Itzel.
—Pensé que me libraría de tí, pero resuelto todo lo contrario.
Abrí mis ojos como platos y sin pensarlo me lancé a los brazos de Kirk. Lo abracé con fuerza y coloque mi cabeza en su pecho.
Gracias a Dios todo había sido un sueño. Un sueño que no fue nada grato para mí.
—¿Qué diablos haces?
—Nunca me había alegrado tanto de verte, bestia.
Kirk trató de deshacer mi abrazo, pero no lo logró porque ejercí más fuerza sobre este.
—Sueltame maldita.
—Gracias por sacarme de ese maldito sueño agónico en el que me encontraba, bestia.…
Él soltó un fuerte resoplido.
—Me tienes harto… -susurró para después caer en la cama.
Ante esto lo abrace con más fuerza e incluso deje un beso en su espalda.
—Debiste aceptar el trato que él te ofrecía, porque conmigo no obtendrás nada de lo que Carter estaban dispuesto a darte.
—¿Por qué no dejas que entre en tu corazón?
—No quiero hablar del tema.
—Se que esa maldita con su traición acuso una enorme herida en tu corazón, Kirk. Pero yo estoy dispuesta ayudarte a sanar. Solo tienes que dejar que tomé tu mano.
Mi bestia ante esas palabras hizo silencio.
—Todos en el pasado hemos sufrido, pero no por eso tenemos que anclarnos en el pasado. Tienes que seguir hacia adelante, bestia. No te cierres a las nuevas oportunidades.
—No quiero hablar de eso, mujecita.
—Por ahora respetaré tu decisión pero ten en cuanta una cosa Kirk… no estaré esperando eternamente por tí, así que toma un maldita decisión porque yo no puedo estar al lado de un cobraré y mucho menos…
Detuve abruptamente mis palabras porque si seguía hablando se que salieran unas palabras que se que a la bestia no le gustaran.
—¿Mucho menos, qué…?
Deshice el abrazo que mantenía mi cuerpo unido con el de Kirk. Y esto permitió que la bestia girará hacia mí.
Sus ojos me taladraban con la mirada, caudado con esto que por primera vez apartará mis ojos de los de él.
Maldición, ¿qué me pasa?
—Termina lo que ibas a decir, mujecita.
—No te dire nada, porque explorarás como sueles hacerlo.
Él entrecerró sus ojos para después sorpresivamente colocarse encima de mí.
La bestia sometió en su poder mis dos manos.
—¿Qué haces?
—Si no quieres hablar por las buenas entonces me lo dirás por las malas.
¿Soy yo o eso me sonó a propuesta indecente?
Sí.
Sí.
¡Sí…!
—¿Qué me haras si no te digo lo que quieras escuchar?
El magistral hombre sonrió.
—Algo no muy bueno.
Creo que él ultimátum que le di, lo colocó en la misma sintonía en la que me encuentro.
La bestia colocó sus ojos en mis labios, y eso fue suficiente para tentarlo al morder mi labio inferior.
Si sigo así, tendré la revolcada del año, porque la bestia promete desquitarse todo lo que el he hecho con mi coño.
Y eso me gusta.
Me encanta.
—Tendras que hacer lo que tienes pensado porque de mi boca no saldrá ni una sola palabra, Kirk.
Los ojos de él se dilataron, colocándose más negros de lo normal.
¿Será que le gusta cuando digo su nombre?
Observé el precioso rostro de la bestia, y sin dejar de observarlo susurré su nombre en voz baja.
—Kirk.
Ante esto la bestia ejerció un poco más de fuerza en su agarre y pego su cuerpo al mío.
—Eres… maldición mujecita… ¿Por qué eres tan tentadora?
—¿Quieres devorame? Porque yo estoy deseosa de que me comas, bestia.
En el momento en que Kirk iba a colocar sus labios sobre los mios, unos toques en la puerta nos interrumpieron.
Maldición… estuve a punto de lograr mi cometido.
Es que no me dejan ser feliz en está casa.
—¡¿QUIÉN OSA PERTURBAR MI PACIENCIA…?! -grite a todo pulmón.
—Bella, soy yo. -solte un fuerte resoplido cuando escuché la voz de Kristen.
—¡Adelante, mamá…!
La bestia después de acotar esas palabras deshizo el agarre que mantenía en mis manos y se alejó de mí como si yo tuviera una plaga maligna.
—Por ahora te salvas, Kirk.
—No dormiré contigo.
—Si tengo que colocar todas las habitaciones de esta casa bajo llave lo haré pero de que duermes conmigo, duermes conmigo.
—Me tienes harto.
—Y tú me tienes deseosa de colocar mis manos sobre ese delicioso cuerpo especialmente sobre tu trasero.
Solté una gran carcajada al ver la cara desagrado que coloco mi bestia.
—En cuanto pueda te morderé el trasero, papi rico.
Kirk rodó sus ojos, para después presipitarse abrir la puerta.
—Estas loca.
—Pero por tí, querido.
Él luego de suspirar abrió la puerta.
Y por ella entró Kristen.
—Bella, hija.
La madre de Kirk camino con rapidez hacia mí, y cuando llegó me envolvió entre sus brazos.
—Estaba tan preocupada por tí.
—Gracias por preocuparte por mí, Kristen.
Le regale una sonrisa, la cuál fue devuelta por ella.
—Para celebrar que te encuentras nuevamente con nosotros, te compré materiales para que pintes cariño. Porque según Mail pintas increíble.
Ante esas palabras Kirk rodó los ojos.
—Puedo secundar las palabras de Mail, porque lo que pinté me quedó increíble ante cualquier ojo. Pero lastimosamente para ese cuadro, yo soy la única que lo puede observar.
—¿Qué pintaste, hija?
Antes de responder le di una sonrisa de burla a Kirk.
—Kristen, que conste que tu me preguntaste.
—Oh… Vamos hija, dime que fue lo que pintaste.
—Como tú quieres Kristen. -la madre de la bestia me miró fijamente. Y ante esto no me quedo más que brindarle una gran sonrisa.
—Pinte a su hijo desnudo.
Kristen abrió sus ojos como platos para luego colocar sus iris en la bestia.
Y ante eso la bestia me brindo una mirada fulminante.
—Oh, bueno… cada quien es libre de expresar su arte de la forma en que le plazca, así que si quieres pintar desnudos yo te apoyaré hija.