Itzel.
Un nuevo día, es una nueva oportunidad para hacer rabiar a la bestia.
Extendí mi mano hacia el pecho desnudo de mi bestia, y cuando mi tacto hizo contacto con su piel sentí una especie de corriente eléctrica recorrer su mano, hasta mis pies.
-¿No tuviste suficiente con los tres round que tuvimos?
La bestia abrió sus ojos y giro su cuerpo hacia mí.
-Contigo nunca es suficiente. -Kirk se atrevió a sonreír.
-Eres una adicta al sexo, mujecita.
Mi esposo extendió una de sus manos y la dirigió hacia mi cabello.
-¿Adicta yo...? Más bien el adicto eres tú porque si mal no recuerdo me castigaste por algo que no hice.
-¿Te parece poco andar sin bragas, y agacharte ante la mirada de todos esos buitres carroñeros?
-Lo hice inconscientemente.
-Claro... y yo te folle duro inconscientemente.
En esta ocasión fue mi oportunidad de reir.
-¿Estás celoso, esposo?
Kirk apartó sus ojos de los míos.
-¿Estás celoso...?
-Si siguen molestando no te permitiré salir, así que no vuelvas a mencionar que estoy celoso.
-Oh, vamos cariño.... Admite que me estas haciendo un hueco en tu corazón.
Deslice mis mano por su pecho, y ante esto mi marido suspiro.
-No admire tal cosa. Así que quédate esperando, mujecita.
Volví a deslizar mi mano por su pecho y no me detuve hasta tener su amigo entre mis manos.
-Mujercita, no juegues con fuego.
-Es momento de que me lleve a la boca tu súper amigo cariño.
La bestia me brindo una mirada totalmente oscura.
-¿Sabes hacerlo?
-No, pero haré mi mayor intentó.
Luego de esas palabras empecé a masajear de arriba hacia abajo el miembro de mi hombre.
-Si lo haces bien, te recompensare.
-¿Ah, sí?
-Sí.
Esa promesa logró motivarme a hacerlo lo mejor que pueda.
Me acomode en la cama, y sin pensarlo leve mis labios a la punta de su miembro, donde le di varias lamidas.
-Lo que logres hacer tendrás que tragartelo, mujercita.
-¿Dudas de que no pueda beberme tu rica y fortificada leche?
La bestia enarcó una ceja.
Y antes de que pudiera decir algo más introduje su miembro en mi boca, y empecé a lamer su gordo pene una y otra vez.
Kirk no espero y empezó a hacer movimientos para follarme la boca.
Con esos movimientos el miembro de mi esposo golpeó mi garganta.
-Para ser una novatada lo estas haciendo muy bien, mujercita. -tras esas palabras los movimientos de la bestia cesaron.
Volví a lamer el miembro de mi hombre con deleite.
Y varias gemidos salieron de la boca de Kirk.
En este momento me siento poderosa, imparable, una total experta en el arte mamario.
Me lo lleve al fondo de la garganta, y sentí una arcada, pero aún así no me detuve.
No me detendré hasta sacarle su fortificada y nutritiva leche.
Lamí con deleite su pene pero no solo me centre en eso, si no que también acaricié las bolas de mi hombre.
Los jadeos no se hicieron esperar, e inundaron la habitación por completo.
Una buena mamada, es igual a tener un hombre totalmente complacido. Y dispuesto a colocar el mundo a tus pies.
Le di una última mamada a Kirk, y un segundo después sentí su leche fortificada en mi boca.
La bestia se retorció en la cama mientras se vaciaba en mi boca.
Y yo no dude en tragarme todo lo que él me está dando.
En cuanto todo acabo lamí la punta del miembro de mi hombre. Para después colocar mis ojos en Kirk.
-¿Qué tal lo hice?
-Para ser una novata me diste a entender que eres una experta en los orales.
Sonreí, para después acercarme a su rostro.
-Todo sea para complacer a mi bestia.
Acerqué mis labios a los de él, y nos fundimos en un beso candente, cargado de necesidad.
La bestia me atrajo hacia él y me colocó en su cintura.
Abrace con fuerza a mi hombre y guie mis manos hacia su cabeza.
-Eres una maldita adición, mujercita.
-¿Ah, sí...? -pregunte mientras me movía en círculos sobre su cintura.
-Sí. -tras esa palabra los ojos de la bestia se oscurecieron. -Eres el mismo diablo, vestida de mujer.
-Tienes toda la razón, bestia. Y lo que más me gusta es que te tengo entre mis manos.
Sonríe con malicia y tras hacerlo Kirk abrazó con fuerza mi cintura.
Pero justo antes de que él pudiera entrar su miembro en la cueva del gozo, escuchamos varios toques en la puerta.
Hice una mueca de disgusto antes de bajarme de su cintura.
-¡¿Quién osa perturbar mi mañanero?!
Kirk sonrió. Y yo me encargué de lanzarle una mirada fulminante.
-Creo que las cochinadas que pensaba hacerte tendrán que quedarse para después.
-Kirk... necesitamos hablar. -la voz del pecador se escucho a través de la puerta y yo no dude en bufar.
-Firmaste tu sentencia de muerte, Mail Salvatierra.
-¡Callate Bella...! Kirk, te espero en la sala... ¡Y pobre de tí si tardas...!
-Te voy a matar.
-Deja tus instintos asesinos, Bella.
Solté un sonoro bufido cuando Kirk se colocó sobre sus pies.
Y eso no dudo en colocarme de malhumor porque entendí que mi polvo mañanero se arruinó por culpa del pecador.
-Kirk, ¿Me dejarás con deseo? -pregunte tratando de que mi voz saliera suplicante.
La bestia sonrió para luego negar.
-Bañémonos juntos. -inquirió mi hombre para luego extender una de sus manos hacia mí. -Eso es lo único que puedo ofrecerte, por el momento.
-Sí eso es lo que puedes ofrecerme, tendré que tomar la oferta. Porque declinarla no está entre mis planes.
Tomé la mano de Kirk entre las mías, me coloque sobre mis pies y empecé arrastrar a Kirk hacia la bañera.
-Estoy al pensar que me quieres solo por el sexo que puedo ofrecerte.
-No solo es el buen sexo, bestia. Es tu inmensa cuenta de banco y los lujos que puedes darme.
Mi esposo se tensó y detuvo su andar.