Itzel.
Han trascurrido varios dias desde que me encontré a la bestia en el muelle, y desde ese entonces he estado huyendo de él.
Pero la cosa no ha salido como yo quiero porque él a pesar de mis constantes desplantes sigue buscando la forma de que estemos a solas.
—¡Mami, mami…!
Deje de organizar las pinturas que voy a utilizar para colocar mis iris en mi caramelito.
—¿Dime mi amor?
—¿Puedo ir a jugar con mi amiga a la nieve?
—Kael, sabes que…
—Te prometo que no me alejare de los otros niños, mami. -mi pequeño manipulador unió sus manos en una suplica.
Entrecerré mis ojos, y Kael imitó mi acción.
Por lo menos se que saco algo de mí.
—El hombre que cuidada a Maia nos cuidará mami.
Maia, ese nombre lo he escuchado antes.
Maia.
Ah, ya se de donde me suena ese nombre.
Maia es el nombre que la mujer del muelle le mencionó la bestia.
¿Sera que?
—¿Mami, puedo ir?
—¿Sabes que es de Maia el hombre que la cuida?
Kael, ladeo su cabeza. —Es su papá.
Tras esa confesión sentí un sofocante calor extenderse por todo mi cuerpo.
¿Kirk Salvatierra, engaño a esa mujer conmigo?
—Mami.
—Puedes ir, pero antes ve a que Elsen te coloque tu abrigo.
Mi niño asintío, me lanzó un beso y se apresuró a caminar con bastante rapidez hacia la salida del aula de pintura.
Mi mente no dejaba de darle vueltas a la situación, y fue tan abrumadora la sensación que sentí como las fuerzas abandonaban poco a poco mi cuerpo.
Antes de caer al suelo tomé asiento en mi silla.
No puede ser.
No quiero creer que él se atrevió ha engañarnos a todos.
Trague saliva y me lleve las manos a la cabeza.
—Si hiciste tal cosa te voy a matar Kirk Salvatierra. Arrancaré tu piel, y no descansaré hasta verte suplicar por el dolor. Seré quién te haga pagar todos tus pecados.
Tomé una bocanada de aire para después colocarme sobre mis pies.
—Me armaré de valor e investigaré todo. Porque no permitiré que pase un día más sin saber la verdad.
Guardé con bastante prisa los utensilios de pintura, para luego disponerme a salir del aula.
Por nada del mundo permitiré que la bestia siga burlándose de mí.
Eso si que no.
—¿A quién vas a matar?
Detuve mis pasos abruptamente luego de escuchar esas palabras.
—A tí, bestia.
El muy cínico se colocó al frente de mí, mientras sonreía.
—Suelo provocar esa reacción, cariño.
Ver la gran sonrisa que él mantenía en sus labios me revolvió el estómago a tal grado de querer vomitar sobre sus pies.
—¿Engañaste a esa mujer, conmigo? ¿O peor aún, con Ann?
—No se de que hablas…
—No te hagas el tonto, bestia. Porque bien sabes lo que te estoy queriendo decir.
Kirk dió varios pasos hacia mí.
—¿De que engaño estas hablando?
—Del que cometiste hace tres años. En que estabas pensando cuando aceptaste casarte conmigo sabiendo que tenía una hija de por lo menos cinco años con otra mujer.
—En primer lugar no acepté casarme contigo, mi madre y tú me obligaron a casarme. En segundo lugar, yo no tengo…
Antes de que él terminará fue interrumpido por una niña la cual si no me equivoco debe de ser Maia.
Gire mi cabeza hacia donde había provenido la voz, y tras mis irís ver a Kael caminando de la mano de ella, sentí un fuerte miedo de que Kirk descubriera la verdad.
Se que algún día tengo que confesarle la verdad pero este no es ni el momento ni la hora de hacerlo. Así que opte por escapar.
Antes de que Kirk centrará sus ojos nuevamente en mí me escabullí del lugar.
Pero no me aleje demasiado de ellos porque tengo bastante curiosidad por ver como se comporta Kirk con la presencia de mi caramelito.
—Maia, se puede saber que haces tomando la mano de ese niño.
La pequeña ladeo su cabeza y posteriormente colocó sus ojos en las manos unidas de ellos.
—Iremos a jugar en la nieve, y mamá dijo que tienes que vigilarnos.
La bestia soltó un sonoro suspiro.
Vean que bien, es muy bueno hacerlos pero le resulta cansado cuidar de ellos.
Muy bonito bestia. Muy bonito.
—No me has respondido la pregunta que te hice Maia.
—Él es mi amigo Kael, no tiene piojos, tiene buena salud y además es mi mejor amigo.
—Necesito más información Maia.
La niña rodo sus ojos.
Y tras eso la bestia se coloco a la altura de kael.
Mi caramelito coloco sus ojos en el gigante, y fue evidente el miedo que sintió.
Pobre de Kael.
—¿Tienes todas las vacunas al día? ¿Cuándo fue la última vez que te dio gripa? Quiénes son tus padres?
Antes de que Kael pudiera responder la niña empezó a caminar y arrastró a Kael con ella.
—¡Maia, no me dejes hablando solo…! -los niños tras esa exclamación apresuraron el paso. —¡MAIA…!
La bestia golpeo el suelo cuando vio que los niños se alejaban cada vez más de él y no le quedo de otra que correr detras de ellos.
Pobre de él, pero se lo merece.
(***)
Después de cerciorarme que Kael estaba en buenas manos, me marché hacia el salón donde impartiría mi clase de pintura.
Esperé pacientemente a que el salón se llenará y justamente cuando iba empezar la clase, Maia ingreso a la clase junto con Kael.
Mis nervios se dispararon al instante, al imaginar que Maia le pudiera contar a Kirk que Kael es mi hijo.
Después de tomarme dos botellas de agua y mentalizarme de que no sucederá nada, inicie la clase.
Me paseé por la estancia mientras los niños trabajaban en sus pinturas.
La satisfacción que sentí fue enorme al ver a todos los niños concentrados mientras le daban riendas sueltas a su creatividad.
Me acerqué hasta donde se encontraba mi caramelito, y mi sorpresa fue inmensa al ver la pintura que esta elaborando.
Me agaché a su altura, y Kael coloco sus ojos en mí.
—Esta quedando hermoso hijo.