Un descendiente para la bestia. [#5 De La Saga Heredero]

Capítulo 30: Mi musa.

Itzel.

¿¡Obligarme a mí a volver a esa casa…!? Nunca. Sin duda alguna no cumpliré los deseos de la bestia.

—¡Qué no…!

—Quieras o no volverás a nuestra casa, Itzel…

Le di una mirada fulminante y poco después tome una de las lámparas que descansaban en mi mesa de noche.

Estoy consciente de que si le rompo la lámpara a Kirk en la cabeza tendre que encargarme de los gastos, pero me llevare la satisfacción de haberte causado un poco de dolor a esta bestia necia.

—Si me golpeas, ten por seguro que te saldrá muy caro.

Le di una mirada fulminante.

—Quiero que Kael y tú me acompañen a cenar.

—Puedes ir con tu hijo, pero no crees que yo estaré presente.

La bestia entrecerró sus ojos y sin temer lo que yo pudiera hacerle dio varios pasos hacia mí.

—Si piensas que te dejaré el camino libre para que estes con ese tal Moisés estás muy equivocada.

Enarque una ceja.

¿Quién se cree que es él para decidir con quién salgo o dejo de salir?

—Tú no eres nadie para decidir sobre mi vida.

El muy cínico sonrió.

—Por lo visto no te has enterado de que todavía estas atada ante mi ante la ley, esposita.

Esas palabras me dejaron totalmente helada.

¿Pero como? Si yo firme los papeles del divorcio.

—Estas mintiendo.

—No tengo porque mentir cariño.

¡No puede ser posible…!

—Asi que si quieres que no tome represarías contra ti te sugiero que no me desafies, esposa.

—Quiero el divorcio.

Kirk negó.

—No te daré el divorcio. Porque no permitiré que otro toque lo que es mío.

Bestia inmunda…

—¡Sal de mi habitación…!

El recorrió mi cuerpo, y poco después me brindo una mirada cargada de lascivia.

—Ya que eres mi esposa y como todo lo tuyo es mío desde esta noche dormiré contigo, mi amor.

¿Qué…? Esto es el colmo.

—Ni en tus mejores sueños bestia.

—Te conviene no llevarme la contraria, mujercita. Porque yo puedo utilizar todo el poder que tengo para doblegarte y llevarte a nuestra casa a la mala.

—Ya no soy la mujercita que se casó contigo hace tres años, así que no me amenaces porque te puede salir muy caro.

Kirk medio sonrió tras escuchar esas palabras.

—Se que tienes una carrera como pintora en ascenso, pero yo ya tengo una echa y con bastante perdonas a mi favor.

—¿De que hablas?

—Eres mi musa Itzel. La musa del famoso pintor sin rostro.

Abrí mi boca como una gran o.

No puede ser…

—Tú…

Ante mi conmoción Kirk se acercó más a mí, quedando frente a frente a mí.

—Eres mi musa, la dueña de todos mis pensamientos, la mujer de mi vida.

Trague en seco luego de escuchar esa confesión.

No puede ser cierto, no. ¡Y no…!

—Solo estas diciendo esas palabras para hacerme enojar Kirk.

—Piensa lo que quieras, pero ten presente que si me da por ganarte la custodia de nuestro hijo lo hare sin dudar, mujercita. -deje la lámpara en la mesa de noche, y forme mis manos puños. Estoy más que tentada a lanzarme sobre él arrancarle los ojos. — ¿Prefieres que me quede con la custodia de Kael o que lo criemos juntos, siendo una familia?

—Te odio.

—Del odio al amor soy hay un estrecho pasadizo, querida. -él sonrió. —Ya que entendiste lo que te conviene es mejor que vallas a por tu mejor ropa, porque tendremos una cena en familia, esposa.

Ardi en coraje luego de escuchar esas palabras.

La bestia inmunda me está sacando de mis casillas.

Y eso no es nada bueno.

—Largate de mi habitación. -dije mientras daba un par de pasos hacia él. —Bestia.

Los ojos de Kirk se oscurecieron tal y como lo hacían cuando lo tentaba.

Tragué en seco y me fue imposible apartar mis ojos de él.

Kirk se relamió los labios, y poco después se apresuró a tomar mi cintura entre sus manos.

¿Por qué diantres no puedo alejarme de él?

¿Por qué la bestia lográ hacer que desee que me tomé entre sus brazos y que haga lo que quiera conmigo?

¿Por qué soy tan débil ante él?

Kirk guío sus labios a mi oído y empezó hablar. —Me encanta que me digas bestia, mujercita.

Cerré mis ojos mientras disfrutaba de la agradaba sensación que mi cuerpo está experimentando.

Por más que quiera hacerme la fuerte, no podré resistir la tentación de tenerlo cerca de mí y no tocarlo.

No pensé que diría estas palabras tres años después pero aquí estoy lista para decirlas.

Amo a Kirk Salvatierra, con todo mi corazón, cuerpo y alma.”

Él es y siempre sera el gran amor de mi vida. Lo que necesito para ser inmensamente feliz.

—Te quiero mujercita. -inquirió él susurrado en mi oído.

Abrí mis ojos con desmesura. Y antes de que pudiera omitir mi respuesta la puerta de mi habitación fue abierta y Kael ingreso a la habitación.

—¡Mami, papi…!

—En esta ocasión te has salvado de mí pero ten por seguro que en la próxima haré que omitas la respuesta que yo quiero escuchar.

Kirk tras decir esas palabras me soltó.

—Papi, tía Elsen me dijo que tú y mami me pueden dar un hermano.

—En cuanto pueda te prometo que depositare en el vientre de tu madre un bebé.

Kael asintió en repetidas ocasiones.

Y yo por mi parte me mantuve ajena a la situación porque todavía no había podido recuperarme de las palabras que me dijo la bestia.

“—Te quiero mujercita.”

Son tantos los sentimientos que estoy sintiendo ajena a todo.

Hace tres años me hubiera muerto de alegría si hubiera escuchado esas palabras salir de los labios de Kirk… ahora tres años después no se como sentirme o que pensar.

—Papá quiero mostrarte todo lo que mami y yo hemos hecho para tí.

Kael tomó la mano de Kirk y empezó arrastrarlo hacia la puerta.

—Nos vemos en un rato, Itzel.

Escuchar esas palabras causo que sintiera una fuerte corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.