Itzel
Tres días después.
Han transcurrido tres días desde que el mundo de Kirk se empañó tras enterarse de la tetra que preparé para él.
No negaré que el primer día de este plan quise desistir luego de observar a mi pobre bestia perderse en el alcohol. Pero luego de que a mi mente llegarán los recuerdos de lo que él planeaba hacer conmigo, desistí inmediatamente. Aunque hacerlo me dolió en el alma.
Pero hoy, tres días después he decidido acabar con la tortura de mi bestia.
—Te merecías eso y mucho más Kirk. Pero no puedo ser tan cruel, como para seguir burlándome de la situación de Kirk.
Asi que iré personalmente a donde mi esposo y le mostraré las pruebas que confirman que todo fue una tetra de mi parte para hacerle pasar un mal rato por lo que trato de hacer conmigo.
Me apresure en colocarme un preciosos vestidos de color azul, el cuál complemente con unas zapatillas de plataformas, pendientes y un hermoso collar de perlas. Y una vez lista me dirigí hacia la puerta para abrirla.
Pero antes de que pudiera abrirla, Mail se me adelantó.
—¿Tenemos problemas, Bella?
—¿Qué sucede?
—Un enemigo de mi primo tomó ventaja de la tetra que inventamos.
—¿Qué quieres decir?
—Vince Carter, se está llevando todo el crédito de lo que inventamos y de paso te está dejando como una interesada que solo busca una posición privilegiada en este mundo.
Ese maldito, tendrá un encuentro no tan grato conmigo.
—¿Qué opina Kirk sobre esa mentira?
—Lastimosamente tú bestia está pensando que eres una arpía de grandes garras. Dice que cuando coloque sus manos sobre tí te matará y echará tú cuerpo a una fosa común, para que te pudras como la vil alimaña que eres.
—¿Qué quiere ese tal Vince Carter de mi esposo?
—Lo quiere exterminar.
Esas palabras me llenaron deseo de matar con mis propias manos a ese bastardo de Carter.
—¿Sabés dónde vive ese bastardo?
—Sí, pero no creó que sea conveniente que te presentes ante él?
—¿Entonces prefieres que me quede de brazos cruzados para que esa rata miserable siga martirizando la vida de mi bestia?
Mail negó.
—Entonces llévame con ese miserable.
—Kristen no esta para nada contenta contigo, Bella.
—Debi suponerlo, pero te aseguro que hablaré con ella en cuanto regrese.
Mail asintío.
—Vamos a por ese maldito. -después de verbalizar estas palabras Mail me dió paso para que saliera de la habitación.
—Bella, ¿terminaste el cuadro que estas pintando de mi primo desnudo?
Esa pregunta hizo que detuviera abruptamente mis pasos.
—¿Qué mierdas haces espiando lo que hago?
—Me dió curiosidad de ver lo que hacias en tu habitación.
—¿No sabes lo que le paso al gato por ser curioso?
—Sí, murió sabiendo.
Rodé mis ojos y retomé mi caminar.
Mail Salvatierra no tiene remedio alguno.
Pero aún así ese pinche pecador se gano un pedacito de mi corazón.
—Mail.
—¿Dime?
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por hacer esto por mí.
El negó mientras sonreía.
—No creas que hice todo esto por tí Bella… -fruncí mi entrecejo, luego de escuchar esas palabras. —Porque no hago nada por nadie sin obtener algo a cambio.
—¿Qué quieres de mí?
—En su debido tiempo lo sabrás, pequeña pervertida.
Rodé mis ojos y apresure mis pasos.
Voy a acabar a ese maldito enemigo de mi bestia.
Lo silenciaré para siempre.
En el momento en que Mail estacionó el auto al frente de la residencia de la rata miserable, la convicción de salir triunfante de este lugar se apoderó de mi mente.
—Bella, antes de entrar debés saber que tipo es bastante peligroso, y además tiene tendencias de drogar a sus víctimas.
—Gracias por tu preocupación, pero no la necesito, Mail.
El pecador enarcó una ceja.
—No no digas que no te lo abverti.
—Te prometo que esas palabras no saldrán de mi boca.
Le di una gran sonrisa, para después abrir la puerta del auto.
—Si necesitas que entré a rescatarte no dude en precionar los pendientes.
—¿Quién te crees que soy como para que tendrás que entrar a salvarme?
—Eres una delicada princesa.
¿Princesa, yo?
—No querido, esa etapa la deje en el olvido hace tres años atrás. Así que no te sorprendas si me vez salir con las manos llenas de sangre.
—Serias capaz de…
—Por mi honor y por mi bestia hago todo lo que esté entre mis manos.
Los ojos de Mail brillaron con gran intensidad.
—¿Dónde puedo conseguir otra mujer como tú?
—La fábrica donde fue concebida lastimosamente cerró hace varias años. Pero no te desanimes porque la fé es lo último que se pierde.
—Yo debería estar en el lugar de Kirk… porque sería mas que un privilegio estar casado con una mujer tan decidida y tenaz como tú.
—Menos blablabla y más acción, pecador.
Me baje del auto y sin esperar una respuesta de parte de Mail empecé a caminar hacia la puerta de entra.
Recorrí el sendero de piedra con rapidez, y cuando estaban al frente de la puerta extendí mi mano para tocar el timbre.
Esperé pacientemente ha que la puerta fuera abierta.
Y cuando fue abierta los ojos de un hombre se colocaron en mí.
—Buenos días, ¿en que puedo ayudarla señorita?
—¿Le puede decir a su señor que la señora Salvatierra lo busca?
El mayordomo entrecerró los ojos.
—Soy la esposa de Kirk Salvatierra.
Esas palabras causaron sorpresa en el hombre. Pero inmediatamente reaccionó.
—Adelante señora.
Entré a la casa de la rata miserable, y el mayordomo me guío hacia una sala de estar.
—Espere aquí por favor.
Asentí para luego tomar asiento en el sofá.
Cuando el hombre desapareció de mi vista, escaneé el lugar sin reparo e hice una mueca de asco al visualizar una foto de Vince Carter.
Y lastimosamente tuve que tragarme todas las palabras malas que tenía para decirle a este hombre.