Itzel
Después de que Kirk se marchara a toda prisa, empece a caminar hacia la empresa.
Pero unos pocos pasos más tardes esa mujer se interpuso en mi camino.
—¿Quién diablos eres?
—No te importa, quién sea. Porque solo debe importarte el hecho de que soy la señora Salvatierra, la única e irrepetible.
Ella ardió en coraje luego de escuchar mis palabras, y esto la llevo a colocarse al frente de mí.
—Yo soy la única mujer que él verdaderamente amado.
Ja… está que no crea que por ella decirme esas palabras perderé la cordura, porque no hare tal cosa, nunca.
Una dama no pelea como verdulera, por un hombre. Una dama le da a donde más le duele sin tener que tocarle ni un solo cabello.
Y eso es lo que haré en este momento.
—¿El amor de la vida de mi HOMBRE? -recalque la palabra hombre, y esto pareció no gustarle porque me lanzó una mirada cargada de furia. —El amor de la vida de Kirk soy yo, nada más que yo.
—Él me pertenece. Kirk Salvatierra es mío, solo mío. Y lo mío no lo comparto con nadie.
—Entonces, ¿por qué si es tuyo él tuvo que recurrir a mi cueva del gozo para sentir el verdadero calor de una mujer? Si es tan tuyo como dices, ¿por qué él, me susurra cada vez que hacemos el amor que soy la mujer de su vida? -para este punto la mujercita estaban que echaba humo por los oídos. —¿Sí mi bestia es tan tuyo como dices por qué me convirtió en su esposa?
—Él me ama a mí. Y yo soy la única que podrá reinar en su mente y corazón…
No voy a negar que ella logró que tuviera pena ajena.
—Si tanto dices amarlo, ¿por qué lo dañaste? ¿Por qué no te quedaste a su lado cuando aconteció el suceso que marcó su vida? ¿Por qué no lo ayudaste a salir en el mundo miserable en que se embarcó?
—¿Kirk te contó lo que pasó…?
—Sí. -mentí y ella formó sus manos puños. —Así que te pido de favor que no vuelvas a buscar a mi esposo, porque si me llegó a enterar que lo buscas tendrás que atenerte a las consecuencias.
—Él es el amor de mi vida.
—Era, querida. Porque ahora Kirk Salvatierra es mío, y no permitiré que nadie lo aparte de mi lado.
La tal Ann, negó.
—Si me disculpas, tengo que ir a ver sí mi esposo desea algunos favores sexuales indesentes. -posterior a estas palabras le guiñe uno de mis ojos. Y retomé mi caminata.
Pobre de ella.
Porque por nada del mundo dejaré que Kirk se escape de mi lado.
Él en este momento está renuente a tenerme su lado, pero se que Kirk Salvatierra estara comiendo de mis manos, muy pronto.
Caminé hasta estar al frente de la empresa. Y justo cuando iba entrar a la empresa, Kirk se colocó al frente de mí.
—¿Pensaste en mi propuesta?
—¿Qué diablos le dijiste Ann?
Escuchar esa pregunta me hizo revolver el estómago.
¿Será que él todavía la ama?
Maldición no…
—¿Por qué te interesa lo que le diga o no a esa mujer… será que todavía la quieres?
Ante esta pregunta Kirk hizo un minuto de silencio.
—Ya todo tomó sentido bestia… porque ahora entiendo tu negatividad de que esté a tu lado. -Kirk Salvatierra me ha salido una caja de sorpresas, porque eso de fingir que todavía ama a esa mujer es una escena digna de estar en la pantalla grande. —Pierde todo cuidado porque dejaré de intentar que esto funcione, pero eso sí… No te daré el divorcio, no hasta que obtenga todo lo que deseo.
—Si lo que quieres es dinero puedo dártelo sin problemas.
—El dinero no es lo único que me interesa, bestia.
—¿Qué te interesa además del dinero?
Lo miré fijamente y respondí esa pregunta en mi mente.
“El corazón de la bestia.”
Eso es lo que me interesa.
—A su tiempo te lo diré, bestia.
Él entornó los ojos.
—Si esto es todo, te pido que te largues por donde mismo viniste.
—¡Que poco cortes es mi maridito por Dios…!
—¿Qué tengo que hacer para que te largues?
—Invitarme a conocer las instalaciones de tu empresa, brindarme y dejarme costillar un poco con tus empleados.
—No.
—Oh, querido te convendría mucho entrar de mi brazo. Porque tres de tus empleados están filmando nuestra conversación.
Kirk desvío sus ojos hacia las paredes de cristal del lugar e inmediatamente maldijo por lo bajo.
—Me tienes artó mujercita. -susurró
—El sentimiento es mutuo, esposo.
—¿Dónde se metió Mail?
—No sé… pero lo más probable es que haya huido como un vil asesino de la escena del crimen.
Kirk me brindo una mirada de fastidio, cuando se obligó a si mismo a extenderme su brazo para que lo tomará.
Mostré una gran sonrisa para después entrelazar nuestros brazos.
—Ahora no pareces una bestia sedienta de sangre.
—No me tientes porque en este momento te puedo mostrar el animal que habita dentro de mi.
—Guarda ese animal para cuando me estes follando.
Tras estas palabras Kirk soltó un gruñido.
—No sueñes porque nunca meteré mi verga dentro de tí.
—Solo te dire que todo en esta vida puede pasar, esposo.
—Primero me cortó el pene antes de cometer la bajeza de follarte.
Esa respuesta de parte de él me hizo sonreír.
Ve cortándotelo desde ya, porque mi cueva del gozo se lúbrico con tu deliciosa semilla, bestia desgraciada.
—Vamos a por esos like en redes sociales, amor.
—No soy tu amor y nunca lo seré.
Sí, como no.
—El día de hoy tendrás tu primera aparición pública en la empresa, y como yo te dije te acompañare, tomado tu mano.
—No te necesito.
—Claro que sí, porque en vez de ser el hazme reír de toda esa bola de ineptos. Todos tendrán su atención en mí, en la hermosa señora que va tomada del brazo del dueño.
—Eres lo peor que me ha pasado en está viva.
—Gracias por tus palabras querido. -dije con ironía. —Y he decirte que sigo esperando el rayo que profesaste. O es que se te olvidaron tus palabras. Porque si es así yo te puedo refrescar la mente. -Kirk mantuvo en silencio y empezó a caminar. Y yo ante esto recité las palabras que él dijo esa vez: “—Antes de tomar tu mano prefiero que me parta un rayo.”