Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Capítulo 7: La bella y la bestia.

Itzel.

—Bella…

Me removí incomoda y tras recordar la bajeza que ha cometido la bestia, abrí mis ojos abruptamente.

—Bella.

Reconocí a Kristen.

—¿Comprobaste que tú hijo es en realidad una bestia despiadada?

—Lastimosamente lo pude comprobar, Bella.

Me incorpore en la cama, y Kristen tomó asiento a mí lado.

—Nunca pensé que Kirk llegaría tan lejos como para pagarles a esos delincuentes para que te raptarán y dejarán en un burdel.

A Kristen se le ha caído la venda de los ojos.

—¿ESE IDIOTA DIÓ ÓRDENES PARA QUE ME DEJARÁN EN UN BURDEL DE MALA MUERTE? -Kristen asintío. —¡Es que lo mató…!

Trate de levantarme de la cama pero antes de que pudiera hacerlo Kristen sujeto mi brazo.

—Si armas un escándalo no podrás llevar a cabo el plan. Así que respira y contén tus ganas de matarlo hasta mañana, Bella.

Mis ojos se colocaron en los de ella.

—Tratare de contenerme, pero no te prometo absolutamente nada.

—Mañana cuando te presentes en la boda obtendrás la venganza que tanto anhelas.

—Quiero que el impacto de Kirk al verme sea descomunal.

—Lo será Bella, estoy seguro de ello.

Kristen tomó una de mis manos entre las de ella.

—¿Qué paso con esos hombres?

—Le pedí ayuda a Mail.

—¿Qué?

—Sí, Bella. Y él dejo dicho que tendrás que pagarle con creces el que él traicionó a su primo por salvarte.

—No me voy a entregar a él. Porque el único que me tocará es Kirk.

Kristen enarcó una de sus cejas, y ante esto me sonroje.

—¿No que odiabas a mi hijo?

—Kirk es odioso, pero no tanto como para que lo odié.

—¿Lo deseas? -los ojos de Kristen se iluminaron después de esas palabras.

Agaché mis ojos, porque no podía soportar su mirada penetrante.

—Kristen, yo…

—Contestame, Itzel… ¿Deseas a mi hijo?

—Se que al principio pensé que está era la oportunidad para estudiar y volver a ver a mi familia… pero cuándo llegue a esta casa, que coloque mis ojos en él, en ese prepotente con cara de malo parte de mi pensar cambio. Hoy no solo deseo estudiar arte y ver a mi familia… ahora también deseo sacar de su zona de confort a Kirk, besarlo, quitarle la maldita inseguridad que envuelve su vida y perderme entre sus brazos. Tu hijo me ha hechizado, Kristen. La bestia me ha hechizado.

Kristen me atrajo hacia su cuerpo, y me abrazó con fuerza.

—Tienes algunas horas aquí y ya has logrado revolucionar a mi hijo… lo sé.

—Él me detesta.

—Forjar un falso odio es la forma que él utiliza para defenderse bella.

—Yo no lo voy a lastimar.

—Se nunca lo harías pero él tiene muchos motivos para desconfiar, especialmente de las mujeres.

¿Qué le sucedió para que él se convirtiera en lo que es ahora?

—Kristen…

—Ya es muy tarde para seguir platicando Bella.

—Pero…

—Se a donde quieres llegar, pero no soy yo quien tiene que contarte lo sucedido.

—Quiero entenderlo…

—Ya lo estas haciendo, Bella.

Antes de que pudiera seguir indagando Kristen se coloco sobre sus pies.

—Descansa porque mañana es el gran día.

Asentí.

—Quiero saber todo de Kirk.

—Cuando sean más íntimos, él se abrirá contigo. Estoy segura de eso.

Kristen después de inquirir esas palabras abrió la puerta de la habitación y se apresuró en salir.

—¿Qué te hicieron, bestia? ¿Por qué te hirieron?

Esas preguntas empezaron a rondar en mi cabeza, por varios minutos, esperando encontrar una respuesta lógica para contestarlas.

Me masajee la cabeza, cuando no pude encontrar una explicación justa a esas preguntas.

Tengo pocas horas aquí, y ya estoy perdida por ese hombre de carácter de mierda, mirada oscura y aura peligrosa.

—¿Kirk bestia Salvatierra, será que me hechizaste con tu carácter de mierda?

Cerré mis ojos, y mordí mi labio inferior cuando el apareció en mi mente.

Tengo horas bajo el mismo techo que él y no puedo sacarlo de mi cabeza.

¿Qué será de mí cuando tenga un mes en está casa?

¿Qué será de mí cuando la bestia coloque sus manos en mi cuerpo?

—¿Por qué rondas en mí cabeza, bestia? Por qué no puedo dejar ver tu rostro cada vez que cierro los ojos? ¿Qué clase de hechizo es esté?

Me deje caer en al cama. Y tras mi cabeza colocarse en la almohada abrí mis ojos.

Tengo que verlo.
Tengo que tocarlo.

Se que parecerá muy enfermo pero lo necesito, necesito tocar su piel, sus labios y esa cicatriz que me vuelve loca.

Parezco colegiala de quince años con las hormonas revoloteadas, pero por nada del mundo me perderé la oportunidad de tocar a mi antojo a la bestia.

Me incorpore e inmediatamente caminé hacia la puerta, tomé el pomo entre mis manos y tras girarlo la se puerta abrió.

Aquí voy.

Sin miedo al éxito.

Empecé mi caminata hacia la habitación de la bestia.

—Estoy loca… no, no. Es mejor decir que estoy de atar por estar caminando hacia el cueva de la bestia.

Camine con bastante sigilo por el pasillo, y cuando estuve al frente de la puerta de la bestia, la abrí sin dudar.

Entre a la estancia, y mis ojos se perdieron en el hombre que dormía plácidamente en la cama.

Aspiré el delicioso aroma que se encontraba en la habitación y me fue inevitable no soltar un pequeño suspiró.

¿Una persona puede perder la cabeza por otra a tan solo horas de conocerse?

Porque yo creo que he perdido la cabeza por cierto hombre de mirada oscura y penetrante, que tiene ganas de mandarme a la china y que no me soporta ni un poco.

Maldita sea mi suerte, porque los hombres que me tocan o son idiota, o quieren venderme en el mercado negro.

Nací desdichada.

Di un paso hacia Kirk, y justo cuando iba a dar otro paso más largo escuché varios gruñidos detrás de mí.

Tragué saliva luego de imaginarme quién podría estar detrás de mí gruñendo.

Dakgar.




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