Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Capítulo 23: Renuncio.

Itzel.

Las lagrimas bañaron mi rostro en cuanto el auto salió de la cochera de la que creía que iba a a ser mi mansión.

—Itzel.

—No quería dejarlo, Pablo.

—Se que dejarlo no está entre tus planes pero tienes que hacerlo por tu bien.

—Le quiero. -solloce. —Le quiero como nunca había querido a nadie.

Pablo ante estas palabras hizo silencio.

Y yo me permití llorar sin control.

Coloque mi mano en mi vientre y fue imposible no pensar en un futuro sin mi bestia maldita.

—Desde ahora solo seremos tú y yo, Kael.

El resto del viaje fue bastante amargo porque mientras más me alejaba de Kirk, más sentía su ausencia.

Pensé que al final de cuentas sería feliz, pero cuan equivocada estuve porque he vuelto al punto de retorno.

Volví a quedarme sola, en un callejón sin salida.

Volví a ser lo que no quería.

—Tienes que ser fuerte, Itzel. Tienes que luchar por Kael y por tí. -me dije a mi misma tratando de darme aliento. —No permitas que el dolor opaque tu felicidad.

Tras esas palabras me permití cerrar mis ojos y colocar mi cabeza de el respaldo del asiento. E inmediatamente a mi mente llegaron a recuerdo parte de las escenas más relevantes que viví con la bestia.

Abrace mi vientre cuando el dolor se cernió sobre mí. Y tras dar un último sollozo me permití empezar a caer en las garras de morfeo.

Deseo que sea un sueño, deseo con todo mi corazón que cuando despierte Kirk me abrace y me diga que todo fue una pesadilla.

Anhelo con todo el corazón que la bestia me abrace con sus fuertes brazos y que el calor de su cuerpo envuelva el mío.

—Te quiero Kirk. -murmuré.

—Bella, Bella… -entre abrí mis ojos y lo primero que observé fue a Mail mirarme fijamente.

—No es un sueño, ¿Verdad?

El pecador negó y mis ojos se cristalizaron posteriormente.

—Bella, es ahora de que vivas por tí misma… sin esperar nada a cambio de los demás.

—Mail.

—Hable con la persona que organizo el concurso que ganaste, y le informé que estas dispuesta aceptar tu premio.

Agaché mi cabeza y me fue imposible no derramar lágrimas.

—Tambien hable con Kristen.

—¿Qué te dijo?

—No está muy contenta que digamos pero mañana vendrá a primera hora hablar contigo.

Recargué mi espalda sobre el sofá y Mail se sentó al lado mío para consolarme.

—Se que ninguna de las palabras que te diga en este momento pueden borrar todo el dolor que sientes Bella.

—No soy Bella, Mail. Soy Itzel.

—Para mí siempre seras la Bella que logró que ka bestia mostrará un poco de humanidad después de que el corazón de él se ensombrecierá.

Hice un intento de sonrisa, pero me salió más bien como una mueca.

—Gracias por permitir quedarme en tu casa, Mail.

—A pesar de nuestro inicio, he de admitir que pase mis mejores momentos a tu lado Bella, así que puedes contar conmigo para lo que necesites. Estaré siempre para tí…

—Ya que me tienes tanta devoción… me puedes dar un poco de agua ¿Por favor?

—No se diga más mi reina. -Mail me brindo una gran sonrisa, para después colocarse sobre sus pies. —Ire a por su encomienda, reina de mi corazón.

El pecador se marchó on cierta rapidez, dejandome a solas.

Cerré mis ojos y coloque una de mis manos sobre mi vientre.

—Te prometo que todo será diferente, hijo.

—Después que te marches, vendrán grandes bendiciones para ti, Bella. -abri mis ojos, y mis iris se colocaron en una mujer, la cuál se encontraba al frente de mí, mirándome con una gran sonrisa en sus labios. —No temes Bella, porque él desde las sombras te va a proteger. Él nunca te dejará sola.

—¿Quién es usted?

—Dentro de algunos años volverás a tener todo lo que perdiste, y tu felicidad se mulplicara por diez.

La mujer estiro su mano hacia mi vientre.

—Él los unirá, Bella. Él será lo mejor de ustedes dos.

Fruncí mi entrecejo, y justamente cuando iba hablar Mail se coloco al frente de mí.

—Madre, por lo que veo conociste a Bella.

—Sí, hijo.

—Mail…

—Oh, aquí está el agua que me pediste. -le pecador extendió el vaso hacia mí, lo tomé entre mis manos. Y sin dudar me lo lleve a los labios.

Me tomé el contenido de un solo trago, y ante la mirada de estupefacción que me dio Mail, no me quedo más que sonrojarme.

—¿Puedes ir por más por favor?

—Eh, claro…

El pecador tomó el vaso entre sus manos para después girar sobre sus pies.

—Señora…

—Se que en este momento te sientes en el mismo punto en el que llegaste a la vida de Kirk, pero he decirte que estas equivocada porque tienes más de lo que piensas… tienes el corazón de la bestia.

—Sí él me quisiera no me hubiera alejado de su vida.

—Todo pasa por algo Bella.

—¡Pués que se joda el maldito destino…!

La mujer negó.

—Comportándote de esa forma solo lograrás hacer las cosas más complicadas.

—Gracias por sus palabras señora, pero no me sirvieron de nada.

—Quizás mañana cuando estes reunida con los que amas me des las gracias.

—Pongo en duda reunirme con ellos.

—Itzel, solo es cuestión de tiempo para que vuelvas a ver a todos los que amas.

Abrí mi boca, pero antes de que pudiera decir alguna palabra la mujer desapareció por arte de magia.

Qué raro ha sido esto.

Pero aún así, quiero creer que todo mejorará para mí.

Varías palabras salieron de mis labios mientras miraba un punto fijo en la casa. —Aunque ellos no quieran verme, haré todo lo posible por cumplir mi promesa de ser una gran artista. Prometo que desde ahora nadie, ni nada me hara sentir sola. Ahora más que nunca tengo que mantenerme fuerte. -posterior a esas palabras acaricié mi vientre con ternura. —Sere indestructible, por tí, por mí. Por nosotros, Kael.

Bella ya no existe. Porque Itzel vuelve a tomar el control de su vida y está vez será para siempre…




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