Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Capítulo 22: Deseos.

Itzel.

Dos meses después.

Dos meses ha transcurrido desde que me casé con Kirk.

Dos meses desde que he tendido los mejores momentos de mi vida… y también tengo que agregar los peores.

—Bella.

Alcé mis ojos para colocarlos en Mail.

—Mail.

—Esa maldita monja de mierda, pagará con creces lo que me ha hecho.

Enarque una de mis ceja.

—¿Qué te hizo?

El pecador se acercó a la barra de licor, donde tomó una botella y sin dudar se la llevó a sus labios.

—Esa maldita, me dejo impotente. Después de que la besé, no puedo tocar a otra mujer. -Mail se llevo la botella a sus labios y le dió un gran sorbo. —Estoy sobreviviendo a base del maldito sexo oral, porque no puedo yacer con una mujer.

Retuve la risa que me causo escuchar esas palabras.

—¿Entonces qué harás?

—Haré que ella misma se encargué del problema, la voy a convertir en una puta.

—Estas cometiendo pecado.

—Que más da otro pecado cuando tengo una lista bastante extensa de ellos.

Negué.

—Deberias alejarte de ella, y buscar otra solución para tu problema.

—Bella, ¿qué parte de que no se me para no entendiste? -hice una mueca. —Mi miembro solo reacciona cuando la imagen de esa maldita inunda mi cabeza. No se que clase de de hechizó me hecho esa maldita.

—Quizas el hechizo en el que te encuentras se llama amor.

La bestia soltó una sonora carcajada, para después llevarse la botella a los labios.

—No creo en cuanto de adas Bella.

—No crees en cuentos de adas pero lamento decirte que al final se la jornada terminaras cayendo a los pies de esa mujer. Porque perderás la cabeza por esa mujer.

El pecador negó.

—Me niego a terminar como la bestia…

—No metas a mi hombre en esto, Mail. -brame para después lanzarle uno de los cojines del sofá.

—Hablando de tu macho, ¿Sabés lo que le sucede? Porque desde algunas semanas hacia acá lo he notado totalmente extraño.

—Por lo que le pude sacar alguien logró plagiar los diseños de los paneles solares que la empresa estaba diseñando.

—Esto me huela a Carter…

—A mí también pero lastimosamente no tenemos pruebas de que él lo hizo.

—Bella, me enteré que llevas dos semanas en la universidad.

—¿Cómo es que te enteras de todo?

—Tengo ojos y oídos en está casa.

Mail le dió un largo trago a la botella y cuando estuvo a punto de hablar la bestia ingreso a la estancia.

—Mail, ¿Qué haces tomándote mi licor?

—Alguien debe de tomarse el alcohol en está casa, ¿no crees?

Kirk se acercó a él y le arrebató la botella.

—Si quieres embriagarte vete a una maldito bar pero deja mi alcohol en paz.

Mail le dió una mala mirada.

—Bella, deberías darle la cueva del disfrute a Kirk porque su mal humor está volviendo.

—Vete de mi casa.

—Esta también es mi casa.

Kirk negó.

—Mail, no estoy para lidiar contigo, así que has lo que te digo de una vez por todas.

El pecador enarcó una ceja para después lanzarme una mirada.

—Kirk.

Me coloque sobre mis pies y me acerqué a él.

—¿Qué quieres?

En esta ocasión fue mi turno de enarcar una ceja.

—¿Qué te pasa?

—No te importa lo que me suceda, mujecita.

Extendí una de mis manos para tocarlo, pero antes de que mi toque llegara a su pecho la bestia se retiró.

Kirk coloco sus ojos en el pecador. Y no dudo en despotricar veneno. —Te quiero fuera de mi casa, Mail.… -la bestia después de inquirir esas palabras coloco sus ojos en mí. —Y a tú, no me molestes si no quieres que te deje donde mi madre te encontró…

—¿Qué rayos te sucede…?

—Lo que sucede es que estoy artó de tí, mujecita… estoy hasta la coronilla de tener que aguantarte. Maldigo el día en que entraste por esa puerta.

Mis ojos se cristalizaron de inmediato, y me fue imposible contener mis lagrimas.

—Kirk, ¿Qué pasa?

—No tengo porque darte explicaciones. No eres nadie para pedirlas.

—Soy tu esposa…

—Claro… una que claramente no pedí.

Luego de verbalizar esas palabras Kirk se marchó con bastante prisa, dejándome bastante afectada.

—Bella… ¿Por qué no aceptaste el premio que ganaste en el concurso de arte?

—El premio es una beca completa para estudiar lejos de casa…

—No quieres dejar a tu bestia, ¿Verdad…? -asentí. —Se que después de que él diera su brazo a torcer hace dos meses, todo fue mágico entre ustedes, pero al parecer solo fue un poco de diversión para él, Bella. Así que yo que tú, ponía fin a todo esto porque si te quedás aquí vivirás humillada al lado de él… Itzel, acepta esa beca. Dejá de pensar en la bestia para pensar en tí por un segundo.

¿Como puedo dejar de pensar en si nuestras noches de pasión dieron un gran resultado?

Sí, estoy embarazada de un descendiente para mi bestia.

—No puedo, Mail. No puedo alejarme de él.

—¿Te enamoraste de él?

Respondí sin titubear. —Sí, estoy enamorada de Kirk. Amo a la bestia.

Esas palabras lograron que Mail abriera sus ojos como platos.

—¡NO, TÚ NO PUEDES AMARME…! -ese gritó logró que mi cuerpo temblará. —Una mujer como tú no puede amarme… Me niego a aceptar tu amor.

—Kirk.

—No te amo y nunca te amaré… -esas palabras lograron destrozarme el corazón. Pero aún siendo cuanto me afectó él siguió despotricando palabras dolorosos. —Solo te utilicé, maldita. Decidí probar lo que podías darme, y claramente me harté de una mujer tan simple como tú… una vez satisfecho lo único que me queda por hacer es levantarme de la mesa e irme. Tal y como deberías hacer tú…

Por más que luche por contener las lagrimas estás salieron de mis ojos sin control.

—Kirk.

—Caíste en mi trapa, caíste como la ingenua que eres, mujecita. Después de todo logré demostrar que tú aún con toda la fuerza que decías tener no pudiste resistirte a un buen trató o una buena cogida. Sin duda alguna eres la mujer más tonta con la que he estado.




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