Itzel.
Después de un almuerzo cargado de hostalidad, me encuentro sentada en una de las sillas reposeras de la piscina.
Solté un gran suspiro cansado.
Todo sea por cumplir mis sueños.
—Señorita.
—¿SÍ?
Antes de que el hombre pudiera responder el ladrido de un perro llamo mi atención.
Me levanté de la silla reposera y sin dudar empecé a caminar hacia donde provenvenia el ladrido desesperado.
—Señorita…
—Lo que tengas que decir me lo dices en un momento porque ahora estoy ocupada.
Posterior a estas palabras apresure mis pasos.
Recorrí parte del jardín y tras llegar a una parte apartada mis ojos se colocaron en un golden retriver.
Di un paso hacia el animal y justo cuando me dispuse a caminar hacia el perro, escuché un fuerte ladrido detrás de mí.
Gire con mucho cuidado sobre mis pies y para mi mala suerte me encontré con un enorme perro de color negro.
El perro me mostró sus colmillos colmillos para luego dar un paso hacia mí.
—Perrito lindo. -tras estas palabras el animal soltó un gran aullido. —Bueno, bueno… sera entonces perrote.
El perro ladró. Sin dejar de acercarse a mí.
Retrocedí.
—¡Señorita, no se mueva…!
—Eso estoy tratando de hacer pero este animal al parecer tiene deseo de desmembrarme.
—¡Dakgar, retrocedé…!
Ante esta orden el perro soltó un gran y poderoso aullido.
Este ser me va a devorarme.
—Seria muy fácil para mí ordenarle a Dakgar atacarte.
Deje de mirar al perro para colocar mis ojos en la bestia malvada.
—Kirk, controla a Dakgar.
Mi futuro esposo negó mientras sonreía.
Me cobraré esta con creces pequeña demonio.
Le di una mirada fulminante a la bestia y retrocedí hacía atrás.
Un nuevo poderoso ladrido se encargó de hacer que colocará mis ojos en el hermoso pero peligroso animal que se acercaba a mí.
—Dakgar, no me comas por favor. -pedi y él perro ante estas palabras soltó un potente ladrido.
Al parecer la bestia mal influencio en gran manera a este pobre animal.
—Kirk…
—No me jodas, Pablo.
Antes de que el tal Pablo pudiera responder la voz de Kristen sr escucho por todo el jardín.
—KIRK, ¡Controlá tu perro…!
La bestia en vez de hacerle caso a su madre dictó una orden a su perro.
—¡Dakgar, ataca…!
Abrí mis ojos como platos luego de escuchar esas palabras , y me apresuré retorceder, pero para mi mala suerte mi espalda chocó contra una cercá de madera.
Este es mi fin.
Moriré a manos de un hermoso pero peligroso animal.
Y todo por culpa de la bestia, Kirk.
Cerré mis ojos esperando el ataque del perro, pero en vez de sentir los colmillos de el clavarse en mi piel, escuché un potente aullido de dolor.
Me apresure en abrir mis ojos, y tras haberlo presencie una imagen que me partió el corazón.
El golden retriver que antes había visto se encontraba al frente de mí, siendo atacado por Dakgar.
—¡No…! -grite con bastante fuerza. —Dakgar…
Mis ojos se cristalizaron al ver al enorme perro atacar al pequeño golden.
—Ya, por favor. Dakgar.
La imagen de Dakgar atacando al golden, logró que cayera sobre mis pies, mientras las lagrimas salían de mis ojos sin control.
El no merece morir, por defenderme.
Escuche la voz de Kristen a lo lejo. —¡Kirk…!
—¡DAKGAR, RETÍRATE…!
El perro obedeció al mandato de Kirk, y antes de alejarse de mi coloco sus ojos en mí.
Y por un momento pude ver como el animal me miraba con tristeza.
Dakgar dió varios paso hacia mí, y cuando estuvo frente a mí me olfateó.
—Dakgar, márchate. -la bestia inquirió estas palabras y poco después el perro obedeció el mandato de él.
Coloque mis ojos en el golden retriver, y no dude en acercarme a el. Tomé su cabeza, la coloque en mi brazo y el perro entreabrió los ojos.
—No quiero este perro en mi casa. Así que di vuelvo a encontrarlo aquí dejare que Dakgar termine lo que empezó.
—Si tu perro se acerca al mío te clavare un cuchillo en el corazón.
—Ese perro no es tuyo.
—Desde ahora es mío, así que mantén a tu bestia lejos de el porque si le llega a suceder algo te mató bestia inmunda, estas advertido.
—Ese perro no se quedará en mi casa.
—Entonces quiero fuera de esta casa a Dakgar…
—No tienes ni voz ni voto en MI CASA.
Tomé al golden entre mis brazos y me coloque de pie.
—No me tientes bestia porque si me lo propongo puedo ser un maldito grano en el trasero.
—No los quiero aquí.
—Sacate los ojos para que no nos veas, bestia.
Después de decir estas palabras empecé a caminar.
—Me desharé del perro a como de lugar, mujercita.
—Hazlo y Dakgar también se desaparece.
La bestia soltó un gran grito para después empezar a caminar a pasos agigantados.
El tal Pablo se acercó a mí. —Señorita…
—Quiero que me lleves al mejor veterinario que este por está zona.
—Pero…
—¿Estás contradiciendo mi mandato?
El hombre negó.
—Entonces haz lo que te digo.
—Como ordené señora.
Me apresure en caminar y justo cuando iba salir del jardín escuché la voz de Kristen.
—¿Bella, estas bien?
—Sí, porque este pequeñín me defendió.
—Ese Dakgar…
—Señora necesito una tarjeta de crédito.
—¿Para qué?
—Llevare a mi amigo al veterinario.
—Oh, querida. Si es para arreglar el daño que Dakgar causo no me queda más que darte la tarjeta de crédito del dueño del perro.
—Señora Kristen… -Pablo se atrevió a decir estás palabras, y luego de recibir una mirada fulminante de parte de la señora hizo silencio.
—Esperame en el auto, que iré a buscar la tarjeta.
La madre de la bestia se marchó con bastante prisa hacia la casa.
—Esta consciente que por la tarjeta habrá otro enfrentamiento entre Kirk y tú.
—Me importa un comino que haya otro enfrentamiento, porque su perro se encargo de dañar al mío, así que es él quien tiene que pagar los platos rotos de su bestia.