Itzel
Coloque sobre la cama las tres opciones de bikinis que estoy pensando en llevar.
Pero ninguno de los tres me convencían.
Aparte mi vista de los bañadores luego de escuchar varios golpes en la puerta.
Que no sea Kirk.
¡Que no sea Kirk…!
Pedí porque si llegase a ser él, no me quedará más que usar toda la fuerza que poseo para patearle el trasero.
—Pasé.
Tras esta palabra la puerta de la habitación se abrió, dejandome visualizar a Elsen.
—Itzel…
—¿Qué sucede Elsen?
—Me comunique con Mauro. -esas palabras lograron que la esperanza de ver a mi familia se renovará en mí.
Me levanté de la cama con rapidez, y me acerqué a ella.
—¿Qué te dijo?
—Tu padre les hizo creer a tu hermana y madre que moriste desangrada en una asquerosa habitación de hotel. -para este punto mis ojos se cristalizaron. —Itzel…
—Ellas le creyeron, ¿verdad?
—Hija.
—¿Le creyeron a mi padre sin ver mi cuerpo?
Elsen asintió.
—Ella no me quieren, Elsen. Si me hubiera querido hubieran indagado más sobre mi “muerte”
—Itzel, debes entender que…
—No quiero, hablar del tema Elsen.
—Pero…
Me aleje de ella.
—Olvida quién soy, olvida todo.
—No puedo olvidar que eres la hija menor de Isaac Kemers, una de sus herederas.
Formé mis manos puños luego de escuchar esas palabras.
¿De que me sirve ser la hija de Isaac Kemers?
No me sirvo de nada porque mi padre me abandono por salvaguardar su prestigioso apellido.
—Si el grandioso Isaac Kemers se avergüenza de mí, Lo mejor es quedarme justamente donde estoy.
—Tú hermana y madre te aman, Itzel.
—Pongo su amor en tela de juicio, Elsen. Porque si de verdad me amarán le hubieran pedido a mi padre ver mi cuerpo. Pero no… ellas se conformaron con las palabras de mi padre, así que vuelvo a reiterar que es mejor quedarme aquí, siendo la esposa de la bestia y preparándome para el futuro.
Los ojos de Elsen se cristalizaron, y las lagrimas no dudaron en descender de sus ojos.
—No cometas el mismo error que yo.
Tras esas palabras fruncí mi entrecejo.
—¿Qué error competiste tú Elsen?
Antes de responder Elsen desvío sus ojos hacia la ventana de mi había.
—¿Te he contado la razón por la que amo con tanto fervor el cielo?
—No.
—Entonces aquí te va la verdad… -la vi suspirar. —El color del cielo, logra que mi mente traiga a recuerdo el color de ojos del hijo que por estúpida entregué.
Abrí mi boca y justo antes de poder decir algo Elsen empezó a caminar hacia la puerta.
Trate de caminar hacia ella pero fue muy tarde porque ella ya se había marchado de la habitación. —Elsen… -susurre entre dientes, y me fue imposible no derramar una lágrima por ella.
Me senté en la cama, y desvíe mis ojos hacia la ventana.
Observé el inmenso cielo azúl y fue imposible no derramar varias lagrimas por ella.
—Perdón por traer a recuerdo, esos hechos dolorosos. Perdóname Elsen.
La puerta de la habitación se volvió abrir y en está ocasión la bestia ingreso.
Levanté mis ojos y al colocarlos en Kirk.
Este me miró con el seño fruncido.
—¿Qué rayos te sucede?
—No es algo que te importe.
Me levanté de la cama y para mi mala suerte la bestia desvío sus ojos hacia los trajes de baño.
—¿Qué son esos trapos?
—Son bikinis… ushh se me olvidó que estuviste encerrado en una torre de cristal por no se cuanto tiempo. Pero para mayor comprensión, te explicaré lo que son los bikinis. -la bestia me brindo una mirada furioso, pero no emitió ninguna palabra. —Son pedazos de telas que se utilizan para tapar las partes importantes de una mujer, como pezones y la vagina. Aunque he decir que muchas mujeres en este tiempo de modernismo prefieren andar como Dios las trajo al mundo, y yo soy una de ellas, así que empacar esos bikinis está de más… Porque nadare como mi madrecita me trajo al mundo.
Kirk recorrió mi cuerpo con la mirada, antes de negar.
—Hasta que no me des el maldito divorcio, no te revolcaras en la cama con otros hombres.
—Es que acaso, ¿estas celoso de mi bestia…?
La bestia soltó una gran carcajada, la cuál me hizo sonreír.
—¿Yo celoso de tí? Ni en tus sueños mujercita.
—Entonces no te opongas a que Mail me lleve a por hombres para que manoseen mi cuerpo… ¿o es que quieres recluirme en está cada para ser tú el único que manosee a du antojo mi cuerpo?
Antes de que Kirk pidiera contestar, escuchamos varios toques en la puerta, y posteriormente la voz de Kristen.
—Kirk, Bella… ¿están vestidos?
—Me estoy colocando la tanga Kristen… espera un momento.
—Maldita mujer. -susurró la bestia para después caminar hacia la puerta.
—Debiste colocarle la tanga tú, hijo.
Contuve la explosiva carcajada tras ver el rostro de la bestia.
Si las miradas matarán ya estaría a diez metros bajo tierra.
—¿Qué necesitas madre?
—¿Te parece poco que tu madre venga a felicitarte por tu cumpleaños?
Kirk coloco sus ojos en mi y me acribillo con la mirada.
Sonreí con malicia. Porque la bestia me acaba de dar el papel de víctima en la obra de teatro de su vida.
—Kristen…
—¿Dime cariño?
—Como buena esposa que soy le hice un pastel de cumpleaños a mi amado esposo… -al escuchar estas palabras los ojos de Kristen se iluminaron. Ja. Pobre de la bestia, porque no sabe de mis dotes de actuación. —Pero… su hijo lo hecho al suelo, sin importarle que no pegará un ooo en toda la noche para hacerlo. Lo pisoteó y me gritó que mi regalo era una basura.
Tras escuchar esas palabras el semblante de Kristen cambio drásticamente.
—¿Hiciste tal cosa Kirk?
—Madre… ella miente.
—Me rompió el corazón en pedazos, Kristen. Y además no valoró todo el amor y empeño con el que le hice ese pastel.
Estas palabras bastaron para que Kristen se lanzara a por la bestia.