo craneocefalico, cayo de del segundo piso, contra la loseta, pongo mi mano en la boca.

 

—Doctor Joshua –digo su nombre para que me escuche.




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