Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Capítulo 27: Volverte a ver.

Itzel.

Tres años después.

Han trascurrido tres años desde aquella dolorosa despedida.

El dolor está presente en mí y estoy segura de que pasara mucho tiempo hasta que logré sanar por completo.

—Te extraño, Kirk.

Tras verbalizar esas palabras sentí una pequeñas manos rodearme la cintura.

—¿Quién será?

La risa de mi hijo inundo la habitación.

—Soy yo mami. -después de inquirir esas palabras Kael se colocó al frente de mí.

Me coloque a la altura de mi pequeño y lo abrace.

—Te amo mucho hijo.

—Yo también te amo mamá.

El desendiente de mi bestia me devolvió el abrazo con todas sus fuerzas.

Y así nos quedamos por unos cuantos minutos.

Kael es la más hermosa locura que pude cometer en ese entonces, pero no me arrepiento de ello. Y nunca lo haré.

—Mami, hoy conocí a un niña y a su papá…

No por favor…

No quiero que todavía llegué mi más temido momento.

—¿Dónde está mi papá, mami? Porque Maia dice que todos los niños tenemos un papá. ¿Dónde está mi el mío?

Me quede perpleja ante esta pregunta.

¿Qué le digo para no romperle el corazón?

¿Qué hago…?

Unos toques en la puerta lograron que me salvará de la pregunta por ahora.

—Pase.

—Kael, es hora de tu clase de dibujo.

Mi bebé asintió, y tras darme una fugaz mirada se marchó con bastante prisa.

Esto no acabará aquí. Porque él seguirá preguntando por él.

—Itzel, ¿qué te sucede?

—Elsen, Kael pregunto por su padre…

Elsen abrió sus ojos. Y dió varios pasos hacia mí —Debiste suponerlo, hija.

—Sí, pero no quería que fuera tan pronto.

—¿Llamas pronto a tres años y medio, Itzel?

Negué.

—¿Qué le voy a decir?

—La verdad.

Decirle la verdad a Kael implicaría decirle que su padre nunca contemplo na idea de tenerlo.

No, eso sería lastimar a mi hijo y no quiero eso.

Por nada del mundo lo lastimaré.

—Prefiero decirle que murió, que lastimarlo diciéndole la verdad.

—Itzel.

—No, Elsen. Itzel nada…

Me coloque sobre mis pies, caminé hacia mi tocador y una vez al frente de este coloque mis ojos en el espejo. Y el reflejo que vi me dió la fuerza que necesito para seguir hacia adelante.

—Ya no soy débil Elsen. Bien sabes que cambié desde el día en que sea maldita me hecho en cara que él nunca me amo, cambié por mi hijo, así que por mi hijo hare lo que sea para que no verlo sufrir, aunque eso se resuma a mentirle.

Elsen hizo una mueca.

—Solo dire que pienses muy bien lo que vas hacer, Itzel.

—Gracias por tu preocupación Elsen, pero no necesito advertencia de ninguna índole.

—Bien Mauro me dijo que eras bien cabeza dura, pero no le quise creer.

Sonreí.

—¿Dónde está mi amado Mauro, para darle una buenas nalgas?

—Según él, está trabajando en abrir su propia negocio.

—¿Esta vez abrirá un espectáculo de pingüinos, llamado las aventuras heladas de Luca, Pongo y Donald?

Elsen frunció su entrecejo. —¿Cómo sabes exactamente lo que él está pensando hacer?

—Facil, querida. Asegúrense siempre de no hablar de más frente a un niño, porque ellos no pueden retener ninguna información.

Teme un cepillo del tocador y empecé a peinar mi cabello.

Antes de que Elsen pudiera hablar, la puerta de mi habitación se abrió dejandome visualizar a Mauro, quién venía más blanco que el queso que le gusta a mi hijo.

—Mauro… -murmuré a penas con voz audible.

—Itzel, hace tiempo te dije que es imposible detener el destino y ahora lo he confirmado.

—¿Qué sucede? Por favor no me asustes de la forma en que lo estás haciendo.

Me levanté de la silla, para acercarme a él.

—Él, está aquí Itzel. -ante esa confesión me quedé totalmente helada. —Kirk Salvatierra está a tan solo un par de kilómetros de tí.

Mis ojos se cristalizaron.

No… él, ¡no…!

—Itzel…

—Me quiero ir de aquí, Mauro. Por favor prepara todo para partir lo más rápido que puedas.

—Si haces eso estarías incumpliendo las clausulas del contrato de este lugar te ofreció Itzel.

—Me importa una mierda esa maldito contrato, ¡porque yo me largo en este momento…!

—Itzel, solo quedan dos semanas para terminar tu labor aquí.

—En dos semanas él puede descubrir todo.

—¿Y eso que importa…? ¿O es que acaso se te olvidó que fue él quien te obligo prácticamente a marcharte de su lado? ¿O que envío a esa mujer a sacarte de la casa cuando Kristen lastimosamente falleció? Él es quien debería huir de tí, no tú de él, Itzel.

—Pero y sí…

Elsen se acercó a mí.

—Sí él se acerca a Kael será él quien tenga todas las de perder porque se dara cuanta de lo que lastimosamente perdió por hacerle alusión a su nombre.

Esas palabras lograron que entrará en razón.

—Yo no huiré despavorida por la presencia de él, porque no he hecho nada de lo que avergonzarme.

—¡Esa es la niña que conozco…! -exclamo Mauro.

—Ahora si me disculpan iré a impartirle clases a mis amados niños.

Tanto Elsen como Mauro asintieron.

Y yo con todo el optimismo posible empecé andar hacia la puerta de mi habitación.

De repente un pensamiento totalmente loco surcó mi cabeza.

¿Kirk Salvatierra me seguirá queriendo?

Negué e inmediatamente salí de la habitación con prisa.

De seguro ya se caso y tiene una guardería de niños montada en su casa.

Total, en tres años pueden pasar muchas cosas.

Cerré la puerta de mi habitación tras mi salida y empecé a caminar tratando de obviar los pensamientos negativos.

—Cálmate, Itzel. No pienses en la verga que todavía anhelas con locura. -me dije a mí misma. —No pienses en esas manos fuertes y calidas que recorrían tu cuerpo con deleito… No pienses en esa boca que te lleno tanto de placer, o en esos ojos que desnudaban tu alma con solo colocar sus pupilas en las mías.




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