Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Capítulo 19: Reclusa.

Itzel.

La bestia me acorraló contra el elevador y empezó a besar mi cuello con desesperación.

-Se que causó el efecto de querer succionar mi sangre pero eres una bestia, no un vampiro, Kirk.

Mi hombre soltó un bufido para después dirigir su boca al valle de mis pechos.

Solté un pequeño gemido cuando Kirk me acercó más a él.

-Me estas matando, Kirk.

-Eso lo que busco, mujercita.

Solté una pequeña carcajada luego de que Kirk apretara mis nalgas.

-Eres...

-Soy una maldita bestia que solo piensa en desnudarte, maldita.

-Pense me odiabas...

-Lo sigo haciendo, que no te quede en duda. Y mucho más que antes.

Iba a inquirir varías palabras pero la bestia me lo impidió al colocar sus labios sobre los míos en un beso totalmente demandante.

Le devolví el beso con la misma intensidad con la que él lo empezó.

Y justo cuando el beso estaba en su máximo esplendor, escuché el sonido del elevador.

La bestia dejo de besarme. Para colocar sus ojos hacia afuera del elevador. Donde varías personas miraban la escena con la boca abierta.

Mi hombre se tensó ante la mirada de todos ellos.

-Creo que nos han atrapado cariño.

Él a estas palabras no emitió juicio, porque se dedicó a deshacer mi agarre.

Coloque mis pies en el suelo e inmediatamente me baje el vestido el cuál se encontraba por encima de mi abdomen.

Kirk rodó sus ojos para después agacharse a tomar las bolsas que se me habían caído. Para después disponerse a caminar hacia la salida del elevador.

Caminé para salir de la caja mecánica, y cuando me encontré al lado de Kirk, él extendió una de sus manos hacia mí.

-Vamos. -susurró para después entrelazar nuestras manos.

Empecé a caminar tomada de la mano de la bestia, y esto pareció sorprender a los empleados de mi esposo.

Cuando kirk paso junto al escritorio de su secretaria, la mujer se coloco sobre sus pies.

-Señor... tiene una juntas con los directivos de la fábrica de los paneles solares, en cinco minutos.

Mi hombre colocó sus iris en la secretaría, y ella al ver toda la atención de mi hombre en ella desvío sus ojos.

-Estare allí. -contesto para luego seguir caminando, pero a mitad de camino detuvo su andar nuevamente. -Coloco una silla extra en el salón de conferencias, para mi esposa.

La mujer asintió sin mirarlo.

Y nos retomamos nuestro camino hacia la oficina de mi bestia.

-Me tienes sorprendida, Kirk.

-No deberias sorprenderte, mujercita, no después de todos los trucos que has hecho para que cayera a tus malditos pies.

-Oh, bebé. Todavía te falta mucho camino por recorrer.

Él rodó sus ojo para después abrir la puerta de su oficina. La bestia me dejo pasar primero.

Escaneé la habitación de manera rápida.

-¿A que viniste?

Gire sobre mis pies.

-Según lo que dijo Mail, vengo hacerte perder el control.

La bestia enarcó una de sus cejas, para después recorrerme con sus iris.

-¿Hacerme perder el control?

-Sí... -respondí tratando de que mi voz saliera lo más suave posible. -¿Lo he logrado?

-No... porque para que yo pierda el control se necesita un factor bastante determinante.

-¿Cuál es ese factor?

Kirk camino hacia su escritorio, donde dejo la bolsa que compré.

-¿Quieres saber la forma en que puedes hacerme perder el control?

-Sí. -susurré con un hilo de voz.

Kirk se acercó a mí, a paso lento.

Y eso logró que me sintiera como sí él fuera un león asechando a su presa.

-La clave para hacerme perder mi maldita control es viéndote desnuda, maldita mujer.

Tras esa confesión le brinde una gran sonrisa.

-¿De verdad?

-Eres un maldita bruja porque no puedo dejar de pensar en tí desnuda... ¿Qué fue lo que me hiciste?

-Una bruja no revela sus secretos... pero lo que sí puede hacer es seguir tentado, bestia maldita.

Los ojos de mi hombre se oscurecieron en cuanto empecé a retirarme el vestido.

-Maldita loca, como se te ocurre salir de casa sin bragas...

-No vi necesario colocarme bragas, bestia.

Tras retirarme el vestido lo deje caer al suelo.

-¿No que verme desnuda te descontrola? Ven a demostrarmelo.

Kirk trago saliva, para después acercarse a pasos agigantados hacia mí.

-Eres una maldita embaucadores... sin duda alguna mereces arder en el mismísimo infierno.

-Quiero arder, pero en tus brazos bestia.

Esas palabras lograron motivar a la bestia, porque apresuró sus pasos hasta estar al frente de mí.

-Eres un maldito pecado andante, mujercita.

-Se que lo soy, pero tú estás deseoso de cogerte a este pecado andante bestia.

-Cogerte no será suficiente para saciar ese maldito deseo que tengo de tí, bruja del demonio.

La bestia abrazo mi cintura con una de sus manos, y con la otra la guío a mi trasero.

-Te daré la mejor follada de tu vida.

Tras esa declaración Kirk, empezó a repartir besos en mi cuello. Lo cual me hizo jadear inmediatamente.

Se que no debí meterme a la cueva del lobo, pero me encanta llevar la contraria.

Poco después él me dió hacia un sofá, donde me dejo caer con suavidad.

-Necesito sentirte, bestia.

-No soy de obedecer, pero no se que diablos me sucede contigo, mujer del diablo.

Tras esas palabras él se agachó sobre sus pies.

-¿Qué harás?

-Beberme de tí lo prohibido pequeña.

Tras esas palabras me abrió la piernas, y tras acaricar mi centro coloco su cabeza entre estas.

Él no ira a...

Antes de que pudiera pensarlo la bestia empezó a comerme el coño. Como si fuera un manjar.

Cerré mis ojos, tras sentir una oleada de placer invadir mi cuerpo y fue imposible no gemir levemente.

Me encanta, y por nada del mundo dejaré de disfrutar lo que mi bestia me puede dar.

Extendí mi mano hacia el cabello de mi hombre y tire levemente de él para acercarlo más a mí.




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