Itzel.
Varios meses después.
Decir que estoy a punto de reventar se queda muy corto para describirme en estos momentos.
Kael sin duda alguna será un muchacho sano y bien fuerte.
—Itzel, deberías ir a descansar. Recuerda que estás en tu último trimestre.
—Lo sé pero en mi defensa es Kael quién no permite que esté quieta ni un segundo… bien pienso que este niño me sacara canas verdes antes de llegar a los cuarenta y cinco.
Elsen soltó una gran carcajada.
—Si esta inquieto es porque no le has colocado la dosis diaria de la voz de su padre.
Deje de picar las fresas, para mirar a Elsen.
—Yo.
—No tienes que negarlo, porque no hay nada de malo en ello. Porque Kirk Salvatierra es el padre de tu pequeño. -ante la mención de Kirk el pequeño Kael, me dió una pequeña patadita.
Se ve que el será un traidor, que correrá a los brazos de su padre en cuanto pueda.
No me hagas eso Kael, porque te vas a enterar quién es tu madre.
—No se de que hablas. -dije para después retomar lo que estaba haciendo.
—Hare como que te creo, pero muy bien sabes de lo que habló Itzel.
Elsen se marchó de la cocina tras darne una mirada fulminante.
—Kael, ¿Por qué te empeñaste en hacerme quedar mal delante de Elsen? -hable regañando a mi bebé y él como es de esperar me dio otra patada. —Más te vale no salir con el genio d etu padre porque la vamos a liar, tú y yo.
Seguí cortando las fresas, y como es de esperar antes de verterlas en el bolw me lleve un par de estas a la boca.
—Si sigo comiendo como voy, terminaré como una bola, Kael. Así que controla tus antojos.
Mi rebelde bebé se movió en mi interior.
Sin duda alguna Kael será la copia idéntica a su padre.
—Me dejaste en descubierto con Elsen, sobre lo de escuchar la voz de tu padre… -acaricié mi vientre cuando Kael empezó a moverse como loco. —Deberia castigarte… pero como te amo con todo mi corazón no lo haré… pero, hay de tí si te mueves cuando Elsen mencioné lo de tu papá.
Después de llegar a un acuerdo con mi hijo, centre mi atención en las fresas que se encontraban en el bolw, tomé el chocolate previamente derretido, lo verti sobre las fresas y fue imposible no saborear mis labios ante semejante delicia.
—¡Kael, ves lo que me haces hacer…! Deja de hacer que tenga antojos de fresas bañadas de chocolate, porque en lo que va de semana he sucumbido ante el deseo cuatro veces… ¡Cuatro veces…! Después de que te saquen de mi cómoda panza, creo que me quedaré padeciendo de diabetes tipo dos, por tu culpa… aunque no puedo darte toda la culpa a tí mi pequeño ángel, porque yo debería colocarte un stop pero no puedo, no cuando me imagino tu carita triste.
Acaricie nuevamente mi vientre, y esto pareció motivar a mi pequeño bebé porque volvió a moverse.
—Eres un pequeño manipulador, y estoy segura que me tendrás en la palma de tus manos porque seré una madre totalmente babosada.
Tomé el bolw con las fresas y chocolate y empecé a caminar hacia la salida de la cocina.
En cuanto salí a la sala, me encontré con la mirada penetrante de Kristen. Quién se enteraba tejiendo.
—Itzel.
—No me culpes a mí, culpa a tu nieto.
Kristen negó. Para después continuar en lo que estaba haciendo.
—Kristen… -la madre de la bestia colocó sus ojos en mí. —¿Cómo está Kirk?
Ante la mención de Kirk, Kael empezó hacer fiesta dentro de mi vientre.
Ese bebé traidor ama a su padre.
—Bueno… mi hijo. Ya no es el mismo, desde que te marchaste.
Asentí para luego llevarme a la boca una fresa.
—¿Se casó con Ann?
Kristen enarcó una ceja, para después soltar una gran carcajada.
—Sí mi hijo comete esa locura yo misma lo desaparezco.
—Se que deseas que vuelva con él, pero bien sabes que eso no se va a poder así que déjalo ser feliz con la mujer que realmente ama.
Kristen negó.
—La mujer que realmente amas eres tú Itzel, así que no trates de meterme a ese… mujecita por los ojos porque no cambiaré de parecer por nada del mundo.
La madre de la bestia dió por terminada nuestra conversación tras darme una mirada cargada de advertencia.
Empecé a caminar, pero mis pasos fueron interrumpidos por el incesante sonido del teléfono de Kristen.
Espere a que ella respondiera, porque tenía la esperanza de que quién estuviera llamando sea la bestia.
—Kirk.
Kristen sonrió al verme parada como estatua, y no dudo en colocar el teléfono en altavoz.
—Madre, ¿Dónde diablos estás?
—Kirk Alexander Salvatierra, refrena tu lengua si no quieres que te lave la boca con cloro.
Tragué seco cuando escuché la voz de la bestia.
—Madre porque me dejas solo cuándo estoy a punto de irme hacia el otro mundo… ¡Me voy a morir y tú te vas de viaje a quien sabe dónde…!
¿Se va a… morir?
Mis ojos se cristalizaron luego de escuchar esas palabras.
—Kirk, una simples náuseas, mareos y ascos. No significa que te vas a morir.
—Entonces como explicas, las náuseas, los mareos y el maldito deseo incesante de comer fresas bañadas en chocolate.
Abrí mi boca en una perfecta o luego de escuchar esas palabras.
Coloque mis ojos en el bolw y fue imposible no sonreír.
Al parecer Kael comparte un fuerte vínculo con su padre.
Tras ese pensamiento acaricié mi vientre.
—Madre, ¡ponme asunto…!
—¿Qué quieres que te diga?
—El doctor dijo que podría ser el síndrome covade, o algo por el estilo. Dice que yo podría estar experimentando los síntomas de un embarazo… ¿puedes creer semejante locura?
Tanto Kristen como nos, nos miramos fijamente.
Estamos jodidas…
—¡Madre…!
—¿Qué pasá Kirk?
—Te extraño, por favor vuelve.
—En este momento no puedo regresar a la casa, pero en cuanto pueda ire contigo. -tras Kristen decir esas palabras la voz de Kirk de quebró.
—Te quiero mucho mamá.