Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Kirk Salvatierra.

Kirk

Esa maldita mujer.

Esa mujercita saca lo peor de mí, y renueva constantemente las ganas de matarla.

La odio con todo mi ser.

-Kirk se que te dije que le hicieras la vida imposible a tu ahora esposa, pero creo que dejarla encerrada en la cochera excedió el límite. Y si ella...

Alcé una de mis manos e inmediatamente Mail dejo de hablar.

-Por mí esa mujer se puede ir al mismísimo infierno.

-Pero, y sí...

-No me interesa...

Me lleve a los labios el vaso que contenía vodka y de un solo trago me tomé todo el contenido.

-Me quedaré con ustedes un par de semanas.

Hice una mueca de fastidio tras escucharlo.

-¿Tanto deseas que esa mujecita caiga en tus brazos? -Mail negó. -¿Qué fue lo que esa alimañas te dió para que desees cogerla con tantas ansias?

-Lo que más desearía yo, sería que ella cayera en mis brazos, pero lastimosamente a quien ella quiere entre sus piernas es tí, Kirk.

Hice silencio posterior a esas palabras y esto sirvió para que a mi mente llegara una escena bastante candentes de una mujer montando mi verga. En más de una ocasión trate de ver el rostro de la mujer pero este encontraba entre una densa bruma.

La quiero sobre mí.
La necesitó.

Cerré mis ojos y esto logró potenciar la candente revelación.

Esa imagen logro que mi cuerpo se calentará después de todos los años en los que he estado en celibato.

Los dedos de mis manos ardían, por acariciar la piel de esa mujer, mis labios se encontraban anhelantes, y mi verga estaba lista para clavarse en la cueva de esa candente mujer.

La necesitó.
Porque la muy maldita logra encenderme.

Porque logró sacar el lado bestial que poseo en la cama, y porque no le importó que la cogiera aún con mi rostro deforme.

¿Quién rayos es ella?

¿Y por qué, no recuerdo con claridad haberla follado?

La bestia quiere a esa mujer.
Y la bestia buscará a su hembra, aunque tenga de hacerlo hasta por debajo de las piedras.

-Kirk, ¿que te sucede?

Abrí mis ojos.

-¿Necesito los vídeos de seguridad de mi habitación?

-¿Para qué?

-Quiero saber si después de tanto tiempo volví a perder el control.

Mail abrió su boca en forma de o.

-Si eso llego a suceder... la mujer con la que perdiste el control fue nada más y nada menos que tu esposa...

Forme mis manos en puños.

Aunque no quiera creerlo existe la posibilidad que sea ella, la mujer que me hizo despertar.

Antes de poder inquirir alguna palabra mi madre compareció ante mí.

-Kirk... ¿dónde está tu esposa?

-No sé y tampoco me interesa. -emití esas palabras las cuales a mi madre perecieron no gustarle.

-Kirk, han pasado varios horas de su boda y no es posible que ella logré perderse en la casa... ¡ASÍ QUE DIME QUE LE HICISTE!

Cerré mis ojos con fastidio.

Este es el colmo...

Mi santa madre, la mujer que más amo en este maldito planeta, pone por encima de mí a una mujerzuela barata que se vendió por unos cuantos dolares.

-No se dónde está esa mosca muerta, y no me interesa. -mi madre me brindo una mirada fulminante. -Hay está tu respuesta madre, así que si no tienes más interrogantes, te pido que me dejes a solas.

-Kirk, no deberías hablarle así a tu madre.

-Ella se lo ha buscado porque la que trajo esa alimaña a la casa fue ella, y quién creó la maldita tetra del matrimonio fue ella. -tanto mi madre como Mail rodaron los ojos. -Por lo tanto, ella tiene más que merecido que le hablé de está forma.

Antes de que mi madre hablará, la señora que llego con la quisquillosa se planto ante nosotros, llorando a mares.

-¿Qué sucede Elsen?

-Se...ño...ra -inquirió la empleada con voz entrecortada.

-¿Qué sucede, Elsen?

La mujer tomó una bocanada de aire.

Y sus próximas palabras fueron mi condena, tanto física como mental.

-Itzel... Encerraron a Itzel en la cochera. Y lo más grave del caso es que ella le tiene fobia a la oscuridad.

Mail y yo nos levantamos del sillón como si tuviéramos unos resortes en el trasero.

-Kirk. -Mail emitió estas palabras, pero poco después hizo silencio.

Maldita sea, maldita sea esa mujer.

Se que digo que la quiero lejos de mí, pero no quiero ser yo quien la alejará de esa forma tan ruina.

Yo no soy una asesino, puedo ser muchas cosas menos ser un vil asesino.

Mi santa y adorada madre, caminó hasta estar al frente de mí, y me plantó la cachetada de mi vida.

Cerré mis ojos con fuerza.

-Estoy decepcionada de tí, Kirk Salvatierra. -posterior a esas palabras los ojos de ella de cristalizaron. -Espero que cuando te encuentres solo, no extrañes lo que pudiste haber tenido al lado de ella.

Mi madre después de estas palabras giró sobre sus pies, y empezó a marcharse con rapidez.

-Kirk, ¡Damé el control...!

Ante está petición le extendí el control a Mail, y este sin pensarlo salió corriendo.

"Ella puede estar muerta."

No, no.

Sacudí mi cabeza ante este pensamiento.

La odio pero no quiero ser el responsable de haberla quitado del medio.

Me obligué a caminar, y cuando menos lo había pensado estaba a unos pocos pasos de la cochera.

Enfoque mis iris en un Mail, totalmente alterado, mientras cargaba el cuerpo de esa mujecita...

Esa maldita mujercita.

Presenciar esa escena me asqueo. Y a esto se le sumaron movimiento de mis viseras.

¿Qué rayos me pasa?

Mail, caminaba con bastante rapidez, y mi madre y la mujer lo seguían con prisa.

Por más que le gritaba a mi cuerpo que se alejara de este lugar, mis pies parecían haberse anclado en el piso.

¿Qué te pasa bestia?

Cuando Mail paso junto a mí, coloque mis ojos en la mujercita y ella se veía palida, casi muerta.

Si para este punto me sentía culpable, en cuanto mi madre se acercó a mí la culpa de intensificó.




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